domingo, 28 de agosto de 2011

Botellón de verano

Llamativa. Francamente llamativa la interpretación que gran parte de la gente joven hace de las fiestas de verano en muchos pueblos de Castilla en su versión nocturna, al menos en los que participo más directamente, que son unos cuantos. La asistencia a la verbena se traduce en una estancia en torno al maletero de uno o de varios coches, en los que hay bebidas durante muchas horas. Se habla y se escucha música, para después, no siempre, dejarse caer un ratito por la plaza del pueblo y participar del ambiente.

Ni mejor, ni peor que en otras épocas. No deja de llamar la atención la gran ingesta de alcohol por gran parte de ellos, tirando de la botella de vodka, ginebra o cualquier otro tipo de bebida que ayude a coger tono. La nevera abastece con suficiencia toda la demanda que se pueda presentar. El problema es que de esta forma es muy difícil graduar lo que se acaba bebiendo. La bebida en la barra del bar con el coste y el desembolso asociado que conlleva siempre permite modular y controlar lo que se bebe, pero el botellón, no.

Por suerte, cada vez está más extendida la figura del conductor de reserva. Ese que esa noche conduce, pero no bebe. Sin embargo, esta práctica puede conducir a la larga a un problema de salud pública. El alcohol crea dependencia, y sus ingesta continuada y sin control pueden crear no pocos problemas.

Las verbenas de verano de los pueblos castellanos han constituido siempre una magnífica oportunidad para el encuentro con otras personas de la zona, y para conocer a otras muchas. La conversación, el diálogo e incluso el baile en alguna nos han permitido a muchos disfrutar del momento y hacer excelentes amigos. Resulta por eso muy difícil entender cómo se puede cambiar esta práctica por otra que solo aporta dolor de cabeza y malos rollos.

No lo entiendo, sinceramente no lo entiendo y creo que no voy a ser capaz de comprenderlo. Por eso más que llamativo, para mí es alucinante. Me quedo con las viejas prácticas.



martes, 23 de agosto de 2011

Dogmatismo o relativismo

El Papa Benedicto XVI en su reciente visita a Madrid ha pedido a sus seguidores ahondar en la “radicalidad” cristiana para contrarrestar el “eclipse de Dios”. En un encuentro con 1.664 monjas jóvenes afirmó que, “frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad”. Esta posición dogmática de Ratzinger, considerado en tiempos del Papa Juan Pablo II como el gran ideólogo y teólogo contemporáneo de la Iglesia católica, no deja lugar a dudas: el dogmatismo ha marcado y sigue marcando cualquier acción futura en la línea de actuación del Vaticano; y en este enfoque puede radicar el eclipse al que hizo referencia el Papa, que posiblemente no sea de Dios, sino de la orientación de la Iglesia por sus actuales dirigentes.

Muy lejos quedan aquellas palabras de Juan XXIII cuando afirmó, poco antes de morir, el 23 de mayo de 1963, en el Concilio Vaticano I: “Hay que admitir que la libertad religiosa debe su origen no a las iglesias, no a los teólogos y ni siquiera al derecho natural cristiano, sino al Estado moderno, a los juristas y al derecho racional mundano, en una palabra al mundo laico”.

El laicismo, hoy en día, es considerado por la Iglesia católica como una amenaza a la expansión del catolicismo. De ahí la necesidad de frenarlo y crear encuentros como las ‘Jornadas Mundiales de la Juventud’ que acaban de concluir. La libertad religiosa deviene así en una mala compañera de viaje, auque no quede más remedio que admitirla en el nuevo marco social. Ahora se trata de sensibilizar a la población e impulsar el proselitismo religioso; una nueva fórmula de evangelización adaptada al siglo XXI. Una nueva cruzada que pone más su huella en las cuestiones emocionales que en el imperio de la razón. Todo parece indicar que es más importante la fortaleza del poder religioso y su expansión, que la consistencia de la profesión de la fe y la repuesta a los grandes problemas que presenta la humanidad.

En una sociedad tan compleja como la actual, donde los cambios y las transformaciones son constantes, la Iglesia sigue anclada en el dogmatismo, y ensimismada; lejos de lo que debiera constituir la esencia de su actuación. Basta escuchar y analizar los mensajes del Papa Ratzinger de estos días para constatarlo, al menos desde una perspectiva plural y de pleno respeto y equidad hacia la libertad religiosa.

