lunes, 17 de julio de 2017

Lazos comunes para la cooperación



México y España comparten una estrecha relación que encuentra su origen en una historia en común, y hoy es inmensamente sólida gracias sobre todo a la existencia de millones de españoles y mejicanos que, con sus acciones diarias, hacen posible que nuestros países hayan creado una verdadera comunidad transatlántica. Estos lazos humanos y culturales permiten a ambos países ser puentes entre Europa y América en un momento en el que es absolutamente necesario incrementar la cooperación a la luz de los acontecimientos por los que atraviesa la comunidad internacional. Para reforzar ese papel cooperativo en los últimos días se ha celebrado la XV Cumbre Interparlamentaria México-España en la pontevedresa ciudad de Baiona, de la cual he tenido el honor de formar parte. Desde 1975, año en el que reanudaron sus relaciones bilaterales, tras un largo periodo de suspensión en la Dictadura, sus políticas exteriores siempre han buscado puntos de apoyo para resolver sus problemas. La amenaza de Trump hacia su pueblo, la necesidad de impulsar las relaciones económicas con Europa y los problemas de seguridad han marcado la agenda de este encuentro.

La victoria de Donald Trump en EEUU es un motivo de incertidumbre, tanto en materia económica como migratoria. La economía mejicana se caracteriza por su elevada dependencia de EEUU. El 80 por ciento del destino de sus exportaciones van a ese país. De ahí la necesidad imperiosa en estos momentos de diversificar su economía para evitar incertidumbre, mucho más cuando el petróleo está a la baja (pasó de 120 $/barril a 16), y la aportación de sus ingresos a los presupuestos es fundamental. México necesita revitalizar y actualizar el ‘Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación Unión Europea-México’, suscrito en el 95. Porque, frente a los que pueden tener la tentación de buscar el aislamiento económico, lo cierto es que el intercambio de inversiones entre nuestros países ha creado en los últimos 20 años más de cien mil puestos de trabajo directos, que se han concentrado en sectores como la intermediación financiera, los transportes, las comunicaciones, el turismo, la alimentación o la energía. Un intercambio beneficioso para los trabajadores y para el conjunto de la sociedad.


El Parlamento español tendrá que pronunciarse en los próximos meses sobre la actualización del Acuerdo. México forma parte del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canada y ellos mismos. El TTIP no ha culminado con Europa por el rechazo de Trump, no así el CETA que se encuentra en estos momentos en proceso de ratificación por los Estados miembros. España lo ha ratificado recientemente, si bien ha contado con el rechazo de Podemos y los reparos del PSOE, tras la elección de Pedro Sánchez como nuevo líder de su partido. Los reparos al CETA pueden trasladarse al Acuerdo con México. Una posición que los parlamentarios mexicanos de todo su arco parlamentario no pueden llegar a entender. En primer lugar, por los fuertes lazos republicanos que unen a ambos países y la fuerte relación fraternal entre España y México en especial en los momentos más difíciles de la historia moderna de España; y, en segundo lugar, porque la actualización refuerza los compromisos con las instituciones democráticas, la protección de los derechos humanos, la lucha contra la corrupción y la defensa del Estado de Derecho. Desde el Parlamento debemos apostar por un Acuerdo que proteja los derechos de los trabajadores y el reparto de beneficios equitativo entre el capital y los empleados. En las sucesivas rondas de negociación se ha de apostar por incorporar estos y otros activos. Y huir de las posiciones maximalistas y los calificativos de los acuerdos que llevan a posicionarse e instrumentalizarlos con fines políticos. La “política de salón” no resuelve los problemas de las personas, sólo contribuye a restar credibilidad a la política y los políticos.

España y México mantienen una fuerte relación de confianza. Prueba de ello es el flujo de inversiones que hemos conseguido alcanzar en estos últimos 20 años: 58.000 millones de dólares hemos invertido los españoles en México. España es el segundo inversor exterior en ese país y México el sexto en España. La liberalización en México de mercados como el de la energía o el de las telecomunicaciones en 2012 abren nuevas puertas para la colaboración entre ambos países del que se podrán beneficiar de una prestación eficiente y competitiva, que redundará en mejoras de bienestar para toda la sociedad. La actualización y firma del Acuerdo entre México y Europa puede constituir un importante revulsivo para la creación de empleo y bienestar en ambos países.
 
La seguridad es otro ámbito donde cabe una estrecha colaboración, aprovechando la experiencia española en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo. Es una asignatura pendiente para México. Los datos son espeluznantes. En los últimos tres años han aumentado los homicidios, secuestros y extorsiones (20.789 víctimas en 2016). Tienen una tasa de homicidios cercana a 17,3 por ciento por cada 100.000 habitantes. Los secuestros han aumentado en un 7 por ciento. En el origen del problema se encuentra el narcotráfico y la extorsión por la droga. El consumo llega a los 5,7 millones. A pesar de haber declarado la “guerra contra el narcotráfico”, la iniciativa impulsada por el anterior presidente y continuada por el actual no funciona. La corrupción es otro de los cánceres, teniendo su ramificación en el ámbito político. México tiene que resolver estos problemas a corto plazo, de lo contrario tendrá un panorama muy difícil. Y los políticos deben comprometerse aún más con los valores republicanos para hacer que ese gran país en costumbres, cultura y recursos naturales salga de la amenaza a la que está sometido.


La migración es otro de los retos pendientes. México es un país de tránsito hacia EEUU. En la actualidad hay 35 millones de mexicanos en ese país (5,8 indocumentados), cuyas remesas constituyen una de las principales fuentes de riqueza para el Estado mexicano. Trump ha amenazado con la construcción de un muro. Se trata de un mensaje simbólico. De los 3.200 kilómetros de frontera comunes, 1.200 kilómetros están ya delimitados por rejas o vaya, y el resto (840 kilómetros) por accidentes naturales. Aunque Trump quiera no podrá parar la relación comercial entre ambos países. Los parlamentarios mexicanos son conscientes de ello y desprecian al “gringo inculto e indocumentado” que intenta meter miedo a sus paisanos.

México y España han de ir de la mano. México ha sido un pueblo de acogida para los españoles que salieron huyendo a raíz de la guerra civil. Pero nuestras relaciones siempre han sido intensas y fraternales. Es el momento de cooperar y mirar al futuro. La ‘Madre Patria’ tiene que servir de puente del continente americano con Europa. El tacticismo político tiene que quedarse al margen; de lo contrario, cometeremos un gran error.          




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