sábado, 29 de diciembre de 2018

2018, el año de la moción


La sentencia del Gürtel en el mes de mayo marcó un punto de inflexión en la política española en 2018. Ante esa decisión judicial, el PSOE no tenía otra salida, como principal partido de la oposición, que presentar una moción de censura al Gobierno de Mariano Rajoy. De lo contrario, se habría legitimado políticamente la corrupción del PP, tal y como constataba la sentencia, en la que se prueba que el PP se financió con una caja B en su sede central. Todos los partidos de la oposición, con excepción del Cs, UPN, Foro Asturias y CC, apoyaron y dieron carta de naturaleza al nuevo Gobierno socialista, que se aprobó con 180 votos a favor. Pedro Sánchez defendió la moción de censura por “coherencia, responsabilidad y democracia”, a la vez que estableció su hoja de ruta: “Estabilizar, atender las urgencias sociales y convocar elecciones”.

El nuevo Gobierno ha dado nuevos aires a la gestión. Frente al inmovilizado de Rajoy, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha mostrado mucho más dinámico. Ha puesto en marcha un programa de marcado carácter reformista que, ante el bloqueo de la mayoría del PP y de Cs en el órgano de Gobierno de la Cámara, ha suplido con el despliegue de reales decreto ley que ha contado con el apoyo, no sólo de sus socios, sino en mucho de ellos con el acuerdo de Cs e incluso del PP. La subida del salario mínimo, el acuerdo en pensiones, los acuerdos de inmigración con la UE, el pulso del Brexit, la relajación de la tensión en Cataluña y una política exterior más fresca y dinámica son algunos de los hitos del Gobierno del PSOE desde el uno de junio hasta finales de año. El actual Gobierno de España proyecta en el exterior una imagen muy diferente a la que trasladaba el Gobierno de Rajoy, muy desgastado por sus continuos casos de corrupción y por la toma de decisiones en sus seis años al frente del Ejecutivo.

Estos 200 días de gobierno no han estado exentos de dificultades. Han sido dos los ministros que han tenido que presentar su dimisión. Lo hicieron por un exceso de celo, sin correspondencia con causa penales, tal y como ha puesto de manifiesto la Justicia. La tensión política ha crecido con intensidad a partir de la designación del nuevo líder del PP. El electoralismo y la oportunidad de desgastar al contrario está primando sobre los problemas reales. Másteres, doctorados, conversaciones grabadas por gánsteres del chantaje a personas que nunca sospecharon ni por asomo, cuando participaban en conversaciones privadas, que podía algún día ser ministros, marcan los temas de debate en el parlamento.

Cataluña ha sido el nudo gordiano sobre el que ha pilotado toda la acción política. Es el problema por excelencia de este 2018 que ahora termina. Sánchez sabe que la solución o fracaso del  problema catalán le dará alas para permanecer al frente del Gobierno mucho o le mandará al banquillo si no es capaz de encontrar una solución aceptada mayoritariamente por los españoles. La apuesta por la vía del diálogo con pleno respeto a la ley es la única solución que puede perdurar en el tiempo. La está intentando sin que el partido haya llegado hasta el momento a su punto álgido. Puede salir bien y regresar así a la senda de la normalidad, a pesar del posicionamiento de PP y Cs que abogan por la aplicación del 155 con un tono electoralista, a la vez que piden disolver las cámaras al mismo tiempo, algo así como sorber y soplar al mismo tiempo. Con más de dos millones de independentistas en Cataluña, de entrada, la opción del Gobierno de Sánchez parece la más sensata, una vez establecida con nitidez las líneas rojas.

El Gobierno ha pactado con Podemos un proyecto social que se plasma en un proyecto de presupuesto para 2019. Por suerte la economía va bien y todo indica que vamos a seguir creciendo por encima de la media de los países europeos. No obstante, problemas estructurales como el de la despoblación de una gran parte de España, la obsolescencia del modelo productivo, o el déficit del sistema de pensiones son palabras mayores que requieren pactos de Estado y el concurso de todos, incluida la comprensión de la ciudadanía. El proyecto de presupuestos para 2019 cuenta con la oposición activa del PP y Cs. Se da la circunstancia de que el Gobierno del PP consiguió sacar adelante los presupuestos generales de 2018 en el Congreso unos días antes de la moción de censura con el concurso de Cs. Una empresa que fue posible gracias a que el PSOE facilitó la aprobación de la senda del déficit en 2017, precisamente lo que en estos momentos PP y Cs están negando al Gobierno de España en la tramitación de los presupuestos de 2019 en el Senado. El Gobierno se verá obligado así a respetar la senda de déficit marcado por el Gobierno del PP y a adoptar medidas que permitan el equilibrio presupuestario en este caso, si prosperan los presupuestos, o bien prorrogar los de 2018, siguiendo la táctica política de Rajoy. La respuesta la tiene el 2019. Incertidumbre y tensión no faltará.




No hay comentarios: