domingo, 2 de enero de 2011

Una forma distinta de terminar el año

Un año más la San Silvestre segoviana se ha convertido en una gran fiesta popular. Hemos sido más 3.500 los participantes que hemos disfrutado de la última noche del año corriendo por las calles de Segovia. Una prueba que, a diferencia de años anteriores, comenzó en la plaza de Artillería, a los pies del Acueducto, lo que ha evitado las avalanchas y atropellos del año anterior.

El ambiente en la calle era estupendo. Ha sido el año con mayor asistencia. En todo el recorrido, salvo en la avenida de la Constitución -que por cierto tiene un firme horrorosos, señores de la Junta de Castilla y León que tienen la competencia en esa vía-, las calles estaban repletas de público, a uno y otro lado. Las palabras de ánimo hacia los corredores son siempre bien recibidas, sobre todo cuando el cansancio hace mella.

Los casi cinco kilómetros que conforman el recorrido con continuas subidas y bajadas hacen muy dura la carrera. Son un rompepiernas. La cuesta de San Juan, que la hemos subido dos veces, o la cuesta de José Zorrilla, así como la bajada por la Calle Real tienen un sabor especial en lo deportivo y en lo popular, sobre todo para los que hemos vivido esta ciudad desde niños. Gran parte del recorrido está acompañado por el adoquín de piedra, lo que añade una dificultad especial. A mí me acaba provocando flato, al cabo de un cierto tiempo. No me libro casi nunca, lo que me obliga a ir más despacio aún.

En fin, una prueba magnífica, que le revitaliza a uno, y le lanza con impulso hacia el Nuevo Año. Una forma de sentirse joven, y estar a la altura de quienes tiene muchos menos años; pero también de superar el esfuerzo y encontrarse al final de recorrido con los amigos y amigas de siempre, tanto los que han corrido como los que no han corrido, y te invitan a tomar unas cañas. Muy grato.

La organización ha estado a la altura de las circunstancias. No obstante, la entrega de dorsales y camisetas –a quien se la hayan entregado- es bastante mejorable. A pesar de contar con un equipo extenso, me imagino que de voluntarios, no estaría de más preparar un protocolo de trabajo que permita informar sobre la prueba y dar a la misma un poquito más de caché.

El próximo año, sin duda, nos vemos de nuevo. El espíritu de la San Silvestre no puede faltar. Es una forma distinta de terminar el año, que hace más digerible la cena de fin de año y permite dormir mejor.




de

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta el deporte. Me alegra que haya políticos que aprecian el deporte y sus valores, y además lo practican. Muchas gracias Sr. Gordo por entender la importancia del deporte en la vida y en las relaciones. Le agradezco su aportación en este blog

Julia

Jorge dijo...

Y es que la San Silvestre es la San Silvestre. Quien no haya participado nunca, o la haya visto alguna vez, sabe de lo que habla, señor Gordo.
Ánimo. Y al año que viene, todos participando.