domingo, 18 de marzo de 2012

Soberanía y credibilidad

El pasado 2 de marzo el Gobierno aprobó el techo de gasto, con un objetivo de reducción del déficit menor del previsto por el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea para España en 2012. Así, del 4,4 por ciento previsto se pasaba al 5,8 por ciento. Con esta decisión Rajoy asumía la tesis del Rubalcaba de que era necesario flexibilizar el déficit público, que ya le expuso tanto en el debate electoral en RTVE como en el debate de investidura. Ante esta decisión, Rajoy sacó pecho en defensa de la soberanía de España.
La decisión fue acompañada de grandes palabras grandilocuentes. El PP, con Rajoy como portavoz, recordó a los españoles que, con el nuevo Gobierno popular, España es un país soberano, que no está al dictado de Europa y defiende lo que nos interesa. Ya Aznar, en la precampaña electoral, había declarado que España era un país intervenido por la UE. Las declaraciones de Rajoy no hacían más que poner en valor un nuevo estilo de gobierno y reafirmar el patriotismo español. Sin embargo, “dura poco la alegría en casa del pobre”.
El 12 de marzo Europa le dijo al Gobierno de Rajoy que rebajaba el objetivo de déficit público del 5,8 por ciento aprobado por el Consejo de ministros dentro del cuadro macroeconómico al 5,4 por ciento. La soberanía que día antes habían vendido los populares al pueblo español se volatizaba en cuestión de segundos sin ningún tipo de reacción por los populares, y lo que es peor la decisión soberana del Eurogrupo suponía a los españoles 5.000 millones de euros más de recortes. Una mala noticia que viene a asfixiar aún más a los españoles que se someten día a día a la subida de impuestos, la política de despidos y la falta de medidas para reactivar la economía española, que está imponiendo el Gobierno del PP.
La propaganda y el marketing que practican los populares son malos compañeros de viaje en la acción de gobierno. No hace mucho tiempo Rajoy decía: “Hoy nos dan órdenes, nos dicen lo que tenemos que hacer. Esto no había ocurrido nunca en la historia de España y yo os aseguro que no volverá a ocurrir nunca, porque el PP hará las cosas como hay que hacerlas(Rajoy. 5 de junio de 2010). Ahora la situación es muy diferente. Las palabras huecas no sirven para gobernar y los indicadores de confianza de la economía española caen en picado.
Desde noviembre de 2011 hasta hoy han caído los indicadores de confianza económica y de consumo de los españoles. El índice de confianza del consumidor ha bajado 10 puntos en un solo mes. El estudio del CIS refleja tanto la brusca caída de la confianza como las menores expectativas de los ciudadanos, que han perdido 21 puntos, desde noviembre de 2011. Y esto ocurre gobernando el PP. Ellos que decían tener la recta para sacar a España de la crisis demuestran día a día que están desbordados por la situación. Ya no sólo es preocupante que el ministro de Economía reconozca que al final de este año habrá 600.000 parados más, sino que, más allá de las medidas drásticas de ajuste, no se atisba ni por asomo que el Gobierno del PP tenga en cartera un plan de dinamización económica. Ideas lo que se dice ideas, no se ven.

Ahora que el sentido patriótico de la soberanía de los populares se ha esfumado y las recetas que decían tener contra la crisis en caso de gobernar no parecen existir, el Ejecutivo del PP ha de buscar urgentemente un programa de gobierno alternativo a sus planes de ajuste fiscal. De lo contrario, su credibilidad se irá como vino.  
 

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