domingo, 24 de noviembre de 2013

Dos años perdidos



El pasado 20N se ha cumplido dos años de la victoria electoral de Rajoy con una amplia mayoría absoluta. Los españoles acudieron a las urnas ese día con la esperanza de que el cambio de gobierno diese respuesta al problema del empleo y la desesperación por la que empezaban a atravesar muchas familias. El PP, con Rajoy a la cabeza, les hizo creer que la situación cambiaría con la llegada al poder de los populares y el relevo de Zapatero y los suyos. Incluso, el actual ministro de Hacienda llegó a espetar a la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso –como ha relatado ella y no ha desmentido él- “que se hunda España, que ya lo levantaremos nosotros”, en alusión al PP. 

Sin embargo, por desgracia, todo ha devenido en un gran fiasco. La mentira y la prepotencia del PP en la oposición se han prolongado a su acción de gobierno, acompañadas de una actitud displicente hacia los ciudadanos y un desprecio hacia las fuerzas políticas contrarias, en especial hacia el primer partido de la oposición. Un estilo de gobierno superado por la actual situación y que busca ante todo una conformación del modelo social hacia su modelo ideológico: el neoliberalismo. 

En estos dos años de gobierno del PP todos los grandes indicadores económicos han empeorado: el paro se ha incrementado casi cuatro puntos; el déficit del Estado no solo no ha bajado, sino que se ha incrementado. Y eso a pesar de las facilidades que ha dado la Comisión Europea. La Deuda Pública ha pasado del 69 por ciento del PIB al 94 por ciento. 

Pero, además, ha hecho todo lo contario de lo que prometió y en algún caso se criticó al Gobierno socialista con todo descaro y agresividad pública; han subido todo el elenco de impuestos; han bajado de forma considerable los salarios de todos los españoles; han reducido el poder adquisitivo de los pensionistas, a quienes han utilizado sin ningún rubor ante la opinión pública, con total falta de respeto a su dignidad; han recortado derechos y erosionado gravemente el Estado del Bienestar –sanidad, educación, prestaciones sociales y dependencia-; han limitado el acceso a la tutela judicial efectiva y están en curso de quebrar la autonomía local, entre otros muchos agravios. ¡Qué más se puede pedir a los que se presentaban como salvapatrias!

Estos dos años de Gobierno popular han puesto de manifiesto también sus vergüenzas. La corrupción ha impregnado durante años su acción política. Con el mayor descaro posible el presidente del PP y de todos los españoles ha intentado taparlas con la mentira en sede parlamentaria. No conformes con ello, la manipulación de los medios de comunicación públicos constituye un factor común denominador de su acción de gobierno. Y lo mismo ocurre con la búsqueda de alianzas mediáticas en su defensa utilizando para ello el poder institucional que les otorga una amplia mayoría absoluta en los diferentes niveles de la Administración y su influencia en los grandes grupos empresariales. Hoy más que nunca es necesaria la regeneración democrática y un nuevo código ético en la acción política.

El futuro no se presenta mejor. El Gobierno carece de hoja de ruta e improvisa al son de la mediocridad de su líder. El anuncio de nuevos recortes –hasta 35.000 millones de euros para el próximo año- y la cercanía de nuevas elecciones en los próximos dos años nos pueden reencontrar con el mejor PP, anteponiendo sus propios intereses a los de los españoles, como siempre hizo.    









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