Estos días se ha conocido la noticia de que el escritor Fernando Sánchez Dragó, en su último libro Díos los cría…y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción…, asegura haber tenido relaciones sexuales con dos niñas de 13 años, “lolitas” como él las denomina. Según parece, los hechos ocurrieron en la capital japonesa en el año 1967. Ante el lógico escándalo suscitado en la sociedad española, el escritor se ha apresurado a desmentir la noticia y a calificarla como “anécdota convertida a la literatura”.
No hay palabras para calificar a este personaje, que le lleva a presumir de su promiscuidad y éxito con el sexo femenino.
No sé el atractivo que puede tener para muchas mujeres, pero a mí la verdad es que me parece repugnante. No sólo por el sadismo que refleja su expresión corporal, sino también por el postmodernismo que intenta rezumar con el devenir de los tiempos, y que no es más que la manifestación de su empanada mental aún no clarificada; y una manifestación más de su ‘esnobismo’.
Pero si el sadismo de Dragó no tiene nombre, la defensa del personaje ante este episodio por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la señora Esperanza Aguirre, es cuando menos impresentable. En lugar de condenar los hechos, lo que ha hecho ha sido justificar su actuación bajo el paraguas de un relato literario. Aguirre, con esta actuación, se muestra tal y como es: una persona sin escrúpulos y sin convicciones políticas y fundamentos éticos. Un persona extrema, que encaja perfectamente en estos tiempos en la filosofía del ‘Tea Party’ americano; o en lo que identificamos como ‘extrema derecha’ en la Europa contemporánea.
Es difícil entender que la presidenta de más de cuatro millones y medio de madrileños carezca de una mínima sensibilidad y salga en defensa de un sádico. Y mucho menos que éste haya sido durante un tiempo el presentador del Informativo de la Noche en Telemadrid y ahora presente en la misma cadena un programa literario. Algo debe fallar cuando este señor tiene todo el respaldo mediático de los medios de comunicación que controla la presidenta de la Comunidad de Madrid; y ésta cuenta con un alto respaldo de los madrileños. Sin duda, mi reino no es de este mundo.
4 comentarios:
Lo de Esperanza Aguirre no tiene nombre, y lo de quienes la votan menos. Todos ellos, y ellas, son complices del Dragó éste.
Lorena
¡Qué vergüenza! Da grima hasta tener que hablar del especimen éste. No tiene ningún respeto por el ser humano. Este tipo de delitos, de los que se jacta, no deberían prescribir nunca.
Y sobre el apoyo de la Aguirre... No tengo palabras para mostrar mi repugnancia. ¿Qué confianza puede dar esta presidenta de una comunidad que debe velar y cuidar de los menores? Vergonzante todo.
Yo siempre creia que personajes públicos dedicados a la literatura eran modelos a tener en cuenta.
Situaciones como las producidas estos dias, hacen ver que debemos apartarlos de nuestra vida para lograr una sociedad mejor. Me refiero, por un lado a los insultos que Pérez Reverte dedicó al Sr Moratinos y que no es el lenguaje más adecuado para un miembro de la Real Academia de la Lengua. Lo que no tiene nombre es lo de Sanchez Dragó, me resulta dificil calificarlo. Lo que si que se debería producir es la salida de este tipo de personas de la vida pública y sobre todo la retirada de sus obras, porque es indigno que las generaciones venideras puedan leerlas.
Gracias una vez más Sr Gordo, por haber puesto en su blog un tema de actualidad,donde poder denunciarlo publicamente, aunque parece que politicos como la Sra Aguirre busque disculpas.
Espero que la sociedad sepa castigar a este tipo de individuos como se merece.
Maria
Pues todavía no han retirado de la circulación ni las obras del Marques de Sade ni los escritos de Stalin, Mao o Lenin, tres de los mayores asesinos que han existido en el siglo XX...
O sea, que menos usar el que no te guste una literatura, un literato o su aspecto o comentarios y más criticar cerebralmente a un contrincante político. La desgracia del PSOE en Madrid es que no hay alguien medianamente digno de enfrentarse a esa señora, que, personalmente, no me gusta y creo que ha hecho muchas cosas mal.
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