El relativismo en el planteamiento y respuesta a los problemas de la sociedad del siglo XXI, lejos de ser una amenaza, es una oportunidad para su adaptación y respuesta a los mismos. El dogmatismo como doctrina de acción es propio de sociedades monolíticas y poco avanzadas, todo lo contrario que es y se manifiesta la sociedad actual.

En este contexto la “radicalidad evangélica” puede ser muy eficaz para el impulso de los más fanáticos o aquellos que presenten laxitud en sus convicciones, pero dudo que sea abrazada por la inmensa mayoría silenciosa, que al fin y al cabo es la dominante.



sábado, 20 de agosto de 2011

Difícil para todos, responsable para algunos

Difícil. El pasado curso político fue muy difícil para todos, para el partido en el Gobierno, para la oposición y, sobre todo, para los ciudadanos, que veían cómo las dificultades económicas y el paro no cesaban.

Sin embargo, la forma de afrontar las dificultades fue muy distinta entre el PSOE y el PP. Mientras que los socialistas centramos nuestro curso político en buscar, con responsabilidad, las mejores salidas a la crisis y la estabilidad económica y social del país, y nuestra mayor preocupación seguía siendo el paro; los populares se dedicaban a crispar, enfrentar, no apoyar las medidas necesarias para el país y los ciudadanos, y utilizar todo lo que se les pasaba por la cabeza con un fin únicamente servil: llegar a La Moncloa sea como sea.

Hace unos días, presenté mi balance de actividad en el curso político. Ha sido un trabajo intenso y siempre mirando hacia los ciudadanos, como no podía ser de otra manera.

Cinco han sido las leyes y dos iniciativas apoyadas en pleno las que tuve entre manos desde mi escaño en el Senado. La de contratos del sector público en los sectores del agua, energía, transporte y servicios postales; la ley del sector postal; de relación entre los concesionarios y los fabricantes de coches; de seguridad de aviación civil; régimen económico y prestación de servicios de los puertos de interés general; y sistemas de pago y liquidación de valores.

Una pregunta oral y 30 escritas, la intervención en más de 30 reuniones del pleno o de comisiones; siete mociones en pleno, once en comisiones y tres como consecuencia de interpelaciones; más de cien reuniones y comisiones de actividad parlamentaria; 190 encuentros con distintas organizaciones y colectivos; la asistencia a cerca de 90 actos de distinto tipo; un centenar de notas de prensa, 22 ruedas de prensa y 119 declaraciones a los medios…

Ha sido una labor continua y extensa. Y siempre buscando el mismo fin: trabajar para y por los ciudadanos. Y así seguiremos haciéndolo desde el PSOE.


NOTA DE PRENSA




domingo, 14 de agosto de 2011

Entropía social y política




Durante la última semana hemos vivido con cierta perplejidad los saqueos, incendios de edificios y actos vandálicos que se han producido en ciudades del Reino Unido, entre otras: Londres, Birmingham y Manchester. Como consecuencia de esto actos han muerto cinco personas, se han producido cuantiosos daños y se ha detenido unas 1.700 detenciones.

Entre los asaltantes no solo se encontraban personas desahuciadas socialmente, sino también profesores, niños de clase bien y menores. La pregunta es: ¿Por qué se producen estos comportamientos? ¿Son una consecuencia de la crisis económica? ¿Cuál es la razón que lleva a un nutrido grupo de personas a comportarse como unos vulgares ladrones y matones? La respuesta no es simple. Y durante estos días los periódicos han vertido mucha tinta analizando las posibles causas.

Hay quien piensa que el problema radica en la marginalidad de muchos colectivos, en su exclusión social. Esa, sin duda, es parte del problema, pero no la única causa. Desde mi punto de vista, el núcleo de este movimiento de “odio” sobrevenido se encuentra en la cultura colectiva e impulsiva de consumo que ha creado el sistema capitalista. Hay muchas personas que viven en esa cultura: necesitan comprar y acceder a los bienes de consumo, y cuando no pueden por razones económicas son fruto de tensiones emocionales y envidias, que pueden desencadenar en actos como los que hemos visto esta semana en Inglaterra.

Otros han proyectado en estos actos vandálicos su frustración social: su fracaso en la búsqueda de empleo; el rechazo de la sociedad; o, incluso, el hartazgo a la monotonía y la falta de valores propios en los que proyectar su “modus vivendi”. El asunto es mucho más profundo que un simple problema policial, como en un principio lo calificó el premier británico, Sir Cameron. Es mucho más profundo y entronca en la propia cultura social del capitalismo. Un problema de difícil solución en un corto plazo.

