lunes, 29 de junio de 2009

El Palacio de Congresos

Segovia necesita un gran Palacio de Congresos, un palacio con capacidad para más de dos mil personas que sea capaz de absorber el exceso de demanda de IFEMA y el Gran Auditorium de las grandes ferias. Esto permitiría dar un gran impulso a la industria hostelera y a la actividad económica con la creación de muchos puestos de trabajo.

Segovia reúne todas las condiciones para su ubicación. El AVE nos ha situado a media hora de Madrid, a lo que se une la belleza patrimonial y paisajística de la ciudad y su alta especialización en la hostelería y en la organización de eventos congresuales. Se da la paradoja de que, a pesar de reunir las mejores condiciones para su ubicación, es la única capital de provincia de Castilla y León por la que no ha apostado la Junta para ubicar un palacio de congresos. Todas las capitales de Castilla y León tienen un palacio de congreso en funcionamiento o iniciado el expediente para su desarrollo.

La polémica está servida. Desde el punto de vista de las competencias, es a la Junta a la que corresponde la promoción turística. Debe ser pues el gobierno popular en la Junta el que lidere el proyecto. Y así parece que lo entendió el presidente Herrera antaño; pero ahora ya no lo entiende así.

Tanto en el Ayuntamiento de Segovia como en la Junta se han aprobado sendas mociones pidiendo la cofinanciación del palacio por parte de la Junta y el Gobierno de España, cediendo el Ayuntamiento los terrenos. Algo que no es nuevo, pues tanto en Burgos como en León ésta es la fórmula adoptada con pesos desiguales en la financiación del Estado y de la Comunidad Autónoma en cada uno de ellos. Sin embargo, con Segovia el compromiso del PP se ha volatizado, o eso parece.

El presidente Herrera reclama al Ayuntamiento que sea el que lidere el proyecto, lo que es tanto como decir que lo financie o que se busque la vida. Algo que contradice sus propias palabras y promesas. El problema radica, en el momento actual, en la escasez de recursos. La construcción de un palacio como el que necesita Segovia requiere una inversión no inferior a 75 millones de euros. En la actual coyuntura económica es muy difícil incluir ese presupuesto como obra nueva en las cuentas públicas. Pero hay que tener la valentía de decirlo y no tirar balones fuera, como ha hecho el presidente de la Junta. Lo mismo ocurrirá con los palacios proyectados en Burgos y León.

El Palacio de Congreso de Segovia tiene otra salida, que es la participación de los grandes grupos empresariales del sector turístico, o incluso de los empresarios hosteleros segovianos, en la proyección, financiación y gestión; más cuando todo hace presuponer que los números salen holgados como negocio. El palacio debe ir unido inexorablemente a un gran hotel u hoteles.

Es el momento, pues, de empezar a dar los primeros pasos, auque me temo que hasta que no pasen los nubarrones de la crisis será muy difícil esclarecer el horizonte, tanto institucional como el ‘rifi-rafe’ político; mucho más cuando la portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Segovia ya tiene otro banderín de enganche para fustigarnos a todos los segovianos, sin proponer nada a cambio.



jueves, 25 de junio de 2009

El ‘Pacto por Segovia’

En estos días se ha oído alguna voz lamentando la ruptura del ‘Pacto por Segovia’. Lo cierto es que el citado pacto nunca existió de hecho. Siempre fue una propuesta unilateral del PSOE al PP, que esté aceptó de cara a la galería mediática –no le quedaba otro remedio- pero nunca asumió. Ni ahora, ni antes.

El ‘Pacto por Segovia’ recoge un conjunto de actuaciones estructurales en la provincia por parte de las distintas administraciones que tienen competencia en la materia en distintos ámbitos: agua, infraestructuras, medio ambiente, patrimonio, desarrollo rural… Todo con una finalidad: coordinar actuaciones en un marco de cooperación entre distintas administraciones para que Segovia pueda mejorar sus expectativas y su nivel de renta. El ‘Pacto por Segovia’ constituye la oferta del PSOE a la sociedad segoviana y a las diferentes fuerzas políticas, económicas y sociales. Fue redactado por los actuales secretarios autonómico y provincial del PSOE en Castilla y León y Segovia, Óscar López y Juan Luis Gordo.

