jueves, 31 de diciembre de 2015

El tren de la vida



Un año más pasó. Fue el año de las elecciones generales, cuyo resultado mantiene aún una gobernabilidad incierta. Algunos lo despediremos corriendo una vez más la popular carrera “San Silvestre segoviana”. Una fiesta repleta de alegría y en la que el deporte hace de encuentro para disfrutar de la singular belleza de la ciudad de Segovia el día 31, a la vez que saludar a los múltiples amigos que participan y disfrutar del calor del recorrido con los vítores y aplausos de los segovianos que salen a las calles.

No ha sido un año fácil el 2015. En el “tren de la vida” cada año se suceden acontecimientos que aparecen y desaparecen de la agenda política lo largo del tiempo, al igual que las personas. Este año no ha sido diferente en ese aspecto. Comenzó el año con los atentados yihadistas de París. Todos gritamos al unísono J´aussi suis Charlie; nunca imaginábamos que la réplica se iba a producir en noviembre para gritar Nous avons tous à Paris. Un problema que hace más necesario que nunca la Alianza de las Civilizaciones para mirar al futuro. 

El comisario Draghi trajo una vez más la esperanza con su QE, fabricación masiva de billetes por parte del Banco Central Europeo (BCE) para compra bonos del Estado y Corporativos -60.000 millones de euros mensuales entre marzo de 2015 y septiembre 2016-. El viento de cola le soplaba una vez más a Rajoy, quien dio a partir de marzo su política un importante giro hacia posiciones de oportunismo electoral, tanto en política económica, como en justicia, infraestructuras e incluso un control aún más férreo de la radio televisión pública. Todo vale para permanecer en el poder. Los hechos del Gobierno lo ponen de manifiesto. 

La corrupción en 2015 ha formado parte de la seña de identidad del partido del Gobierno. A Rato se le acusó de cobrar comisiones. Trillo y Martínez Poujalte utilizaron su posición institucional en la mediación con el cobro de comisiones, bajo el paraguas de la compatibilidad parlamentaria. Después con el mismo negocio salió Gómez de la Serna. Y los que quedan por salir. 

La necesaria regeneración democrática del PP no ha sido obstáculo para que tanto en las elecciones municipales, autonómicas como generales haya sido el partido más votado en España. Bien es cierto que ha mermado considerablemente sus resultados, con la pérdida de importantes bastiones, pero siguen en el machito. En provincias como Segovia, a pesar de llevar una persona en lista denunciada por sus propios compañeros, han subido en votos con respecto a las autonómicas. ¡Ya bajará el souflé!

La situación económica ha mejorado tímidamente, como consecuencia de los vientos de cola de este último año, pero no ha impedido que los salarios caigan una media de un 7 por ciento, baje la población activa y el nivel de ocupados. El paro ha mejorado un poquito, pero se ha precarizado el empleo. Abundan los contratos temporales y a tiempo parcial. En definitiva, no se ha dado el impulso que a todos nos hubiese gustado. En materia social, un año más nos hemos encontrado con recortes y deterioro de los servicios sociales ya asistenciales.

Cataluña ha vuelto a ser el gran problema político del año. El esperpento catalán es el reflejo de la inconsistencia del conductor del proceso. Las elecciones generales lo han complicado aún más. Esperemos que impere el sentido común. Y el problema baje del tren.  

FELIZ AÑO NUEVO 2016.       


martes, 29 de diciembre de 2015

Ante el abismo



Nos encontramos en la primera fase del proceso de negociación para la investidura del presidente del Gobierno. Todos los partidos velan armas y algunos cuentan con una agenda oculta y una hoja de ruta que irán explicitando a medida que avance el proceso. E incluso se puede ir acomodando en función de las reacciones sociales. Hay que tener en cuenta que pueden transcurrir dos meses desde el primer pronunciamiento hasta que cristalice el proceso. La primera votación se celebrará previsiblemente en la tercera semana de enero con la propuesta del líder del PP.   

Todo indica que es posible ir a unas elecciones anticipadas, que en ningún caso contribuirán a clarificar el proceso, y que nos pueden situar ante el abismo. Los ciudadanos demandan una respuesta a sus problemas. El problema es cómo resolver la cuadratura del círculo. Difícil.

Pedro Sánchez afirmaba en el último Comité Federal del PSOE que “será un fracaso colectivo de la democracia si son necesarias nuevas elecciones generales por falta de entendimiento. Los españoles nos han pedido diálogo y acuerdo”, a la vez que recordaba que “era necesario anteponer los intereses de España en todo momento a los intereses de partido”.

La Resolución de la Comité Federal del PSOE pide que se explore cualquier solución desde la izquierda que mantenga la unidad de España. El PSOE votará en contra del PP y de Rajoy. Y ha definido su hoja de ruta en torno a ocho puntos que recogen el ideario del partido.

