domingo, 17 de mayo de 2015

Lo importante en Castilla y León



Si hay un problema importante en Castilla y León que puede lastrar su futuro, ese es la despoblación. Sólo en cuatro años hemos perdido 87.000 habitantes, el 3,4 por ciento de su población. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta 2023 se perderán 195.000 habitantes.
Gran parte del medio rural de muchas provincias lleva camino de convertirse en un auténtico desierto. Sin vida y con abandono de sus recursos naturales y  patrimoniales. El problema se acentúa en Zamora, Soria, Salamanca, León y  Palencia, sobre todo. Pero no es ajeno a provincias como Segovia, Ávila y Burgos. Esta situación es la más triste que se puede producir en una Comunidad, más si tiene el arraigo histórico de los dos viejos reinos de Castilla y León. Con ello se erosiona el legado de las señas de identidad de un pueblo a futuras generaciones. La inanición nos hace morir poco a poco. 
La despoblación debiera ser el problema más importante de la agenda política del Gobierno autonómico. No lo es. Y me temo que tampoco está en la agenda oculta. En plena campaña electoral apenas se ha debatido. Y, cuando alguno lo hemos intentado, los medios de comunicación proclives al Gobierno clientelar del PP en la Junta lo han ocultado bajo otros temas.
En 2010 la ‘Agenda de la Población’ propugnada por la Junta intentó enmascarar el problema presentándolo como un problema de “dinámica de población”, de equilibrio entre nacimientos y defunciones, para cuatro años más tarde echar balones fuera y catalogarlo como “problema de Estado”. Lo cierto es que la inacción es la seña de identidad del Gobierno del PP en la Junta después de 28 años al frente de la institución. Ni están ni se les espera, más allá de la tinta de calamar que en momentos críticos proyectan  para tapar el tema.
El problema de la despoblación no se resuelve con las ayudas para el “desarrollo rural”, que por cierto han disminuido un 50 por ciento desde que gobierna el PP y las utiliza de forma clientelar con los grupos de acción local afines. No. No se trata de asignar ayudas para iniciativas inconexas y sin norte de 6 M€ al año. El problema es mucho más profundo. Allí donde no hay mercado, porque no hay consumidores y la poca población que existe esta muy envejecida, la solución no viene por poner dinero encima de la mesa para que oportunistas puedan buscar posibilidades de negocio cortoplacista.
Se requiere diseñar un ‘plan de acción económica’ para cada una de las zonas catalogadas  como prioritarias por su nivel de despoblación y evolución futura. Un plan que debe contemplar actuaciones indicativas en cuanto a las características del desarrollo a realizar. Dada la situación se requiere muchas más actuaciones complementarias ligadas a ese plan de acción.
Los pobladores y empresas que desarrollen su actividad en estas zonas deben contar con un marco fiscal que les otorgue ventajas dada su contribución social. De la misma manera se han de asignar fondos de forma prioritaria y selectiva a estas zonas. Para fomentar la inversión y revertir la situación en un horizonte temporal, a la vez que se ha de ajustar el índice de participación en los Tributos del Estado para hacer frente al problema y garantizar la solidaridad y equidad del Estado en su actuación.
El problema de la despoblación en Castilla y León atañe en primer lugar a la Junta pero requiere la acción concertada de los agentes económicos y sociales, del Estado español y de la Unión Europea. El problema es muy serio para frivolizar o mirar al tendido como está haciendo el PP.  





  




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