Segovia necesita un gran Palacio de Congresos, un palacio con capacidad para más de dos mil personas que sea capaz de absorber el exceso de demanda de IFEMA y el Gran Auditorium de las grandes ferias. Esto permitiría dar un gran impulso a la industria hostelera y a la actividad económica con la creación de muchos puestos de trabajo.
Segovia reúne todas las condiciones para su ubicación. El AVE nos ha situado a media hora de Madrid, a lo que se une la belleza patrimonial y paisajística de la ciudad y su alta especialización en la hostelería y en la organización de eventos congresuales. Se da la paradoja de que, a pesar de reunir las mejores condiciones para su ubicación, es la única capital de provincia de Castilla y León por la que no ha apostado la Junta para ubicar un palacio de congresos. Todas las capitales de Castilla y León tienen un palacio de congreso en funcionamiento o iniciado el expediente para su desarrollo.
La polémica está servida. Desde el punto de vista de las competencias, es a la Junta a la que corresponde la promoción turística. Debe ser pues el gobierno popular en la Junta el que lidere el proyecto. Y así parece que lo entendió el presidente Herrera antaño; pero ahora ya no lo entiende así.
Tanto en el Ayuntamiento de Segovia como en la Junta se han aprobado sendas mociones pidiendo la cofinanciación del palacio por parte de la Junta y el Gobierno de España, cediendo el Ayuntamiento los terrenos. Algo que no es nuevo, pues tanto en Burgos como en León ésta es la fórmula adoptada con pesos desiguales en la financiación del Estado y de la Comunidad Autónoma en cada uno de ellos. Sin embargo, con Segovia el compromiso del PP se ha volatizado, o eso parece.
El presidente Herrera reclama al Ayuntamiento que sea el que lidere el proyecto, lo que es tanto como decir que lo financie o que se busque la vida. Algo que contradice sus propias palabras y promesas. El problema radica, en el momento actual, en la escasez de recursos. La construcción de un palacio como el que necesita Segovia requiere una inversión no inferior a 75 millones de euros. En la actual coyuntura económica es muy difícil incluir ese presupuesto como obra nueva en las cuentas públicas. Pero hay que tener la valentía de decirlo y no tirar balones fuera, como ha hecho el presidente de la Junta. Lo mismo ocurrirá con los palacios proyectados en Burgos y León.
El Palacio de Congreso de Segovia tiene otra salida, que es la participación de los grandes grupos empresariales del sector turístico, o incluso de los empresarios hosteleros segovianos, en la proyección, financiación y gestión; más cuando todo hace presuponer que los números salen holgados como negocio. El palacio debe ir unido inexorablemente a un gran hotel u hoteles.
Es el momento, pues, de empezar a dar los primeros pasos, auque me temo que hasta que no pasen los nubarrones de la crisis será muy difícil esclarecer el horizonte, tanto institucional como el ‘rifi-rafe’ político; mucho más cuando la portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Segovia ya tiene otro banderín de enganche para fustigarnos a todos los segovianos, sin proponer nada a cambio.
Segovia reúne todas las condiciones para su ubicación. El AVE nos ha situado a media hora de Madrid, a lo que se une la belleza patrimonial y paisajística de la ciudad y su alta especialización en la hostelería y en la organización de eventos congresuales. Se da la paradoja de que, a pesar de reunir las mejores condiciones para su ubicación, es la única capital de provincia de Castilla y León por la que no ha apostado la Junta para ubicar un palacio de congresos. Todas las capitales de Castilla y León tienen un palacio de congreso en funcionamiento o iniciado el expediente para su desarrollo.
La polémica está servida. Desde el punto de vista de las competencias, es a la Junta a la que corresponde la promoción turística. Debe ser pues el gobierno popular en la Junta el que lidere el proyecto. Y así parece que lo entendió el presidente Herrera antaño; pero ahora ya no lo entiende así.
Tanto en el Ayuntamiento de Segovia como en la Junta se han aprobado sendas mociones pidiendo la cofinanciación del palacio por parte de la Junta y el Gobierno de España, cediendo el Ayuntamiento los terrenos. Algo que no es nuevo, pues tanto en Burgos como en León ésta es la fórmula adoptada con pesos desiguales en la financiación del Estado y de la Comunidad Autónoma en cada uno de ellos. Sin embargo, con Segovia el compromiso del PP se ha volatizado, o eso parece.
El presidente Herrera reclama al Ayuntamiento que sea el que lidere el proyecto, lo que es tanto como decir que lo financie o que se busque la vida. Algo que contradice sus propias palabras y promesas. El problema radica, en el momento actual, en la escasez de recursos. La construcción de un palacio como el que necesita Segovia requiere una inversión no inferior a 75 millones de euros. En la actual coyuntura económica es muy difícil incluir ese presupuesto como obra nueva en las cuentas públicas. Pero hay que tener la valentía de decirlo y no tirar balones fuera, como ha hecho el presidente de la Junta. Lo mismo ocurrirá con los palacios proyectados en Burgos y León.
El Palacio de Congreso de Segovia tiene otra salida, que es la participación de los grandes grupos empresariales del sector turístico, o incluso de los empresarios hosteleros segovianos, en la proyección, financiación y gestión; más cuando todo hace presuponer que los números salen holgados como negocio. El palacio debe ir unido inexorablemente a un gran hotel u hoteles.
Es el momento, pues, de empezar a dar los primeros pasos, auque me temo que hasta que no pasen los nubarrones de la crisis será muy difícil esclarecer el horizonte, tanto institucional como el ‘rifi-rafe’ político; mucho más cuando la portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Segovia ya tiene otro banderín de enganche para fustigarnos a todos los segovianos, sin proponer nada a cambio.