domingo, 20 de septiembre de 2015

Desprecio institucional y ciudadano



Esta última semana hemos vivido en el Congreso uno de los espectáculos más dantescos de la historia parlamentaria. Un diputado de Amaiur rompió en tribuna dos páginas de la Constitución ante la pasividad del presidente de la Cámara, que en ese momento no reaccionó. En concreto, según él las dos primeras páginas de la Carta Magna, en las que se recoge el precepto de la “soberanía nacional”.

Con su actitud, este personaje, escenificó un desprecio hacia todos lo españoles y pueblos del Estado, a la vez que puso de manifiesto la visión autocrática y totalitaria de la acción política de su grupo. Ultrajar la Constitución significa pisotearnos a todos, seamos catalanes, vascos o castellanos. Una acción que le deslegitima para poderlos representar al no respetar los principios democráticos de la mayoría.

Este tipo de actuaciones merecen una acción más firme por parte de la Cámara. Han sido varios los diputados y asistentes que han efectuado manifestaciones impropias en el Parlamento con el único motivo de llamar la atención o de manifestar su odio. El actual reglamento tiene un vacío que es urgente cubrir para impedir que este tipo de actuaciones se repitan y conviertan la tribuna en una plataforma para el bufoneo.

A pesar de hacerlo con retraso, el presidente del Congreso reaccionó, y lo hizo bien, como él suele hacer las cosas, con naturalidad. Ahora espero que a los diputados que día a día trabajamos por hacer del parlamento el centro del debate político y de las propuestas se nos reconozca frente a quienes hacen todo lo posible por devaluar la acción parlamentaria.

El exabrupto referido coincidió con el desarrollo de un gran debate parlamentario sobre la reforma de la naturaleza del Tribunal Constitucional. Una pena, porque este hecho contribuyó a diluir un poco el protagonismo de la excelente intervención del portavoz del PSOE, tanto desde el punto de vista doctrinal como político. Un debate que puso de manifiesto la baja talla técnica y política del actual portavoz del PP y las miserias de sus políticas.

En este debate también quedó claro el desprecio institucional del Gobierno del PP hacía los catalanes y el resto de los españoles. El PP está instrumentalizando las elecciones catalanas en beneficio propio. Como le importa muy poco su resultado, dada su baja expectativa de voto, están utilizándolas para reforzar sus apoyos para las generales en el resto de España. Para ello se presentan como el único partido capaz de defender la unidad de España y de evitar la independencia de Cataluña.

El PP actúa de forma mezquina. Ahora, ya se sabe: quien siembra viento, recoge tempestades. Y su filibusterismo político puede tener efectos contrarios a los deseados. Utilizan la misma táctica que el Mas y los suyos, y que la del bufón de esta semana, el desprecio a las instituciones y a los ciudadanos. 



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