¡Ya está bien! Los españoles nos merecemos un respeto. La UE ha tenido que salir al rescate del sistema financiero español y el presidente del Gobierno del PP, el Sr Rajoy, ha dado explicaciones un día más tarde sólo por la presión del pueblo español y de los diferentes grupos políticos de la oposición en los medios de comunicación y en las redes sociales. El día anterior, el ministro de Economía ya había dejado bien claro que no comparecería.
Además lo ha hecho con la soberbia y altivez que le caracteriza. Ha aparecido como salvador y gran gurú. No sólo se apuntó en su momento al “¡qué se hunda España que ya lo levantaremos nosotros!”, de su ministro de Hacienda; sino que era su mentor. La oposición de Rajoy fue de acoso y derribo contra todas las medidas de ajuste económico que tomó el gobierno de Zapatero. Ahora hemos tenido que oír que sólo gracias a él no se nos ha intervenido el Estado y se han limitado los efectos a un simple crédito. Verlo para creerlo. Su terapia en estos casi seis meses de gobierno nos ha llevado a la UVI. España ha empeorado en todo en este periodo, sin que el presidente haya asumido su responsabilidad de información pública.
La misma dinámica del presidente en la interlocución pública preside la acción de su grupo parlamentario y de las instituciones donde gobiernan. El grupo popular ha impedido la comparecencia de los responsables de Bankia y se ha opuesto a cualquier comisión de investigación. Lo mismo ocurre en el quehacer diario de la actividad parlamentaria. La amplia mayoría absoluta del Grupo Parlamentario Popular intenta ahogar cualquier debate. Los pocos proyectos de ley que se tramitan pasan sin pena ni gloria. Los populares impiden el debate y lo reducen a su mínima expresión dejando al margen el reglamento. Esta última semana el diputado socialista Ramón Jáuregui se tuvo que emplear a fondo para poder explicar el sentido del voto de su grupo en la Comisión de Industria donde se debatía con capacidad legislativa plena la modificación de la Ley General de Comunicación Audiovisual.
En el ámbito provincial ocurre lo mismo. En Segovia estos días hemos podido comprobar como el PP ninguneaba al alcalde de Segovia en su interlocución con el presidente de Renfe. El presidente del PP y a su vez presidente de la Diputación se erigía en “secretario general del movimiento nacional” y hacía de portavoz de la ministra de Fomento, la Sra. Ana Pastor, ante la petición efectuada por el alcalde de Segovia para que nos se suspendiese la parada en Segovia de los trenes Alvia que van al Norte de España. Una falta de respeto y descortesía, no sólo al alcalde sino a todos los segovianos.
La mayoría absoluta del PP no les exime de su respeto a los españoles y a las instituciones. El ninguneo parece estar en sus genes.
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