Durante los últimos años he vivido con mucha intensidad la celebración del 12 de octubre. Primero como subdelegado del Gobierno en Segovia; y ahora como Senador. A decir verdad no fue nunca una fiesta que me atrajese mucho, ni era consciente del sentido de su identidad política hasta que participé en ella.
Como subdelegado del Gobierno dirigí durante cuatro años la organización del acto público de la festividad de la Guardia Civil, “El Pilar”, como ellos se refieren a ella. Desde la primera celebración decidí realizar los actos castrenses en la calle, en estrecha comunicación con los ciudadanos, algo que entendió muy el teniente coronel y aceptó el delegado del Gobierno.
Huir de los discursos en el cuartel y hacer partícipes a los ciudadanos de la importante labor que desempeñaba la Guardia Civil era el objetivo. Y lo conseguimos. Pero además el reconocimiento y aplausos de los vecinos de Segovia, a los píes del acueducto, a los hombres y mujeres que trabajan arduamente día tras día, para garantizar los derechos y libertades públicas, muchas veces jugándose el tipo, es algo que nos enorgullece a los que hemos dirigido las labores de este colectivo.
Este año, desde la tribuna de invitados he tenido la misma sensación y orgullo que cuando les marcaba en los cuarteles objetivos que parecían imposibles, pero acaban alcanzándose. La Guardia Civil es mucho más que las multas de tráfico o el auxilio en carretera. Es ante todo un servicio público en la defensa de lo más íntimo: la libertad.
El día del Pilar, el 12 de octubre, también se celebra la Fiesta Nacional de España. Una festividad que carece del arraigo que tiene en otros países su fiesta nacional, como es el caso del 14 de julio en Francia o del 4 de julio en EE.UU. Días de auténtico orgullo y ensalzamiento de sus valores culturales y su historia. España es diferente, si bien esta situación es el resultado de un complejo proceso de la evolución de los pueblos que integran el estado español y de los acontecimientos históricos acaecidos en los dos últimos siglos de nuestra historia. Nada trivial
Por desgracia, la Fiesta Nacional de estos últimos años se recuerda por los improperios de un público organizado contra el presidente del Gobierno en el Paseo de la Castellana en la tradicional parada militar. Se trata de españoles que creen estar en posesión de los valores auténticos del españolismo y con una concepción existencial totalitaria. Españoles que si por ellos fuera todos los que no comulgamos con su pensamiento debiéramos estar fuera del país, o en una fosa. Esto es la tolerancia para ellos.
Por eso ante las palabras de comprensión de la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, estos antiespañoles deben seguir gozando de la puesta en escena de su talante y buen hacer en la parada militar de los próximos años. De lo contrario les pondremos en un pedestal y acabarán reforzando el mensaje de estos políticos que ahora abogan por una mayor tolerancia; muchos de ellos hijos de quienes durante años y años limitaron los derechos y libertades públicas.
En homenaje a la fiesta del Pilar, patrona de la Guardia Civil, pero también a todos los españoles, permítame que les diga: ¡Viva la libertad! ¡Viva la democracia!, y ¡Viva el orden y la ley!, y por supuesto todos los españoles de buena fe, que somos la inmensa mayoría silenciosa.
2 comentarios:
Me hace mucha gracia eso de que si pita la derecha son grupos organizados o ultras, y si lo hace la izquierda es libertad de expresión. Nuevamente el doble rasero socialista...
Por sus comentarios "laicos" de noviembre no me extraña su desconocimiento: la Patrona de España no es la Virgen del Pilar, sino la Inmaculada Concepción.
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