El PP abrazó el pacto sobre la marcha. Cada partido debía impulsar aquellas cuestiones de las que era competente la administración a la que sustentaba con el apoyo mayoritario: el PP en la Junta; el PSOE en el Gobierno; o el PP en la Diputación provincial. Tras varias reuniones –siempre a propuesta del PSOE-, todo se ha quedado en buenas intenciones sólo acompañadas de actos mediáticos.

Hemos hablado del agua, y el Gobierno de España tiene en marcha una actuación en Segovia por valor de 26 millones de euros, a pesar de no ser competente en la materia. La Junta debiera acometer los problemas de abastecimiento y saneamiento. Sin embargo, hasta el momento no ha dado ningún paso. Eso sí el PP ha salido a los medios de comunicación reclamando inversiones en infraestructuras hidráulicas al Gobierno socialista, cuando no es competente. Ésa ha sido su respuesta.

Lo mismo ha ocurrido con las carreteras. El Gobierno de España tiene obras o expedientes de actuación iniciadas en todas las carreteras de la red nacional en Segovia. La Junta, salvo el mantenimiento, no ha iniciado ninguna actuación estructural. Ha presentado un Plan de Carreteras sin plazos, ni asignación presupuestaria. En él se recoge el cierre de la SG-20, sin concreción alguna. Sin embargo, esta semana el PP salido a los medios de comunicación cuestionando la actuación en el desdoblamiento de la SG-20, cuando están a punto de licitarse las obras. La misma canción con el Palacio de Congresos o con el Teatro Cervantes.

El Pacto requiere el compromiso y lealtad de las partes. Para el PP el Pacto por Segovia fue algo de cara a la galería, pero no les interesa. Para ellos es un corsé, mucho más cuando gran parte de las inversiones a efectuar están en la mesa de la Comunidad Autónoma y el Gobierno de España tiene actuaciones ya iniciadas en la totalidad del mapa estructural de Segovia. Por tanto, qué mejor forma de ocultarlo que generar ruido y demonizar a los socialistas. Antes o después los segovianos se lo acabarán “agradeciendo”. Los socialistas seguiremos impulsando nuestros compromisos del Pacto.





lunes, 15 de junio de 2009

Con el agua al cuello

La última semana ha sido agridulce para el PP. El triunfo en la elecciones europeas se ha visto ennegrecido por los nuevos indicios de corrupción puestos de manifiesto por el informe de la Agencia Tributaria. El juez instructor de ‘caso Gürtel’ en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha remitido el caso al Tribunal Supremo, ya que tanto Bárcenas como Merino son aforados. La situación es dantesca, y sólo propia de un partido con poca sensibilidad democrática como el PP.

¡Qué lejos queda la dimisión de Demetrio Madrid como presidente de la Junta de Castilla y León cuando fue imputado por un tema laboral! Eran otros tiempos. En ese caso el respeto a la ciudadanía que lo había elegido hizo que el entonces presidente de la Junta dejase su cargo por el mero hecho de entrar bajo sospecha. Después, como saben, Demetrio fue declarado inocente. Eso no le impidió al Sr. Aznar presionarle todo lo indecible para que le dejase el sillón.

¿A qué espera el Sr. Camps? ¿A qué esperan los diputados del PP en la Asamblea de Madrid? Todos ellos están imputados por el 'caso Gürtel'. Pero la santa desvergüenza democrática está por encima de cualquier valor democrático. Hasta el momento han capeado el temporal presionando a la prensa y culpando a los jueces. Pero el tiempo juega en su contra.

Hay quien piensa que el PP está inmunizado contra la corrupción. Hasta el momento sus votantes se niegan a aceptar la evidencia, y no les ha penalizado en las urnas, pero aún no es tarde. El crecimiento del castigo, una vez que llegue, puede ser exponencial. La actitud que en estos momentos mantiene Rajoy y el PP puede convertirse en un boomerang para sus intereses futuros.

