miércoles, 17 de enero de 2018

Alemania es diferente



Me refiero desde el punto de vista político. Así lo pone de manifiesto el principio de acuerdo alcanzado estos días entre el partido de Ángela Merkel y los socialdemócratas. Y ya van tres acuerdos en diferentes legislaturas entre ellos. Lo que queda claro es que para los dos grandes partidos alemanes, uno de derechas, el CDU, y otro de izquierdas, el SPD, lo que prima son los intereses de país, o al menos eso parece. Y con la coalición buscan estabilidad económica, social y política para Alemania. Ni que decir tiene que tratándose de Alemania, la locomotora de Europa, el pacto nos proporciona a todos los europeos, incluido los españoles, un plus de esperanza para los próximos años, más teniendo en cuenta que Francia tiene una clara vocación europeísta y ambos pueden remar y tirar con fuerza del resto de la tripulación europea. 

Merkel ganó las elecciones pero sin mayoría absoluta. Tras un intento de pacto con los liberales y verdes fracasó. ¿Por qué entonces pactar con sus principales contrincantes, con el partido de la oposición? Por sentido común. En un momento como el actual, de enormes turbulencias políticas y alta volatilidad electoral, en el que priman los populismos y los movimientos radicales de extrema derecha, apostar por los ciudadanos a largo plazo es un valor seguro. En primer lugar para ellos, y después para los partidos que miran al horizonte y no se dejan llevar por el tacticismo electoral de corto plazo. Por otra parte, la canciller tenía en juego su supervivencia política, tras tres mandatos consecutivos, y los socialdemócratas, así como el otro partido que les acompaña, tienen un futuro más bien incierto. Con esta decisión buscan un acuerdo negociado, “win to win” para ellos, centrando la estrategia en las mejoras sociales, a la vez que  ganan tiempo para poder recuperar su percepción pública en los próximos cuatro años y reforzarse. El dicho de que “en la oposición hace mucho frío” es una realidad. Al menos si no tienes nada con qué abrigarte. 

EL pacto ha sido posible gracias al gran potencial y superávit económico del que dispone Alemania. Pero sobre todo ha habido voluntad política, el ingrediente esencial para cohesionar y cristalizar un acuerdo. Se han hecho acuerdos en materia de educación, ayudas sociales, seguridad, pensiones, infraestructuras… por valor de 46.000 millones de euros. El acuerdo es de todos. Los socialdemócratas apostaron por subir los impuestos e incrementar la bolsa de acogida de inmigrantes. No lo consiguieron, pero si importantes avances en materia social. A cambio, la CDU ha hecho prevalecer la ortodoxia fiscal y la capacidad transformadora que otorga el gobierno en su país y en el resto de Europa. Alemania tendrá estabilidad en su Gobierno de esta forma para generar confianza a los inversores, incrementar su crecimiento económico y marcar el curso de las reformas para reforzar la eurozona, buscar una nueva ordenación de las finanzas y la deuda mancomunada. 

¿Sería posible un pacto de esta naturaleza en España? No. Hoy por hoy, no. Basta remitirse a los acontecimientos de los dos últimos años para comprobar que la mayor parte de los partidos hacen políticas desde sus trincheras, y sus combatientes piensan primero en ellos y después en lo que ellos creen defender, como si de un credo se tratase. No es fácil intuir que a veces la virtud está en el equilibrio y que la salida al horizonte siempre pasa por anteponer los intereses de los ciudadanos a los del partido y las personas. En esa línea, antes o después acaban ganado todos. Nos queda mucho por aprender. Alemania es un buen ejemplo.   


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