sábado, 20 de octubre de 2012

Escondiendo la cabeza

Si hay alguna responsabilidad política en la gestión de Segovia 21 esa es la del presidente del Partido Popular y actual presidente de la Diputación de Segovia, aunque ahora intente esconder la cabeza del problema y presentarse como salvador ante la opinión pública con el apoyo mediático de sus amigos. El proyecto societario de Segovia 21 nació con el apoyo e impulso del PP de Segovia en el año 2002, cuando ya era presidente Francisco Vázquez, bajo la tutela de dos gurús del PP al frente de dos importantes instituciones, la Diputación provincial, con Atilano Soto como presidente, y la Cámara de Comercio, con Jesús Postigo como presidente en ese momento y actual portavoz del PP en el Ayuntamiento de Segovia. Una sociedad constituida con una aportación de más de un millón de metros cuadrados de monte público protegido de alto valor paisajístico y natural de todos los segovianos, que ahora está en peligro de perdida y que depende del apoyo financiero de Bankia.

A esta situación nunca ha sido ajeno el PP, y menos su presidente actual, por mucho que nos quieran hacer ver lo contrario. Y más cuando una amplia mayoría de consejeros de la sociedad han sido destacados miembros del PP, cuyo presidente del Consejo era a su vez presidente de la Diputación durante estos años, lo que no le impedía rendir pleitesía y dirigirse al presidente de su partido como “mi presidente” en actos institucionales en la Diputación y hacer manifestaciones inquebrantables de lealtad.

Con una deuda de 20 millones de euros a esta fecha, unas deudas exigibles a corto plazo de 8 millones de euros, un activo disponible difuso y no concretado y una actividad societaria fundamentada en el sector inmobiliario y en el golf hacen presagiar un futuro poco halagüeño para Segovia 21, más cuando nos encontramos en un momento de clara depresión económica y con un valor patrimonial del suelo fuertemente a la baja. Podría terminar muy pronto en un concurso de acreedores, que no deseamos. Los perdedores en ese caso serían todos los segovianos.

Desde el 2002 hasta ahora se han cometido importante errores. El principal ha sido la asunción por la Diputación del desarrollo de un proyecto empresarial que no era su función y para el que no estaban preparados, y además con una práctica oscurantista, relegando el control político al ostracismo, como he tenido oportunidad de denunciar en múltiples ocasiones. Han carecido de un plan de negocio realista y han fundamentado su acción en el amiguismo y el clientelismo político, al margen del procedimiento legal que obliga a toda sociedad con mayoría pública, con retribuciones y contrataciones exorbitantes, así como un desprecio absoluto al medio ambiente, no propio de una institución pública.

Ahora, todos debemos trabajar duro y aportar ideas para sacar este proyecto adelante, para no perder lo que es de todos los segovianos. Pero se ha de plantear la oportunidad de una gestión indirecta con mecanismos de control públicos que garanticen la transparencia en la gestión, la consistencia de los planes de negocio y la eficiencia que hasta el momento no ha existido. Es el momento de depurar responsabilidades a todos aquellos que han actuado con deslealtad en la gestión de los recursos públicos confiados, con retribuciones y contratos que no estaban en correspondencia con la capacidad financiera y económica de la sociedad, bajo la premisa del respeto al principio de presunción de inocencia.

La responsabilidad política es clara y tiene nombres y apellidos. ¡No se esconda!


2 comentarios:

pimpollo666 dijo...

estos si van a confesarse no diran ni la verdad al cura

Anónimo dijo...

Muy "católicos" no parece que lo séan.