viernes, 27 de septiembre de 2013

La pesadilla eléctrica

La luz y el consumo eléctrico se han convertido en una auténtica pesadilla para la mayoría de las familias españolas. La luz subirá en octubre un 3,1 en octubre. Pero desde principio de año ha subido cuatro veces con una subida acumulada en lo que va de año de un 11 por ciento. Una subida desproporcionada que empobrece aún más a los más pobres. ¡Como para no preocuparse!

Los esfuerzos y promesas del ministro Soria se desvanecen día a día. Esta nueva subida, al producirse en el coste de la energía y no suponer un incremento de los peajes, no servirá para aliviar el déficit de tarifa, que en términos acumulados supera los 26.000 millones de euros y que este año será de entre 2.500 y 3.000 millones de euros, según anunció del propio ministro.

Estas subidas tienen su origen en el tipo de subasta que se realiza para fijar el coste de la energía dentro de la Tarifa del Último Recurso (TUR), que tiene un peso algo inferior al 50 por ciento sobre la fijación de la tarifa. Una subasta que contribuye a que suba la luz y con ello el margen de las empresas eléctricas.

El Gobierno tiene que eliminar el sistema actual de subasta eléctrica. Se trata de una "subastas trampa", cuyos resultados no son fiables y benefician siempre a los mismos.

La reforma del sector eléctrico que anunció el Gobierno es simplemente una batería de cesiones a las grandes empresas energéticas. Uno de los elementos fundamentales de la reforma debería haber sido el sistema de fijación de precios, que debería sustituirse por otro procedimiento. Los resultados los estamos viendo. En esta área, como en otros muchos, se está poniendo de manifiesto la falta de un proyecto claro y eficaz en materia energética.

Las promesas electorales del PP en esta materia se han quedado en agua de borrajas, pero quien a final paga son los ciudadanos de buena fe, y quien llena las alforjas son las empresas eléctricas con las que claramente se encuentra alineado el Gobierno del PP.


domingo, 22 de septiembre de 2013

Fuera de juego



El Papa Francisco nos ha vuelto a sorprender. La verdad es que lo ha hecho desde el primer momento. Y si a nosotros, los no creyentes, nos tiene perplejos, cómo no tendrá a todos aquellos que muchas tardes de los sábados, instados por el cardenal Rouco Varela, se iban al Paseo de la Castellana a manifestarse con toda su familia en contra de las políticas de igualdad de Zapatero. 

La curia española está despistada. Un Papa que declara que nunca ha sido de derechas. ¡Lo nunca visto! La curia de la Iglesia en nuestro país ha estado influenciada por la cultura de la dictadura. La inmensa mayoría de los sacerdotes españoles son de derechas. Así se manifiestan en las homilías, donde han sido muy beligerantes en temas como el aborto, el matrimonio gay o las relaciones prematrimoniales, siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal. O incluso, han llegado a pedir el voto para el PP en la celebración de la Eucaristía y a trabajar para hacer listas del PP. Eso bien lo sabe, porque lo ha hecho, el cura de Abades (Segovia), por citar solo un ejemplo. Y sobre beligerancia en el divorcio, el aborto o la homosexualidad, tenemos al obispo de Segovia, sin ir más lejos.

El actual Papa ha dado un paso más y ha recordado a sus pastores y seguidores que “no se puede hablar de la pobreza sin experimentarla”. No sabemos si él habla de la pobreza porque la ha experimentado, o bien porque ha vivido al lado de los pobres, lo que sí nos consta. Los que hemos tenido la desgracia de pasarlo mal en algún momento de nuestra vida, sabemos que gran parte de los pastores de la Iglesia, pero también de los políticos, están alejados de la vida real. Para comprender los problemas hay que estar en los temas. Y eso requiere una gran vocación de servicio público.

Muchos curas se han olvidado de su labor pastoral; de su función de apoyo a los más necesitados. No se encuentran cómodos entre ellos y prefieren alternar con la burguesía beata. Lo mismo se puede aplicar de muchos políticos, y con especial intensidad de los conservadores, más centrados en el mantenimiento de su estatus social  y de sus privilegios de clase, que en aproximarse a la gente más humilde.

