lunes, 16 de agosto de 2010

El centro de juventud ‘La Fragua’

Hoy he visitado Castroserna de Abajo para acompañar a la alcaldesa, María Luisa González, y a sus vecinos a la inauguración del centro de juventud ‘La Fragua’. Una vieja fragua bajo los peñascos, ahora reconvertida en centro juvenil gracias al esfuerzo y tesón de María Luisa. También nos acompaño Jesús Bravo, diputado provincial del PSOE.

Castroserna es un pueblo de 58 habitantes situado en el Sureste de la provincia, en las estribaciones del pie de sierra, junto a Prádena. Está en un paraje repleto de encanto. Prueba de ello son sus tres casas rurales y el reclamo que presenta para sus vecinos y allegados durante la época estival. Hoy había en la localidad cerca de 400 vecinos, gran parte de ellos jóvenes. Reverberaba vida por todas las esquinas: en la fragua, en el parque, en el ayuntamiento, en el bar y en la pradera, donde casi toda la población se ha concentrado a degustar una estupenda paella.

Desde mi primera visita a Castroserna de Abajo en 2007 -entonces como subdelegado del Gobierno- hasta hoy el pueblo tiene otro perfil: el Ayuntamiento ha sido rehabilitado; el cauce del río se ha limpiado; se ha efectuado una gran reforma en el frontón; se han rehabilitado varias calles y el parque ha sido acondicionado. Y, además, se han saneado las finanzas municipales.

Ser alcaldesa de un pueblo pequeño, como es el caso de Castroserna, es un acto de generosidad y de compromiso con los vecinos y con el municipio donde se ha nacido y vivido toda la vida. No es fácil. Son muchas las necesidades y pocos los recursos y servicios de los que se disponen. Sólo el tesón, el trabajo y la pasión por su pueblo pueden contribuir a superar las dificultades. María Luisa, desde el 2007, lo está consiguiendo. De momento, se le está resistiendo el depósito del agua, pero a pesar de la Junta y de alguno de sus dirigentes, lo conseguirá. Seguro.

Hoy María Luisa rezumaba alegría. Ha sido un año muy duro para ella. Por eso, cuando nos dirigía unas palabras en la inauguración de ‘La Fragua’, todos los que allí le aplaudimos y vitoreamos, no sólo le rendíamos homenaje, sino que teníamos un recuerdo muy profundo para lo que ella más amaba, su hijo. Ella, a pesar de su dolor, mira hacía adelante, y hoy puede estar muy orgullosa de la armonía y cohesión de sus vecinos. Un logro que se lo debemos a ella. ¡Enhorabuena!


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