El PP está abogando por la “gran alianza”. Un Pacto con el PSOE y C’s. Un pacto al estilo alemán. La diferencia es que España no es Alemania y las heridas de gobierno del PP en la sociedad están muy presentes. La oferta del PP tiene como finalidad desgastar al PSOE ante la ciudadanía.

C’s se ha convertido en la muleta del PP. Las cartas venían marcadas desde el apoyo del IBEX-35. Su gran preocupación es la convocatoria de elecciones generales. Humo se vende una vez; no dos. Y pueden irrelevantes ante esa hipotética convocatoria.

Podemos hace puro teatro. Está cautivo de los independentistas catalanes. Su único objetivo es fumigar al PSOE. No son un partido de gobierno. La inconsistencia y la demagogia abundan. Tienen convicciones firmes para posiciones cambiantes. Su mejor reflejo, la Grecia de Tsipras.

Este es el aviso ante el que se encuentran los partidos representativos, pero en definitiva los ciudadanos. Cualquier solución ha de pasar por anteponer la estabilidad del país y los ciudadanos a la de los partidos y sus dirigentes. Algunos han empezado mal, muy mal. La negociación exige no descomponer la compostura nunca, y sobre todo secuenciar bien las actuaciones para converger en lo fundamental. ¡Suerte para España!     









sábado, 26 de diciembre de 2015

Bases de gobierno



Una vez celebradas las elecciones generales, tras su resultado, la gobernanza de nuestro país será compleja. Las fuerzas de los partidos de derecha e izquierda están prácticamente equilibradas, y la exigua mayoría de ambos bloques sólo es posible con partidos independentistas que aportarían más inestabilidad política aún.

El bloque de izquierdas cuenta, a su vez, con un alto componente de volatilidad e inconsistencia, Podemos. Un partido que no hace más de año y medio se definía como leninista, y que ahora se presenta ante la sociedad como socialdemócrata. Un partido que defiende el “derecho a decidir de Cataluña”, al margen de la soberanía del conjunto del Estado, tal y como señala la Constitución. Un partido cuyo único objetivo es eliminar al PSOE para convertirse en el referente de la oposición frente a la derecha. Un partido sin más ideario político que alcanzar el poder como sea, y que nació bajo el auspicio del poder mediático de la derecha.

Ante este panorama, la inmensa mayoría de los españoles desean un gobierno que permita trasladar estabilidad social, económica y territorial. Que evite tensiones y que no espante la inversión futura. Los grandes perdedores, si esto no se consigue, serán las clases más populares. Unas nuevas elecciones generales sólo servirían para polarizar la situación de ambos bloques y aumentar el conflicto territorial. Ya tendremos la ocasión de comprobarlo con encuestas de todo signo.

La derecha es imposible que sume los 15 escaños adicionales que ofrecen la antigua Convergencia, el PNV y Coalición Canaria. En especial, los ocho de Convergencia. Tendría que ocurrir un milagro para que los “independentistas” catalanes recompongan su situación en un tiempo limitado. O bien que el PP, cambie de posición y acepte el derecho a decidir. Sería más fácil este último escenario que el anterior, dado el fuerte arraigo al poder que manifiestan los conservadores. Pero chocarían frontalmente con sus posibles aliados de gobierno, C’s.

En la izquierda no corren mejores aires. La incoherencia del planteamiento de Podemos ante el problema de Cataluña les elimina de cualquier hipotético pacto. La socialdemocracia española no puede renunciar en ningún caso a la soberanía del pueblo español. Sería un suicidio político, pero también social por las consecuencias que esta decisión tendría en el reparto de la riqueza y la cohesión social y territorial. Los socialistas de verdad ni estamos locos, ni lo vamos a estar. A los de Podemos un montón de votos en Cataluña les es suficiente para renunciar a valores y quebrar la esencia de la izquierda; a los socialdemócratas de verdad, no.

Ante esta coyuntura sólo cabe negociar y buscar la mejor solución posible con sensatez. Para ello las líneas rojas están claras: garantizar la unidad de España, crear riqueza y preservar el Estado Social como instrumento de redistribución de la riqueza. Ante esta situación se requiere temple. Sobran los personalismos, aunque vengan de políticos con alta representación institucional y se requiere generosidad con los españoles.                        

Y sobran aquellos que desde la minoría quieren imponer al resto de los españoles nuevas condiciones estructurales para garantizar la convivencia. En cualquier opción de gobierno esos no pueden ser los nuevos  referentes de España ni en el Gobierno, ni en la oposición. Estaríamos en ese caso cavando nuestra tumba. 


viernes, 25 de diciembre de 2015

Malas artes



La mala praxis en el ejercicio de una actividad no es sólo patrimonio de la política, pero se manifiesta con gran intensidad en su acción. No han dejado de sorprenderme las últimas manifestaciones del secretario general de Podemos con el ánimo de encizañar al PSOE. Ha querido sembrar la duda sobre quién manda en los socialistas, para a su vez confundir a la ciudadanía y presentarse como el “caudillo” de la izquierda.

