Las elecciones del día 24 de mayo depararon una voluntad firme de
cambio de los españoles. España reclamó otra forma de gobernar, lejos del
frentismo y el clientelismo político que durante estos años han venido
practicando los gobiernos del PP. Los españoles están hartos de la corrupción y
quieren políticos comprometidos, limpios y con vocación de servicio público.
Que vengan a servir y no a servirse.
Con las elecciones municipales y autonómicas se abre una nueva etapa.
Los españoles lo han querido así. Una etapa no exenta de dificultades. Los
ciudadanos han optado por una representación plural, lo que hace mucho más
difícil la gobernabilidad. Y exige generosidad
y altura de miras. La diversidad política que han deparado las urnas se ha
de traducir en estabilidad política en base a los acuerdos y pactos de
gobierno.
Desde el punto de vista de convergencia hay dos lógicas, la
conservadora o de derechas, representada por el PP y una buena parte de
Ciudadanos, y los restos de UPyD; y la progresista o de izquierdas, representada
mayoritariamente por el PSOE, Podemos e IU. Ambas visiones de la política
debieran converger en gobiernos compactos de derecha o izquierda, por el bien
de los intereses ciudadanos.
No va a ser fácil. El populismo y el oportunismo de algunas fuerzas
emergentes pueden dar al traste con la voluntad de cambio de los españoles.
Gobernar requiere evitar el cortoplacismo y el dogmatismo. Requiere de personas
competentes y capaces de generar
confianza y seguridad. La política no es un juego, en contra de lo que piensen
algunos recién llegados. La política representa la esperanza de muchas personas
que no tienen otra forma de mejorar su vida y transformar la sociedad que con
su voto.
Si el resultado plural de estas elecciones se manifiesta en
inestabilidad, el desafecto hacia la política de gran parte de la población
seguirá creciendo. Los que se titulan “partidos nuevos” no debieran hacer gala
de las peores prácticas de los “partidos viejos”, más cuando el partido tradicional
de la izquierda ha dado pruebas evidentes de aprender la lección. Su código
ético y el portal de transparencia así lo ponen de manifiesto.
La coyuntura política, como consecuencia de los resultados electorales,
es complicada, más cuando las elecciones generales están a la vuelta de la
esquina. El PSOE es un valor seguro. Es el único partido capaz de ganar y dar
estabilidad al futuro. No necesita el miedo que ya está empezando a infundir la
derecha, ni el rencor ni las viejas prácticas antisistema. Nuestro país
necesita esperanza, rigor y gobiernos para la mayoría, y eso lo da la izquierda
seria y realista, el PSOE.