miércoles, 4 de diciembre de 2013

Por una Constitución renovada


Se cumple el 35 aniversario de la Constitución española. Quizá su efemérides más turbulenta en su larga vida. En la celebración del 26 aniversario en la provincia de Segovia –cuando la Delegación del Gobierno ejercía con responsabilidad la representación del Estado y hacia patria con sentimiento- contamos con la presencia de uno de los siete padres de la Constitución, Gregorio Peces-Barba, ya fallecido. Peces-Barba en el acto de homenaje a la Carta Magna en el Palacio de Mansilla resaltó la importante contribución del texto constitucional al bienestar de España y abogó por reformarla para garantizar la igualdad de acceso de la mujer a la Corona. Una pequeña reforma como él la calificó.

Han pasado nueve años. Y en estos nueve años la constitución ha envejecido a un ritmo frenético. La crisis y los efectos de la ‘globalización’ han contribuido a ello. Hoy contamos con casi cinco millones de españoles en paro. Muchas familias están pasando auténticas dificultades para poder llevar una vida digna. Y comprueban atónitos como el Gobierno no solo recorta derechos sociales, laborales  y libertades, sino que se ceba también en retirar las ayudas para quienes más las necesitan: parados, dependientes, excluidos sociales… Hoy día a día se quiebra la cohesiónsocial. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres empobrecen día a día más. La desafección hacia la política y los políticos crece de manera preocupante para nuestro sistema democrático.

Hoy más que nunca se requiere un planteamiento solidario ante los efectos de la crisis económica. Es necesario garantizar constitucionalmente derechos básicos e impulsar una gran reforma fiscal que contribuya a la redistribución equitativa de la riqueza en nuestro país. 

Para evitar las disfunciones y tensión del actual Estado autonómico que estamos viviendo -en especial en Cataluña- es necesario buscar un amplio acuerdo político y social para diseñar un nuevo modelo territorial que garantice la unidad y la cohesión del Estado, lo que conllevará una profunda reforma del texto constitucional.

En materia de derechos y libertades la sociedad ha evolucionado mucho en estos años. Es necesario reforzar nuevos derechos y garantizar las libertades públicas ante las potenciales veleidades de quienes se pueden llegar a considerar con soberanía plena por la coyuntura electoral del momento. Se ha de profundizar en la trasparencia de las instituciones de todas aquellas instituciones que reciban fondos públicos por respeto a los ciudadanos. Al mismo tiempo, el Estado ha de garantizar los derechos y el ejercicio de la libertad religiosa de toda la ciudadanía en condiciones de igualdad.

El balance de estos 35 años de democracia es muy positivo. España ha conseguido las mayores cotas de libertad e igualdad, y el periodo más largo de convivencia pacífica de su historia. Ahora es necesario buscar un amplio consenso para adaptar la Constitución de 1978 a la experiencia acumulada y a la realidad del siglo XXI, lo que permitirá que las próximas generaciones reciban un marco constitucional de convivencia mejor dotado para afrontar los retos del futuro.


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