martes, 14 de mayo de 2013

Sangarcía: ilusión o sueño


En estos últimos días ha concluido la remodelación de la Plaza Mayor del municipio segoviano Sangarcía –mi pueblo-. Una gran plaza para un gran pueblo. Una plaza con solera que refleja la grandeza de un municipio de la campiña segoviana, que en otro tiempo gozó del máximo esplendor económico y social. Basta observar la estructura urbana y la arquitectura de sus casas y caserones para constatar que Sangarcía y sus gentes antaño tuvieron una economía boyante.

Sangarcía fue un pueblo de arrieros durante los siglos XVII y XVIII. El municipio se aplicaba fundamentalmente a lo que hoy se conoce como 'base logística' para el aprovisionamiento de grano a la capital de España. Este próspero negocio propició notables rentas a los moradores de Sangarcía. Hábiles para los negocios y el trato, lo que conjugaban con la agricultura, este municipio segoviano se convirtió en el centro comarcal y envidia de todos los municipios colindantes, una vez que tuvo autonomía propia con respecto a la Abadía de Párraces, a la que estuvo adscrita hasta principios del siglo XVII. Sin embargo, la puesta en funcionamiento del ferrocarril y su paso por la cercana localidad de Sanchidrián, significó el ocaso de su esplendor.

Hoy, como gran parte del medio rural de Castilla y León, Sangarcía muere poco a poco. Su localización geográfica excéntrica con respecto a la red radial y periférica de la provincia de Segovia contribuye a ello, pero sobre todo la falta de un tejido industrial básico que complemente las cada vez más tecnificadas labores agrarias y dé soporte a unos servicios básicos que poco a poco han ido desapareciendo. El éxodo juvenil, ante la falta de expectativas laborales, y el fuerte envejecimiento de su población han contribuido al resto. Un proceso que se inició en la década de los 70  con la emigración a las zonas periféricas de España y al centro, y prosigue en esta década del siglo XXI, acrecentada por la desaparición natural de muchos de sus pobladores.

Sangarcía hoy es víctima de su pasado, pero también de la ausencia de una 'planificación indicativa' en lo económico por las administraciones encargadas de tutelar la administración local. Sus gentes, de naturaleza conservadora y poco emprendedoras, a diferencia de sus ancestros, dieron continuidad una vez desaparecido el comercio floreciente a las labores agrarias. Entorno a este centro comarcal florecieron pequeños negocios y servicios que languidecieron a medida que la mano de obra fue siendo menor.

Los que de pequeños crecimos y vivimos en Sangarcía, y tuvimos la ilusión y el convencimiento que era lo más grande, día a día nos preguntamos qué podemos hacer para que recuperar su esplendor pasado y dar continuidad y vida a su legado histórico, patrimonial y paisajístico. Conseguir recursos para rehabilitar la Plaza Mayor, construir un centro de ocio –el chiringuito- o mejorar el patio de las escuelas fue asequible. Las gestiones no fueron fáciles pero llegaron a buen puerto. Sin embargo, desde hace muchos años vengo rondando la idea de encontrar inversión para una industria floreciente y estable en el tiempo, que permita generar un gran número de puestos de trabajo directos y, de esta manera, abrir un halo de esperanza al futuro en nuestro pueblo. Algún intento se ha hecho, pero, como a la vista está, con resultado poco satisfactorio.

Tirar la toalla es lo último que hemos de hacer. Nuestro sueño pasa por revitalizar nuestro pueblo y darle tono económico. Aunque algunos, con la denominada Ley de Sostenibilidad y Racionalidad de la Administración Local, ahora quieran hacernos perder nuestra autonomía local y señas de identidad, no nos debemos rendir. La nueva plaza está más en correspondencia con el esplendor de tiempos pasados; sin embargo, ha de ser premonitoria del devenir de los deseados tiempos futuros de nuestro municipio. Orgullo sí; pero inquietud, ilusión y sueños hechos realidad también. Es una labor de todos, incluidos el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta.       

1 comentario:

Rafael Illana Montalvo dijo...

Creo que has hecho una analítica ,histórica muy buena, partiendo de una época de actividad económico comercial de gran empuje de sus gentes. El deterioro social actual, puede recuperarse como bien dices, Icreando unos negocios que no necesiten de una actividad comercial muy activa, y no estacional.
Un empieze modesto, con un ejercicio garantizado, seria bastante idóneo.
Actualmente se han estado creando en muchísimos pueblos de Castilla La Mancha residencias geriátricas,que han proporcionado una serie de puestos de trabajo a los habitantes de los municipios, o familiares allegados, siendo los ayuntamientos los que tienen que negociar en un porcentaje estas plazas de trabajo, siempre que el personal aspirante cumpla con las necesidades para el desarrollo de la actividad. Es obvio lo que los visitantes al llegar al destino requieren en las inmediaciones de dichos centros.
Es básico que estos proyectos se fueran desarrollando o creciendo muy paralelos al ritmo que la ralidad marcara.
Una inversión exagerada que no cumple con las expectativas, crea un ambiente funesto en todo el conjunto. (Despacito y buena letra).
El emplazamiento de Sangarcia, con un clima seco y frío,calor, da mucho juego a estas actividades.
Felicidades por la pagina que has creado un saludo de mi madre y de un amigo.
Maria Montalvo y Rafael Illana Montalvo