El pasado 23 de abril se celebró el Día de Villalar, la fiesta de la Comunidad de Castilla y León, que conmemora la derrota sufrida por los ejércitos de las Comunidades de Villa y Tierra castellanas durante la Guerra de las Comunidades, en 1521. Fuimos muchos los que un año más nos desplazamos a este hermoso pueblo vallisoletano. La fiesta de la Comunidad puso de manifiesto, un año más, la falta de entusiasmo y sentimiento de los castellanos y leoneses.
Durante los últimos 22 años ha gobernado el PP en Castilla y León. Ha sido un gobierno que se ha caracterizado por la gestión del día a día, sin abordar los grandes problemas que afectan a la Comunidad. Castilla y León ha carecido y carece de un proyecto de futuro para crear bienestar y enriquecer nuestra tierra. Hoy, más que nunca, en Castilla y León se agudiza el problema de la despoblación, el envejecimiento y el éxodo de los más jóvenes y los más cualificados. Por desgracia, Castilla y León no se ha convertido en tierra de oportunidades, sino en tierra de conformismo y falta de iniciativas. El gobierno actual de la Junta es el que mejor refleja el carácter de los castellanos y leoneses.
El discurso del presidente Herrera en la campa de Villalar, un año más, ha sido un discurso hueco. Eso sí, supo acompañarse por los principales líderes sindicales, pues ya se sabe que “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Y eso a pesar de la falta de un proyecto que permita crear empleo, abordar el problema de la despoblación y garantizar la cohesión territorial, evitando el éxodo de los jóvenes y repoblando amplias zonas de la comunidad donde no hay vida. Pero también dice el refrán “ande yo caliente y ríase la gente”. En fin, falta de compromiso y ganas de luchar por lo que realmente necesita Castilla y León: un revulsivo.
Revulsivo que, sin duda, es Óscar López. Su discurso en la ofrenda floral ante el monolito fue magnífico. Lleno de ilusión y entusiasmo, reivindicando para Castilla y León una oportunidad para que los más jóvenes no tengan que abandonar su tierra. El nuevo líder autonómico entraña todo lo que no tiene el PP en el gobierno de la Junta. Tiene proyecto e ilusión para Castilla y León. Entiende las características diferenciales de los leoneses y de las distintas zonas periféricas de la Comunidad. Prueba de ello es que los dirigentes del PP, desde la llegada de Óscar a la Secretaría General del PSOE en Castilla y León, han cambiado la referencia a los “castellano-leoneses” por “castellano y leoneses”; y representa al estrato social de todos aquellos que quieren una Castilla y León en movimiento y no parada. Ahora es necesario que ese mensaje lo entiendan cuantos más mejor, incluso los que aparentemente son progresistas. De ello dependerá que Castilla y León salga del agujero en el que se encuentra.
Durante los últimos 22 años ha gobernado el PP en Castilla y León. Ha sido un gobierno que se ha caracterizado por la gestión del día a día, sin abordar los grandes problemas que afectan a la Comunidad. Castilla y León ha carecido y carece de un proyecto de futuro para crear bienestar y enriquecer nuestra tierra. Hoy, más que nunca, en Castilla y León se agudiza el problema de la despoblación, el envejecimiento y el éxodo de los más jóvenes y los más cualificados. Por desgracia, Castilla y León no se ha convertido en tierra de oportunidades, sino en tierra de conformismo y falta de iniciativas. El gobierno actual de la Junta es el que mejor refleja el carácter de los castellanos y leoneses.
El discurso del presidente Herrera en la campa de Villalar, un año más, ha sido un discurso hueco. Eso sí, supo acompañarse por los principales líderes sindicales, pues ya se sabe que “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Y eso a pesar de la falta de un proyecto que permita crear empleo, abordar el problema de la despoblación y garantizar la cohesión territorial, evitando el éxodo de los jóvenes y repoblando amplias zonas de la comunidad donde no hay vida. Pero también dice el refrán “ande yo caliente y ríase la gente”. En fin, falta de compromiso y ganas de luchar por lo que realmente necesita Castilla y León: un revulsivo.
Revulsivo que, sin duda, es Óscar López. Su discurso en la ofrenda floral ante el monolito fue magnífico. Lleno de ilusión y entusiasmo, reivindicando para Castilla y León una oportunidad para que los más jóvenes no tengan que abandonar su tierra. El nuevo líder autonómico entraña todo lo que no tiene el PP en el gobierno de la Junta. Tiene proyecto e ilusión para Castilla y León. Entiende las características diferenciales de los leoneses y de las distintas zonas periféricas de la Comunidad. Prueba de ello es que los dirigentes del PP, desde la llegada de Óscar a la Secretaría General del PSOE en Castilla y León, han cambiado la referencia a los “castellano-leoneses” por “castellano y leoneses”; y representa al estrato social de todos aquellos que quieren una Castilla y León en movimiento y no parada. Ahora es necesario que ese mensaje lo entiendan cuantos más mejor, incluso los que aparentemente son progresistas. De ello dependerá que Castilla y León salga del agujero en el que se encuentra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario