martes, 22 de noviembre de 2011

Poder absoluto

No cabe duda de que el Partido Popular ha arrasado en las urnas en estas elecciones generales en toda España. Los resultados son claros. El poder del PP es el mayor que nunca haya tenido un partido en nuestro país en la etapa democrática: controla los tres niveles administrativos prácticamente en su totalidad, pero también detenta la mayor capacidad de influencia sobre el poder mediático y económico. Así lo decidieron los españoles en las anteriores elecciones autonómicas y locales, y este último domingo en la asignación de las cámaras estatales. La influencia en los otros poderes mencionados son una consecuencia del buen hacer o de la filosofía que inspira el partido conservador.

El poder absoluto que estos momentos detenta el PP en los asuntos públicos y no públicos hace que la orientación del futuro de España esté en sus manos. El PP no se podrá inhibir en la acción de gobierno, ni echar balones fuera como, por ejemplo, nos tenía acostumbrados el Gobierno del PP en la Junta de Castilla y León con el Gobierno socialista. Ahora ya no caben excusas. La gestión de la crisis será suya y solo suya; y la justificación al recurso de la “mala herencia socialista”, con el que nos bombardearan los próximos días y meses, tendrá los días contados.

EL PP tiene una difícil papeleta. Si el ajuste presupuestario del PSOE ascendió a 10.000 millones de euros para cumplir los objetivos presupuestarios de este año, y el PSOE ha caído en el descrédito que ha caído, el ajuste de los 16.000 millones del próximo año, o de los 25.000 millones del 2013 para llegar al tres por ciento de objetivo de déficit público comprometidos con nuestros socios de la eurozona, pueden conllevar un gran desgaste político para la acción de gobierno del PP, siempre que se respete la neutralidad y pluralidad de los medios de comunicación. Mucho más, cuando la política de ajustes que hay que aplicar ha de ser una prolongación, pero aún con más dureza, dada la recaída económica de este verano de la zona euro, de la que venía aplicando el Gobierno socialista. Con el agravante de la incoherencia del PP con lo que venía exigiendo al PSOE. La pérdida de credibilidad está servida, y el desgaste político también.

Lo ocurrido en Portugal e Inglaterra se puede reproducir aquí en España. EL PP se puede hundir ante la opinión pública en seis meses. Esta opción, no por menos merecida dada su actitud en la gestión de la crisis con el Gobierno del PSOE, no es deseable. España necesita un Gobierno fuerte y una oposición consistente para sacar nuestro país adelante. El PP se equivocará si ningunea al principal partido de la oposición y le aplica la apisonadora. En este caso, no solo perderá la democracia, sino que el PP se encontrará con una fuerte oposición social que nos puede llevar a un descrédito de la clase política y de las grandes formaciones que articulan hasta el momento la participación en la gestión de la cosa pública.

El PSOE actuará con altura de miras. El pueblo español merece nuestro respeto y vamos a trabajar con ahínco con el Gobierno popular -si nos dejan- para generar confianza en la población, recuperar el consumo y reactivar el empleo. Seguro que lo agradecen y lo acaban valorando. Los españoles están hartos de crispación y quieren respeto, que pasa no solo por mejorar la transparencia, sino también por contarles la verdad y explicarles el contenido de las sus propuestas y actuaciones.

El poder absoluto tiene sus ventajas, pero también sus riesgos. El futuro del PP dependerá de su respeto por las libertades, su transparencia en la acción política y el respeto y sensibilidad hacia hacía la oposición. Los antecedentes no son buenos. El tiempo nos dará la respuesta.


1 comentario:

María dijo...

Con poder absoluto o no del PP, el PSOE continuará trabajando por nosotros. Eso espero. Confío en que no nos defraudaréis.