sábado, 1 de marzo de 2014

Lección y tomadura de pelo ejemplar



Todavía resuenan los ecos de la ‘Operación Palace’ de Jordi Évole en su programa ‘Salvados’. Un reportaje ficticio sobre el golpe de Estado del 23-F al estilo de la ‘Guerra de los Mundos’ de Orson Welles. Presentaba el golpe de Estado del 23-F como un montaje dirigido por José Luis Garci, el popular cineasta conservador de aquélla época de la Transición. Para ello Évole contó con la complejidad, entre otros, de Iñaki Gabilondo y otros políticos contemporáneos de la época. Dicen que Felipe González fue invitado a participar en la farsa, pero negó su complicidad.

He de confesarles que no seguí el programa más allá de cuatro minutos. Seguí la entrevista de Zapatero en Cuatro con poco entusiasmo, no por el presidente, sino por quien le entrevistaba. Zapeando me llamó la atención lo que contaba el amigo Évole en La Sexta. En menos de dos minutos me di cuenta que se trataba de una solemne tontería. Cualquiera que conozca nuestro Parlamento democrático por dentro sabe que lo que se planteaba era una tomadura de pelo. Volví a entrar en dos o tres ocasiones más. Creo que no sobrepasé una permanencia superior a treinta segundos en cada caso. Para mi sorpresa e indignación pude comprobar cómo algún avezado político se prestaba al juego.

Mi sorpresa saltó cuando en el grupo de WhatsApp de nuestra Comisión Ejecutiva un integrante del grupo escribió: “Estoy viendo La Sexta y espero que mañana no se siente en el Congreso de los Diputados nadie que haya participado en la película. A no ser que explique qué ocurrió”. Mi respuesta fue: “Es todo mentira”. Pero tras seguir viendo a Zapatero en Cuatro, hubo quien me respondió en los siguientes términos: “¿Todo?”. Un poco más tarde quien inició la conversación escribía: “Orson Wells por lo menos utilizó extraterrestres. Esto me parece demencial”. La indignación crecía. En nuestro caso no se borró ningún comentario. Pero fueron muchos quienes lo hicieron en la red. Fue la noche de los “santos inocentes”, pero también de una gran lección.

Évole no es santo de mi devoción. Le considero un excelente profesional, pero no me gusta el sensacionalismo con el que trata los diversos temas. Sin duda, con la ‘Óperación Palace’ traspasó una de las líneas rojas en materia de comunicación. Un tema tan serio como fue el 23-F no se puede tratar con tanta frivolidad. En materia de comunicación no vale todo. La dignidad y respeto a los telespectadores, en este caso, es consustancial con el derecho de comunicación. Un programa que jamás debiera haberse emitido en ese contexto.

A pesar de ello, no hay mal que por bien no venga. El programa de Évole es un gran aviso a navegantes. Una gran lección para todos aquellos que se creen a pies juntillas lo que aparece a través de los diferentes canales de comunicación. Mucho más si estos carecen de algún tipo de filtro, como es el caso de las redes sociales. Claro, que hay otros medios que aún contando con el reconocido prestigio, al menos por el tiempo que llevan en antena o gozan de gran difusión, tampoco ofrecen ninguna garantía de objetividad y veracidad, ya que juegan y manipulan de parte. Se da la circunstancia de que estos también se han escandalizado por la ‘Operación Palace’. Gran lección para todos aquellos que día a día se dejan arrastrar por chismes y mentiras; o bien las difunden. Para reflexionar.    

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