domingo, 5 de mayo de 2013

La oportunidad de un Pacto



Rubalcaba ha vuelto a ofrecer a Rajoy, una vez más, la concertación de un Pacto Nacional por el Empleo. Ya lo hizo a principios de año, cuando los socialistas presentaron el ‘Pacto de Crecimiento, Empleo y Competitividad’, fundamentado en el Acuerdo y el Diálogo Social mediante la flexibilización del calendario de déficit y la relajación de la política monetaria, unido al desarrollo de un nuevo modelo productivo, fuese capaz de generar crecimiento económico y crear empleo.

El Pacto proponía medidas a corto plazo, como facilitar el crédito y e impulsar estímulos para la creación de empleo, en especial, entre las empresa de menos de 50 trabajadores y los más jóvenes, así como una tarifa plana de Seguridad Social de 50 euros, durante los seis primeros meses para los emprendedores; y a largo plazo, mediante el retraso de los objetivos de déficit a 2016 y el estímulo del autoempleo… En provincias, como Segovia, con un 99 por ciento de las empresas con menos de 50 trabajadores, su efecto sería muy notable, como expusimos en rueda de prensa.

La propuesta de este pacto viene precedida de la publicación de la última EPA y de la tímida presentación del Programa de Estabilidad 2013-2016 por parte del Gobierno. Ambos hitos han contribuido a que los españoles tengan aun una visión más negra sobre su futuro y la confianza del Gobierno del PP caiga aún más de lo que estaba. El propio Ejecutivo ha reconocido que el paro crecerá todavía más hasta el final de la legislatura. Los populares que llegaron a afirmar que con el sólo hecho de ganar las elecciones se pondría fin a la crisis; que no les importaba que se hundiese España porque ellos tenían la solución; y que además podría resolver el problema sin ningún tipo de recortes como los que practicó Zapatero, al que llegaron a exigir que pidiera perdón a los españoles por ellos, ahora nos dicen que son impotentes para abordar la crisis. Un mensaje torpe y que pone de manifiesto la frivolidad y la superficialidad del PP y sus ministros en la gestión de la crisis, pero también el desprecio hacia los españoles.

Tender la mano a Rajoy con 6.200.000 parados es una clara manifestación del sentido de Estado del PSOE y el denostado Rubalcaba. También lo ha hecho el Rey en el programa ‘Audiencia Abierta’ de RTVE, en el que ha expresado su deseo de un gran pacto contra el paro a través de “pactos, acuerdos y consensos” que tratará de propiciar entre las instituciones. Una declaración obligada después de conocer la última encuesta del CIS en la que la Monarquía no sale muy bien parada.

Pero Rubalcaba ha ofrecido un segundo Pacto. Un ‘Pacto contra la Pobreza y la Exclusión Social’. El pasado 7 de abril de este año, ya propuso al Gobierno este Pacto con la dotación de 1.000 millones de euros para atender las necesidades más urgentes de niños, mayores y familias. El silencio ha sido la respuesta, pero la tasa de pobreza crece a un rito muy rápido en nuestro país y la cohesión social se quiebra por momentos.         
EL Programa de Estabilidad 2013-2016 recoge los nuevos pronósticos oficiales que atrasan la recuperación a 2016, cuando el Gobierno proyecta que la economía comenzará a crecer por encima del 1 por ciento. Fruto de la negociación entre España y Bruselas se obtiene más tiempo para cuadrar las cuentas públicas –tal y como pidió Rubalcaba en ‘El Debate’ televisivo de la campaña electoral- hasta el 2016 para alcanzar el objetivo del 3,5 por ciento de déficit público, y el techo de déficit pasa este año del 4,5 por ciento comprometido al 6,3 por ciento. A cambio, el Ejecutivo de Rajoy ha incluido un nuevo paquete de medidas de ajuste para este año valoradas en 3.000 millones de euros. Las paganas serán las políticas activas de empleo y las pasivas, la sanidad y las políticas sociales.

La austeridad impuesta por la canciller alemana nos puede llevar todavía más a la ruina social, económica, política e institucional. Hay quienes piensan que ella y su equipo económico cambiarán de rumbo una vez que se celebren las elecciones alemanas en otoño. Algunos no lo creemos. Su pangermanismo es claro. Sólo el débil eje Paris-Roma puede poner a Europa contra las cuerdas que cristalice en un acuerdo capaz de orquestar un nuevo marco económico y político, que se vería reforzado ante un buen resultado de la socialdemocracia europea en las elecciones de la próxima primavera. Pero es una cuestión de fe. Mientras tanto crece el sentimiento de adhesión en toda Europa por los partidos totalitarios y la desafección por la política y los políticos. Lo que dará paso, sin duda, al cuestionamiento de los sistemas democráticos y de las democracias occidentales. Mientras tanto, países con gobierno de signo conservador como España y Portugal son meras comparsas sumisas a los intereses de la economía alemana y la rentabilidad de sus depósitos.           

  

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