Desde hace tiempo, el candidato del PSOE a la Junta de Castilla y León, Óscar López, viene pidiendo un debate público al candidato del PP y actual presidente, Juan Vicente Herrera, para contrastar programas, actuaciones y capacidad de gobierno ante los próximos comicios autonómicos. Todo apunta a que el debate no se va a producir ante la negativa persistente del Sr. Herrera.
Diferentes colectivos, entre ellos la Asociación de la Prensa, han abogado por la necesidad de realizar debates entre los candidatos que contribuyan a reforzar el proceso democrático. Comparecer ante los medios de comunicación, en especial en la televisión, bien para defender la gestión realizada y presentar un nuevo programa de gobierno; o bien para disentir de lo realizado por el equipo de gobierno y presentar un programa alternativo, constituye un derecho de los ciudadanos para poder ejercer su derecho al voto de forma adecuada. Con ello se legitiman los partidos, pero sobre todo los candidatos.
¿Qué les mueve al candidato y presidente Herrera y al Partido Popular a negar el debate? Desde mi punto de vista, son múltiples las razones. En primer lugar, les ha ido siempre bien haciendo una política oscurantista. ¡Para qué cambiarla!
La acción política de los 24 años de gobierno del PP en la Junta presenta enormes lagunas: no han sido capaces de conseguir una identidad de los castellanos y leoneses con la Comunidad Autónoma; amplias zonas del territorio se han despoblado y muchos pueblos han desaparecido o tienen los días contados; el éxodo juvenil y el envejecimiento de la población es un problema común a las nueve provincias; y se carece de un tejido industrial que sirva de motor a la economía. Un panorama nada halagüeño para además someterlo al veredicto público y mediático, más cuando el rival te puede quebrar el monopolio de la información, a diferencia de impacto unidireccional de la propaganda del que viene haciendo uso el equipo de Gobierno de la Junta.
Pero hay otras razones para no debatir. El presidente Juan Vicente Herrera tendría que explicar los importantes desequilibrios que existen entre las distintas partes del territorio de Castilla y León, y por qué se han producido. Pero también debe explicar cómo va a hacer frente al enorme desempleo que en estos momentos tiene la Comunidad y cómo va a afrontar los importantes desequilibrios presupuestarios que se avecinan en el futuro, entre otros problemas. Para Herrera lo más fácil es no celebrar el debate y seguir echando la culpa de todos sus males al Gobierno socialista con su aparato propagandístico.
Mientras tanto, la táctica de la disuasión también vale. Para ello la consejera Silvia Clemente se ha ofrecido a efectuar un debate con Óscar López, al ser ambos cabeza de lista por la circunscripción de Segovia. Se trata, una vez más, de confundir y engañar a los castellanos y leoneses. El debate, para que sea efectivo, se ha de producir entre los candidatos a la Presidencia de la Junta, que son los que representan a las dos grandes opciones políticas con posibilidad real de gobernar. Cono complemento del debate, se pueden celebrar otros entre los cabezas de lista de cada provincia. ¿Estaría dispuesto Herrera a debatir con Óscar López como candidato autonómico del PSOE, y con la candidata de Burgos del PSOE, circunscripción por la que se presenta? Óscar López, en el sentido recíproco, sí; pero me temo que Herrera no.
El debate es una cuestión ya no sólo de higiene democrática, sino también de respeto a todos los castellanos y leoneses para que el día 22 de mayo puedan expresar su voluntad de elección de la forma más consistente posible. ¡No se lo neguemos! No se lo merecen.
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