La Iglesia siempre ha sido una institución muy influyente. Juan Pablo II hizo de ella el referente de muchos gobiernos de signo conservador y de instituciones religiosas de distinto signo de la sociedad civil. El proselitismo cristiano, para ganar presencia y poder, fue la seña de su mandato. Un poder que no tenía nada que ver con la doctrina del Evangelio, aunque fuese su referente testimonial, y que olvidó en todo momento a los más necesitados. En esa puesta en escena de su política mediática, desfilaron y se sacaron la foto gran parte de los jefes de gobierno conservador. Quién no recuerda la imagen de los Aznar en el Vaticano, en Madrid; o la de los Rajoy; o más recientemente la de la actual vicepresidenta del PP con su mantilla incluida.

El Papa argentino representa un halo de esperanza no solo para los más pobres, sino también por su visión aperturista de la Iglesia. Una institución obsoleta que no ha evolucionado al ritmo de la sociedad. Cuestiones como el celibato del clero, la discriminación de la mujer, la homosexualidad, o su cultura de trabajo pueden cambiar con este nuevo Obispo de Roma. Solo hace falta que el poder económico no obstruya la acción del nuevo Papa. Y que curas como el de Abades acaben entendiendo que el altar y el confesionario no son herramientas al servicio de los más poderosos y de la buena mesa. Para ello solo hace falta que sigan el ejemplo de Bergoglio en su labor pastoral en la Ciudad de la Plata. De lo contario, se quedarán “fuera de juego”, como han estado hasta el momento socialmente. Y, para ello, no hace falta que recomienden el voto a ningún partido político, y menos que hagan listas. 
 






domingo, 15 de septiembre de 2013

Varapalo a los pensionistas



El Gobierno del PP ha iniciado los trámites para modificar el régimen retributivo de las pensiones de la Seguridad Social. Ha anunciado que a partir de 2014 no revalorizará las pensiones con el IPC, y aplicará una subida máxima anual del 0,25 por ciento. Con la reforma que propone el PP, los 32.000 pensionistas segovianos hubieran perdido solo en este año 230 euros de media.

Fijar un 0,25 por ciento de incremento de las prestaciones significa una continua y progresiva pérdida de poder adquisitivo de las pensiones. Solo en 10 años, con una inflación media anual por encima del dos por ciento, los pensionistas perderán en términos reales el 20 por ciento del poder adquisitivo de sus pensiones.

Los pensionistas hasta ahora han hecho el papel de ‘colchón social’ para muchas  familias con dificultades económicas. Su contribución a la cohesión social en estos momentos de crisis es clave. Sin embargo, desde que Rajoy llegó al Gobierno la renta de los pensionistas se ha visto mermada por la subida de impuestos, el copago de los medicamentos, los recortes de la ley de Dependencia y la no revaloración de las pensiones. Solo por este concepto los pensionistas segovianos han perdido 420 euros de media el año pasado.

El PP prometió en la última campaña electoral a los pensionistas que subiría las pensiones, haciendo una campaña muy dura contra la reforma del sistema de pensiones que promovió el PSOE en 2011 para garantizar su sostenibilidad.  La propuesta del PP representa una auténtica “tomadura de pelo” y un “engaño” a los pensionistas actuales y futuros. Los pensionistas eran el último colectivo que el actual Gobierno le faltaba por tocar; y con esta propuesta lo hace y mucho, aunque con ella intente tapar sus miserias electorales. Conviene recordar que con el último Gobierno socialista las pensiones mínimas se revalorizaron en términos reales un 20 por ciento. 

Garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones a largo plazo y respetar el consenso conseguido desde hace 20 años en el Pacto de Toledo es fundamental. Difícilmente se puede garantizar el equilibrio entre ingreso y gastos en las pensiones contributivas cuando hay 900.000 afiliados menos a la Seguridad Social que cuando llegó el PP en 2011 al Gobierno. La Reforma Laboral ha hecho estragos. La bajada de salarios y el incremento del número de despidos han agravado el problema. Hoy es necesario para dar respuesta la problema de sostenibilidad de las pensiones incentivar el crecimiento y el empleo.

