Como siempre, septiembre marca el inicio del nuevo curso político. Sin embargo, en esta ocasión, el verano no ha dado tregua. El PP, quizás movido por las buenas expectativas que le dio la última encuesta del CIS y la necesidad de tapar sus casos de corrupción, ha decidido dar dos vueltas de tuerca y volver a la táctica de la crispación. Para eso vale todo. Si en la anterior legislatura utilizaron el lema de “España se rompe”; ahora acusan al Gobierno socialista de “espionaje”, pero le piden que demuestre lo contrario, invirtiendo la carga de la prueba.
Éste es el escenario del nuevo curso político. Todo apunta a que la bronca va a ser el denominador común. Hoy, cuando más que nunca se necesita del consenso entre todas las fuerzas políticas para hacer frente a la crisis económica y generar confianza en el consumo, el PP da la espalda a los intereses de los ciudadanos e intenta acosar al Gobierno con el desgaste que supone la crisis. Ahora, eso sí, sin aportar ninguna propuesta realista; porque tan pronto pide la bajada de impuestos como reclama la extensión de la ayuda de los 420 euros a todos los parados, sin condición alguna; o pide la vacuna universal contra la gripe A. Sólo por citar algunos ejemplos. Ustedes saben que la cuadratura del círculo hasta el momento no es posible.
La situación económica es difícil, e irá remontando poco a poco. El fuerte endeudamiento de las familias y del Estado, unido a la gran dependencia de la financiación externa y los problemas estructurales que padece la economía española desde hace más de un siglo, y que nadie ha resuelto, constituyen los grandes escollos para remontar la situación. El Gobierno está poniendo en marcha medidas para reactivar la economía y combatir el desempleo. Mientras tanto, no queda más remedio que ser solidarios y ayudar a quienes más lo necesitan: parados, jóvenes y pensionistas. El coste de oportunidad de no hacer esto se puede traducir en una sociedad dual con enormes desequilibrios y tensiones. Por ello es acertada la propuesta del Gobierno de gravar las rentas de capital. Aquí la oposición tampoco está de acuerdo; pero, de no hacer esto, Segovia sería, por ejemplo, una de las provincias más perjudicadas en cuanto a transferencia de renta, dada su estructura social. La crisis, pues, ha de ocupar nuestra primera preocupación y ocupación en la agenda política.
En la provincia también se han de impulsar y dar prioridad a los proyectos orientados a garantizar la disponibilidad y la calidad del agua en la provincia, y muy especialmente en el entorno de Segovia. La Junta, administración competente en la materia, ha de definir un plan director de actuaciones en esta materia y recoger en el Presupuesto Autonómico partidas orientadas a tal fin, que, unidas a la asignación del Gobierno, permitan resolver el problema de abastecimiento del agua en nuestra provincia, el mayor de Castilla y León..
En materia de carreteras, el Estado ha de licitar las obras de desdoblamiento de la SG-20 y la Junta ha de concretar en los próximos Presupuestos la partida que destina al cierre de esta vía, así como los plazos de materialización de dicho proyecto. Lo mismo ocurre con el resto de carreteras incluidas dentro del Plan Regional de Carreteras.
El Palacio de Congresos para la ciudad de Segovia es otro proyecto al que se le ha de dar prioridad, dentro de un marco presupuestario restringido, como es el del próximo año. No se puede entender que la Junta haya dado prioridad al Gobierno de España en las ayudas a los palacios de Burgos y León y olvide una vez más a Segovia, siendo la ciudad que más potencial turístico tiene. Es la Junta la que tiene competencias en materia de promoción turística y la que debe marcar las prioridades. Pero ya se sabe: tratando de Segovia todo puede esperarse.
La Junta tiene una deuda histórica con Segovia. Es la provincia de la Comunidad en la que menos invierte, debido al poco peso del PP de la provincia en el marco autonómico. Nosotros, los socialistas, en este curso político que ahora comienza, trabajaremos en las instituciones con toda lealtad, no sólo para superar la crisis, sino para que los grandes proyectos que tiene Segovia vayan avanzando.
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