Pero el nivel de entropía del sistema también se ha proyectado durante estos días en nuestro país en el ámbito político. El presidente del PP en Andalucía, Sr. Arenas, ha vuelto a lanzar dardos sobre el candidato del PSOE a las próximas elecciones generales y ha manifestado que “Rubalcaba en el ejercicio de sus funciones como ministro del Interior no ha hecho todo lo posible para acabar con ETA”. Idea que ha sido profundizada y ampliada por el portavoz de Interior del PP en el Congreso, Sr. Cosidó. ¡Que barbaridad y qué despropósito! Está visto que para esta gente –si quieren gentuza- todo vale.

Si alguien ha realizado una labor eficaz en la lucha contra ETA, ese ha sido Alfredo Pérez Rubalcaba. Ha estado y es posible que esté, si ETA tiene capacidad operativa, que lo dudo, entre sus principales objetivos. O caso el Sr Arenas no recuerda ese atentado frustrado que la Guardia Civil logró desmantelar en Cádiz y que iba dirigido a Rubalcaba. Siguiendo el modelo termodinámico, la táctica política del PP es pura entropía política. A las pruebas me remito.

Pero hay otras muchas manifestaciones de entropía social y política, entendida esta como grado de desorden de un sistema. En general, todo aquello que adormece el intelecto individual y fomenta la manipulación colectiva contribuye a esto. Durante estos días y los próximos, muchas calles españolas están repletas de filas humanas, por lo general jóvenes, subsumidas al interés colectivo de la “cruzada del siglo XXI”. Pero esto merece un análisis diferencial.






domingo, 7 de agosto de 2011

¡Ya está bien!

Esta última semana la prima de riesgo de la deuda con respecto al bono alemán a 10 años ha alcanzado niveles históricos. La española llegó hasta un pico de 417 puntos básicos; después se situó en valores más bajos. La prima de riesgo italiana, una vez estabilizada, superó a la española. Los mercados financieros ponen así en entredicho a dos países con un gran peso específico en la zona euro.

El origen de este problema se encuentra en el retraso de la puesta en marcha del Fondo de Estabilidad Financiera que la eurozona aprobó hace unos días; en los problemas de la deuda americana; y en la aplicación de las reformas estructurales para el control del déficit público; y, por qué no decirlo también, la torpeza del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Sr. Trichet al no clarificar si el BCE iba a comprar deuda española e italiana.

Berlusconi ha movido ficha. Ha anunciado que adelantará un año el equilibrio fiscal comprometido para 2014 – si es que es verdad-. EL BCE parece estar dispuesto a comprar deuda siempre y cuando se aceleren las reformas como señal de confianza. En el caso de España, hace falta que los planes se pongan en marcha de manera más rápida. Zapatero ha anunciado medidas de ajuste para el Consejo de Ministros del 19 de agosto. Hasta la puesta en marcha del fondo de estabilización, estas medidas pueden dar un poquito de oxígeno, pero insuficiente.

Las próximas semanas estarán repletas de sobresaltos, y el Gobierno se puede ver obligado a dar señales inequívocas de su compromiso con el Plan de Estabilidad. Lo que la Comisión Europea y el BCE demandan es una mayor “contundencia” para controlar el gasto autonómico. Pero hay poco que hacer. El PP controla 12 de las 17 comunidades autónomas, y no está por la labor. Al menos hasta que se celebren las elecciones generales, suponiendo que gane el PP.

Mientras tanto el país puede atravesar momentos muy difíciles que no se arreglan con las elecciones, sino con la adopción de decisiones impopulares en el ámbito de las comunidades autónomas. El Gobierno, dadas las características de nuestra estructura política, no puede incidir en sus competencias; salvo que apruebe un Real Decreto Ley que recorte las retribuciones de los empleados públicos, lo que le pondría al pie de los caballos ante las próximas elecciones.

¡Qué paradoja! Quien actúa con responsabilidad sería penalizado en las urnas; y quienes hacen dejación de sus funciones son premiados por los ciudadanos. Basta recordar el último Consejo de Política Fiscal y Financiera y la posición que mantuvieron las comunidades autónomas gobernadas por el PP. Lo de las medidas de ajuste no va con ellos. Prefieren quemar el Estado con tal de llegar al poder

Otra opción es que la Unión Europea acelere la puesta en marcha de los mecanismos de protección del euro.

¡Ya está bien! Este país necesita partidos y políticos serios que estén a la altura de las circunstancias. La política no es un juego; y menos un divertimiento de frívolos, incluido Trichet.