domingo, 7 de junio de 2015

Visca Barça



El FC Barcelona es sin duda el mejor equipo de la última década. Sus triunfos así lo avalan. Desde 2006 ha ganado cuatro Champions y dos finales de mundialitos de clubs. Una carrera que se inició en el año 92 con Cruyff y continuó con Guardiola y ahora con Luis Enrique de entrenador. Además, tiene en su palmarés dos tripletes. Uno de ellos este año.

Más allá de los triunfos, lo mejor del Barça es su juego. Espectacular. Un fútbol integral que adoptó el estilo del Ajax y de la selección holandesa de los 70 de forma progresiva con el espíritu de Johann Cruyff  para después trasladarlo a las décadas posteriores con diferentes entrenadores. El mismo estilo que ha permitido a la Selección Española de Fútbol ser una vez campeona del mundo y dos de Europa. Más allá de las fobias territoriales, odios y desencuentros que genera el fútbol, la contribución del Barcelona al fútbol español es más que notable.

Sus jugadores han dejado huella. Las genialidades de Messi serán difíciles de olvidar, pero los Ramallés, Koeman, Schuster, Stoichov, kubala, Pujol, Xavi o el mismo Guardiola, entre otros, son jugadores míticos de nuestra historia más allá de la pasión de los colores que tiende a nublar la inteligencia y la sensatez. Y todo ello bajo el prisma de equipos directivos que en muchos casos han venido confundiendo el deporte con los negocios turbios colaterales asociados al fútbol. Deben ser los efectos del poder del dinero. La cara y la cruz del capitalismo extremo.

El presidente Narcís de Carreras, en 1964, en su toma de posesión, afirmó, “el Barça es más que un club”. Y estaba en lo cierto. Esa calificación contraponía la reacción y sentimientos del pueblo catalán frente a lo que significa la dictadura manifestada en su icono futbolístico, el Madrid. Una situación que se ha venido prolongando en el tiempo y manifestándose en democracia mediante las tensiones nacionalistas. Quizá en este momento nos encontramos en el punto más álgido. Pero las cosas han cambiado. Ahora el nacionalismo catalán utiliza al Barcelona como icono reivindicativo frente al Estado español. A veces los extremos se manifiestan de forma análoga.

La consecución de la quinta para el Barça es una gran noticia para los catalanes y los españoles. Son muchos los españoles de otras partes fuera de Cataluña que viven con pasión los triunfos de su equipo. Los vivieron en la dictadura y los viven ahora. En la final sólo eché en falta un pequeño reconocimiento hacia ellos. No hubiese estado mal que las esteladas se hubiesen visto acompañadas de alguna que otra bandera española, incluso en el campo como símbolo de tolerancia. Y que el gesto del asturiano Luis Enrique fijando la bandera conjunta del club y de Cataluña en el centro del campo se hubiese complementado con el símbolo del Estado. A la vez que hubiese sido deseable la presencia del Jefe del Estado español. Gestos todos ellos que pondrían de manifiesto una nueva visión social de nuestro país a la que algunos no renunciamos. Fuera la caspa. 



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