No es la primera vez que este señor utiliza las “malas artes” para persuadir a los votantes de la superioridad de su oferta política. En campaña escondió el derecho autodeterminación de Cataluña que propugnan. Y algún candidato suyo incluso lo negó en algún debate. En materia económica los números no cuadran, y ellos lo saben, pero toda su respuesta era, “tenemos memoria económica”, como si el papel pudiese aguantar todo. En materia social, en alguna ocasión uno de sus candidatos no ha tenido ningún inconveniente en sacar el programa del PSOE y presentarlo como suyo.  Estas son las credenciales de ese nuevo partido que, según ellos, no es de izquierdas ni de derechas. 

“Podemos es un partido político que se fundó como televisión, y luego la televisión fundó a Podemos”, como afirma Ignacio Torreblanca en su libro Asaltar los Cielos. Luego vendría el apoyo incondicional de Atresmedia en La Sexta, como palanca clave para dividir la izquierda. Los que en su momento nos atrevimos a opinar sobre esta estrategia de poder mediático en la que visualizábamos la mano del PP, fuimos insultados en antena por el “gurú” de la tribu. Lo cierto es que los resultados están ahí. Si los socialistas no gobiernan España durante los próximos caños será por el apoyo tácito de este nuevo partido oportunista del poder que quiere enterrar como sea a la socialdemocracia española e imponernos un Syriza al estilo griego. Sin ideario político, pero con mucha palabrería hueca. 

Las malas artes también se han puesto de manifiesto en algún pseudo medio de comunicación sin escrúpulos de mi tierra; al menos así lo he vivido yo. El afán por llevarse bien con el partido afín que alimenta los ingresos de su cuenta de explotación los ha llevado a algún titular esperpéntico, incluso después desmentido y descalificado por el propio partido al que protegían. La miseria ha ido más allá cuando han ocultado la actividad y propuestas de la competencia del partido a quien protegen. E incluso han puesto de manifiesto un periodismo de baja calidad en la búsqueda servil de sus intereses que les aleja día a día de la ciudadanía y les acerca al ostracismo.

Las malas artes también se han puesto de manifiesto en alguna candidata que no ha tenido inconveniente en distorsionar una vez más la realidad y mentir en cuestiones personales. Pero un trabajo es un trabajo, debe pensar alguna, y para eso vale todo. Hasta la mentira y los golpes bajos.



martes, 22 de diciembre de 2015

Ejercicio del poder



Si por algo se han caracterizado los gobiernos de Aznar y Rajoy en la España democrática frente a los gobiernos socialdemócratas ha sido porque han ejercido “poder”. En su acción de gobierno no se han andado con chiquitas; han ido al control y dominio de aquellas estructuras y acciones que les interesaban. Sólo así su capacidad de influencia era precisa y certera.

Los gobiernos socialistas han sido, por el contrario, más ‘timoratos’. Han centrado su acción de gobierno prioritariamente en la gestión de lo público, pero sin ánimo de dominio y control. La Administración ha sido su plataforma de trabajo y la tecnoestructura de la Función pública, su sala de máquinas. Los resultados han sido notables, sobre todo en materia de bienestar social y vertebración territorial.

Los populares siempre nos han sorprendido con su agenda tácita. Sus mayorías absolutas han sido sus principales enemigas de cara a la aceptación popular. En esta última legislatura hemos podido comprobar cómo una de sus principales acciones políticas fue dirigida al control de la radio televisión pública, pero también al control indirecto de otros medios de comunicación; la regulación ha llevado, en muchos casos, un marchamo de clase abocada a la defensa de sus grupos de interés, y también de los resortes que les permitiese mandar  en las cuestiones que les interesa.

El PP aplica en el gobierno el viejo estilo de muchos alcaldes con cultura caciquil en el medio rural: mandar y controlar todo como principio esencial de actuación. La gestión de los servicios y de la Administración es un tema secundario. Bajo este axioma los ciudadanos ocupan un papel secundario, centrando su actuación en lo que interesa al partido y sobre todo a sus dirigentes.

En esta última etapa de gobierno el PP ha ejercido el poder de manera plena desde el minuto cero. Su objetivo era dividir a la izquierda, y lo han conseguido. Los resultados de este último domingo así lo ponen de manifiesto. Pero es cierto que también la estabilidad que proporciona el bipartidismo se ha volatilizado en parte. Y a su vez el Ibex-35 les ha roto su estrategia con la aparición de un grano en la derecha. Y es que no es fácil cubrir todos los flancos que exige la acción de poder. Esperemos que el sistema se estabilice lo antes posible por el bien de la ciudadanía, y la cultura de “poder” se sustituya por la cultura de “gestión”.