Nosotros, los socialistas, respetamos el principio de presunción de inocencia, pero entendemos que una vez que se ha producido la imputación los cargos electos han de abandonar su escaño o puesto representativo de forma inmediata por respeto a los ciudadanos que lo han elegido. Sirva pues de aviso a navegantes en aquellas tierras donde se atisban nubarrones cercanos. Rajoy lo tiene difícil y el PP peor. Lo que se siembra se recoge.



martes, 9 de junio de 2009

Revés

Decepcionantes los resultados de las europeas para nosotros, los socialistas. Bien es cierto que hace unos meses presentíamos la posibilidad de hundirnos ante los nubarrones de la crisis, pero el Debate del Estado de la Nación nos levantó el ánimo y mejoramos las expectativas. Aún así, no gustándonos el resultado, hemos caído menos que la media de los gobiernos socialdemócratas y conservadores.

La crisis y la campaña del PP nos han pasado factura. El que gobierna asume siempre la responsabilidad para lo bueno y lo malo. Es paradójico que el gobierno del PSOE esté afrontando en solitario la crisis, mientras el resto de los partidos políticos se cuidan muy mucho de no realizar ni una sola propuesta, y, sin embargo, el electorado castiga a quien está dando ‘el do de pecho’. Sin embargo, no caeremos en el desaliento, y el trabajo y el esfuerzo continuado acabarán dando sus frutos.

La campaña orquestada por el PP ha suscitado la participación de los más desencantados y forofos del PP. En Valencia y Madrid, además, los populares han planteado los comicios como un plebiscito sobre los casos de corrupción, y la fidelidad del PP se ha vuelto a poner de manifiesto. A nadie le gusta que le digan que está votando a unos ladrones, y la mejor forma de no asumirlo es reafirmándose en su voto. Si a eso se une la escasa participación y la desesperación de algunas familias por el problema del desempleo, los ingredientes están servidos para los resultados alcanzados.
Estos resultados difícilmente serán extrapolables al resto de los comicios, por mucho que se empeñe el PP. Las tasas de participación en muchos casos se han reducido más de un 40 por ciento y la naturaleza de las elecciones municipales, autonómicas y generales es muy diferente. Lo peor será que tendremos que seguir aguantando la cantinela de una oposición recalcitrante y cansina en el desgobierno y en la crítica. En todo caso, el secreto estará en aguantar y no entrar en la provocación de la crispación.

viernes, 5 de junio de 2009

Campaña institucional versus campaña electoral

Campaña dura e intensa la de estas elecciones europeas. En Segovia nos hemos impuesto un ritmo muy fuerte. Muy superior al que se marcó en las últimas generales. Los distintos equipos hemos visitado tres o cuatro pueblos diarios, por la tarde, y los diferentes mercados de la provincia, por la mañana. Hemos podido comprobar de primera mano lo distante que está Europa para la mayoría de los ciudadanos. Tampoco ha ayudado mucho la prensa escrita. Apenas han seguido la campaña electoral oficial. No les interesa Europa; o no les quiere interesar, por alguna razón oculta difícil de entender. No resultará extraño, por tanto, que el nivel de participación no sea el que debiera ser.
En Segovia, pero también en otras provincias de Castilla y León, el PP ha realizado una campaña de bajo perfil. En consonancia con lo que estos días publicaba el diario El País, no le interesa la participación, porque de esta manera su posibilidad de ganar estas elecciones es mayor. Lo que sí que ha hecho ha sido sustituir la campaña electoral por una campaña institucional. En cada provincia de Castilla y León se ha programado la presencia institucional en dos o tres actos en los últimos quince días de su consejero de referencia –por lo general, el electo por dicha circunscripción provincial-, acompañado de, al menos, dos visitas, también institucionales del presidente Herrera, lo cual les ha garantizado no menos de cuatro portadas en los periódicos locales y la presencia en las radios y televisiones locales. Una pauta de actuación antidemocrática y que requiere su regulación futura, al objeto de garantizar los principios de igualdad y neutralidad administrativa de cara a futuros comicios.