El Gobierno socialista ha dejado un Fondo de Reserva de 70.000 millones de euros. Es el momento de utilizar ese fondo para dar respuesta a las necesidades de la coyuntura cíclica de la economía. La reforma en vigor del actual sistema de pensiones aprobada por e Gobierno del PSOE en 2011, con el consenso de los agentes sociales y el consenso del Pacto de Toledo, es suficiente para garantizar al sostenibilidad del sistema de pensiones. En ella se contemplaba ya un factor de sostenibilidad con revisiones cada cinco años y la aplicación de las necesarias correcciones en función de la evolución de la esperanza de vida.

El recorte y la bajada de pensiones que propone el PP no son necesarios. Es un dislate que aplica tabla rasa y tratar a todos los pensionistas por igual con independencia de su retribución. Una reforma sin sentido cuando apenas ha entrado en vigor la diseñada en 2011. Una reforma que responde a un solo objetivo: ampliar los esquemas de cobertura privada de las contingencias de vejez. Un engaño más de los que ya nos tiene acostumbrado el Gobierno. Pero, sobre todo, un fuerte varapalo para los pensionistas presentes y futuros. También para los segovianos.      



domingo, 8 de septiembre de 2013

Decepción olímpica



No pudo ser. Y no fue por falta de ilusión, ganas y expectativas sobrevenidas. Se eligió a Tokio, la gran favorita. Pero la auténtica decepción ha sido no pasar a la fase final y caer eliminados frente a Estambul.

El fracasó se gestó cuando Madrid decidió presentarse de nuevo y no analizar bien las expectativas de la candidatura de Madrid 2020. Las últimas olimpiadas se han celebrado en Londres en 2012 (Europa) y las siguientes se celebrarán en Río de Janeiro (América del Sur). Los juegos olímpicos no solo constituyen una exaltación del deporte y sus valores, sino que contribuye a la cohesión de los pueblos y las diferentes civilizaciones. Las sedes olímpicas tienen que buscar el equilibrio entre continentes para evitar la desafección de pueblos y países. Era de cajón que ahora le tocaba a Asia o a Oriente Próximo, si bien la inestabilidad política de esta última área del mundo lo desaconsejaba.

Tras el fracaso del 2012 y 2016, Madrid decidió presentarse. En ambos caso no era discutible la bondad del proyecto; sin embargo, sus posibilidades eran mínimas. Por no decir que nulas.  En 2012 la cercanía de los juegos de Barcelona 92´ lo hacía imposible. Aunque a muchos les pese, Cataluña forma parte del Estado español, y en dos décadas sería un suicidio para el olimpismo celebrar unos juegos en el mismo país.  En 2016 y 2020 no le tocaba a Europa, y por tanto tampoco a Madrid. El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid debiera ser consciente de ello, y me imagino que lo serían. Si bien se trataba de vender humo y sobre todo buscar promoción política para los equipos del entonces alcalde Gallardón y ahora la Sra. Botella.

Durante estos últimos días hemos sido muchos los españoles de buena fe que nos hemos creído que la elección en Buenos Aires de Madrid estaba chupada. De eso se ha ocupado la propaganda institucional y los gobiernos de Madrid y de España, a parte de los medios de comunicación, suficientemente engrasados con el presupuesto del programa. Una vez más hemos podido comprobar cómo una propaganda institucional, fundamentada sobre planteamientos inconsistentes y mentiras, al final se transforma en frustración, que es lo que en este momento siente el pueblo español. Se ha jugado con nuestros sentimientos. Y eso antes o después se acaba pagando. Basta analizar la participación de la alcaldesa Botella y el Sr. Rajoy en la última rueda de prensa para sentir bochorno ajeno. En fin, no hay mal que por bien no venga y el cumplimiento de los objetivos de déficit público lo agradecerán.   

La cuestión es si Madrid debe volver a concurrir como candidata a las próximas olimpiadas a celebrar en 2024. En el marco del equilibrio intercontinental ya señalado, las mayores posibilidades las tiene Europa y Oriente Próximo, siempre que consideremos que en el continente africano no se dan las condiciones para celebrar unos juegos olímpicos. El 2024 puede ser la oportunidad para Madrid. En esta ocasión puede tener posibilidades. Pero en ningún caso sus opciones a los juegos olímpicos de 2012, 2016 y 2020 eran realistas. La decepción hay que dejarla reducida a sus justos términos.