El proceso de globalización económica lleva imprimiendo desde hace tiempo un fuerte carácter integrador a los mercados. Además, a la difícil coyuntura económica que ahora atravesamos, el sector financiero no ha escapado. En la pasada década de los 90 se produjo la fusión de los grandes bancos comerciales de nuestro país –en otros países del resto de mundo occidental ya se había producido-. Con posterioridad se han fusionado entidades de ahorro o buscado acuerdos de colaboración, utilizando diferentes fórmulas. El objetivo siempre ha sido el mismo: reforzar su solvencia y la solidez en los mercados.
Estos últimos días, se ha anunciado la posibilidad de constituir una sociedad anónima entre las seis grandes entidades de ahorro de Castilla y León – Caja España, Caja Duero, Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Burgos y Caja Círculo de Burgos-, que absorba y aglutine las grandes operaciones financieras y la cartera industrial de estas entidades; en definitiva, las operaciones de mayor riesgo. Esta iniciativa cuenta con el impulso de la Junta de Castilla y León, la conformidad del PSOE y el beneplácito del supervisor, el Banco de España. Y se orienta a generar un mayor músculo financiero en la Comunidad que permita atraer inversiones y generar empleo.
Cabe destacar el importante papel social y de arraigo social que tienen las cajas de ahorros en las distintas provincias de Castilla y León. Son ellas las que, a través de la Obra Social, han hecho posible el desarrollo de actividades que han permitido revitalizar en muchos casos el medio rural, o contribuir a la rehabilitación del patrimonio. Pero también han generado confianza y han proporcionado servicios, más allá de los financieros, a pequeños ahorradores dispersos por los pueblos castellanos y leoneses. Las cajas has sido para ellos “su Caja”, como reza el eslogan de alguna de estas entidades.
La fusión de las cajas, como ha venido planteando el PP durante estos últimos años, hubiese roto estos lazos de identidad con la población y cada una de sus provincias. Sin embargo, la solución propuesta, asentada en la premisa de la colaboración, respeta las señas de identidad de cada caja provincial y de su obra social; y, sin embargo, permite reforzar la posición de Castilla y León en los mercados financieros. Por este motivo, los socialistas castellanos y leoneses hemos apostado por esta propuesta. Una fusión hubiese centralizado en Valladolid aquellas decisiones sobre las cuestiones que más nos afectan, que aparentemente pueden tener menos importancia, pero que para nosotros no la tienen.
Ahora toca el turno a los consejos de administración, las comisiones de control y asambleas de las cajas. Son los que deben dar el paso, si lo consideran oportuno. La decisión no es fácil, pero entre todos tenemos la obligación de mirar al futuro y pensar en lo que más interesa a los ciudadanos. Ahí está el ejemplo de la integración de España en la Unión Europea. Es cierto que hemos decido soberanía, pero al final hemos salido ganando todos. Con el acuerdo de colaboración de cajas ocurrirá lo mismo. Pero además, con esta solución nosotros, los segovianos, seguiremos teniendo la sucursal de Caja Segovia en nuestro pueblo, como punto de referencia para nuestros pequeños o no tan pequeños quebraderos de cabeza sobre nuestras cuentas; y lo mismo en el resto de las provincias.
1 comentario:
En ocasiones, la unión es necesaria para afrontar algunas situaciones. Y la optimización de recursos se convierte en una herramienta estupenda, en cualquier momento...
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