domingo, 6 de junio de 2010

Síndrome madrileño

A muchos segovianos nos obnubila todo lo que huele a Madrid. Nos gusta comprar allí, aunque compremos más caro y peor; cuando tenemos que buscar trabajo, si lo encontramos en Madrid, es como si lo tuviésemos en Segovia; y, en general, nos gusta sentirnos madrileños; nos parece un plus. Algo de este síndrome madrileño parece estar en el proceso de integración de Caja Segovia.

El síndrome madrileño permite explicar por qué, una vez iniciado el proceso con Grupo Banca Cívica, la cúpula directiva de Caja Segovia hizo guiños a Caja Madrid, mostrando muy poco interés por las ofertas del grupo liderado por Caja Navarra. Una única propuesta de por Banca Cívica ha servido para agotar y deslegitimar la negociación. Ni ofertas, ni contraofertas, ¡para qué! Para este viaje no se necesitaban alforjas. Hubiese sido más fácil desde el principio rechazar la propuesta de la Junta y del Banco de España sobre la posibilidad de integrase en Banca Cívica. Al menos, más leal. Todo indica que no ha habido voluntad de negociación. ¿Por ambas partes? No se puede afirmar, pero es evidente que Caja Segovia, y Caja Ávila, estaban flirteando con Caja Madrid, mientras deshojaban la margarita. Al final se han echado en sus brazos a cambio de promesas. Y una cosa es prometer y otra dar trigo.

Lo que nos preocupa a los que tenemos nuestros ahorros en Caja Segovia es garantizar la disponibilidad de nuestro dinero y su rentabilidad. Su calidad del servicio y su red comercial da un plus añadido, mucho mayor en la medida que realicemos con la entidad operaciones de crédito, pero esto queda en un segundo lugar en momentos de dificultad.

La decisión de integrarse en el grupo liderado por Caja Madrid no es fácil. Como factor positivo está la amplia red de cajeros y oficinas del grupo para quienes se mueven entre Madrid y Segovia. Sin embargo, gran parte de los intereses comerciales de Caja Segovia se solapan con los de Caja Madrid. En Madrid, Caja Segovia dispone de 22 oficinas, que se integrarían en el nuevo grupo, perdiendo gran parte de su fortaleza actual y su seña de identidad.

Caja Madrid tiene unos activos muy superiores a Caja Segovia –30 veces más-. Lo mismo ocurre en recursos propios. Pero esto ocurre con todas las cajas que forman el SIP liderado por Caja Madrid, que apenas llegan a tener un peso del 16 por ciento de ésta. Caja Madrid tendrá fortaleza suficiente para imponer siempre su criterio. Esto no se producía en Banca Cívica, dónde las cajas minoritarias tenían un peso equivalente a la caja líder.

Otro problema controvertido es el laboral. Cualquier proceso de fusión, aunque sea fría como es el caso, se orienta a la reducción de costes y a la generación de economías de escala. Madrid cuenta con un gran número de sucursales de las distintas cajas a integrar, lo que se traducirá en la supresión de gran parte de esas oficinas y en el ajuste de puestos de trabajo.

La Obra Social de Caja Segovia ha sido uno de sus principales baluartes. Con el proceso de integración, sus dotaciones se verán reducidas en los próximos años; pero, en el caso de integración en Caja Madrid, la incertidumbre es mayor. Todo parece indicar que tanto Caja Madrid como la Caixa, si se sigue las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional -FMI-, que ya presidiera el Sr. Rato, acabarán constituyéndose en dos grandes bancos. De ahí, que el futuro de sus obras sociales sea incierto.

Caja Madrid no atraviesa por sus mejores momentos. Hace unos días anunció que acudirá al Fondo de Regulación de Ordenación Bancaria –FROB- , lo que contrasta con la consistencia y solvencia de Caja Navarra. A veces no es oro todo lo que reluce.

Tanto el Consejo de Administración como la Asamblea de Caja Segovia se tendrán que pronunciar en este mes sobre su futuro. No se pueden reproducir los errores pasados. Los consejeros y miembros de la asamblea tienen la obligación de decidir consistentemente, para lo cual han de evaluar la información disponible y sospesar los pros y contras de las diferentes opciones. No se puede tampoco olvidar el tejido financiero y sus efectos a largo plazo de la comunidad política a la que pertenecemos. Hay que decidir mirando al futuro, pero sobre todo a los intereses de los segovianos y de los castellanos y leoneses, al margen de otros intereses espurios. Estoy seguro que así será.



1 comentario:

Albert dijo...

Señor Gordo: si analiza en un post la situación en la que ha quedado el Gobierno Municipal después de la "cagada" monumental del disco con injurias al Rey, no olvide no echarle la culpa al PP como suele hacer habitualmente.
¡Saludos!