domingo, 22 de febrero de 2015

¿Dónde está Wally?



Perdido, sin duda. El pasado viernes tuve la oportunidad de seguir a través de uno de sus canales amigos –en este caso la Cuatro- la rueda de prensa del nuevo Wally. Durante el tiempo que tuve la oportunidad de verlo, pude ratificar la opinión que desde hace tiempo vengo pergeñando: Monedero es un político rancio horneado al calor de los viejos comunistas de la década de los 70.

Su posición ideológica me recuerda a Mundo Obrero y a los discursos de muchos de ellos en las asambleas universitarias de aquella época, que algunos estudiantes muy jovencitos comprábamos y nos creíamos. No ha evolucionado nada, salvo en la aplicación de las técnicas de la mercadotecnia social. Una doctrina acuñada bajo el paraguas del capitalismo que conforma un buen látigo contra “los poderosos”, parafraseando al profesor Monedero, como le denominan alguno de sus seguidores.

Monedero no tuvo ningún pudor en referirse a la política y los políticos del régimen del 78. ¿‘Manda’ huevos! Él, que abomina a los que hicieron posible el Estado del Bienestar, al mismo tiempo hace bandera de la defensa genuina de las libertades y derechos que alumbran la Constitución del 78. Pero, visto lo visto, suena todo a impostura.

La rueda de prensa convocada para explicar el affaire venezolano no ha disipado ninguna duda. No se ha ofrecido ni contratos, ni contenidos del trabajo. Tan solo una factura elaborada por el mismo. Las razones que se aducen para no explicar nada es el criterio de confidencialidad que les exigen los gobiernos latinoamericanos con los que tiene una estrecha relación. Quienes se presentan como garantes de la transparencia practican todo menos la transparencia. El fraude fiscal programado con la creación de una sociedad instrumental y la subcontratación de trabajos completa este sainete.

Mientras tanto, una buena parte de la sociedad española parece seguir a pies juntillas la estela de quienes se presentan ante el país como un partido progresista y de futuro. La realidad es muy diferente. En menos de un año han pasado de ser marxistas a socialdemócratas; de adalides de la transparencia a líderes del oscurantismo; y de abrazarse a los principios del servicio público a servirse a sí mismos. Ahora un contrato tiene el valor que quiera pagar el mercado, como hace unos días argumentaba en su defensa uno de sus integrantes en uno de los medios instrumentales de la derecha, en los que reciben protección y apoyo. 

En estas circunstancias, encontrar a Willy es difícil, y seguirle mucho más. A nosotros nos resulta difícil localizar sus parámetros. Y él mismo no sabe donde está. Bueno, sí. Va a lo suyo junto con sus colegas. Y para ello no tienen ningún problema en echarle morro. ¡Qué no nos pase nada!             




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