El pasado día 6 de
abril la Agrupación Provincial del PSOE de Segovia homenajeó a las personas que
desde las primeras elecciones democráticas hasta hoy han desempeñado los
puestos de concejales y alcaldes en la provincia. Un acto que, a su vez, ha
reivindicado el papel de los pequeños ayuntamientos y sus ediles en la España
actual.
Aquellas elecciones
del 3 de abril de 1979 significaron para los españoles la llegada real y
efectiva de la democracia. En aquella fecha ya se habían celebrado las primeras
elecciones democrática –las del 21 de junio de 1977, las constituyentes- y el
referéndum de la Constitución Española el 6 de diciembre del 78; sin embargo,
estas eran distintas. Eran las elecciones que la inmensa mayoría de la
población visualizaba como el “cambio”. Hasta ese momento eran los gobernadores
civiles quienes ponían y quitaban alcaldes. Se abría la puerta de la ilusión y
la esperanza. Y así fue.
El día después
marcó la diferencia. La herencia recibida era simplemente miseria: falta de
equipamientos, servicios sociales inexistentes y un presupuesto muy inferior a
las necesidades. Desde el 79 hasta hoy la mayoría de los ayuntamientos de
nuestro país han mejorado notablemente, gracias al esfuerzo y trabajo
desinteresado de ese ejército de voluntarios que para impulsar el interés
general han quitado tiempo a sus familias, a su trabajo o negocios y en un
porcentaje muy amplio han puesto dinero de su bolsillo para sacar adelante la
gestión municipal, a pesar de que ahora quiera demonizarles el PP.
En Segovia el
trabajo de los ediles socialistas tanto en el gobierno como en la oposición ha
sido ejemplar y ha contribuido de forma decisiva a mejorar a progreso de los
municipios segovianos. Lo mismo que el trabajo del que fuera presidente
socialista de la Diputación y su equipo. Un periodo donde se llevó a cabo la
concreción de la cartera de servicios de la Diputación. Un periodo de honradez,
lejos del clientelismo que practican en el momento actual sus actuales
dirigentes del PP, bajo la tutela de una pléyade –hasta 13- de comisarios
políticos que han hecho de esta institución una prolongación de la vida
orgánica de su partido, y que hace que sea imprescindible subsumir las
funciones de las diputaciones en la administración autonómica, y que
desaparezcan éstas.
En este acto se ha
reivindicado la autonomía local y el papel de los pequeños ayuntamientos. El
proyecto de ley del PP sobre la reforma local que entrará en los próximos meses
en el Congreso, si no se cambia, aboca a la desaparición de 205 de los 209
ayuntamientos de la provincia de Segovia. Aprovechando la crisis, el PP quiere
privatizar los servicios que prestan e imponer su reforma más de carácter
ideológico que necesaria. Los ayuntamientos apenas tienen deuda, con excepción
del de Madrid, que debe 7.500 millones de euros. Pero para el PP el objetivo es
otro: hacer negocio con los servicios que prestan los ayuntamientos y ganar
poder político entregando estos pequeños consistorios a sus presidentes de
diputación, que, a su vez, casi siempre son las personas que detentan la
responsabilidad orgánica de su partido. En Castilla y León de los nueve
presidentes de la Diputación, siete son presidentes del PP y dos secretarios de
esa organización en sus respectivas provincias. Así que blanco y en botella.
Sin embargo, 34
años de orgullo no pueden ser borrados por la legislatura del plasma. Los
socialistas lo vamos a pelear y lo vamos a ganar.
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