domingo, 19 de diciembre de 2010

La pinza

Recuerdan los tiempos de Anguita y Aznar, haciendo un frente común al Gobierno socialista de Felipe González, allá por el 95; pues bien, la historia se repite. Ahora la pinza la ejerce el señor Mariano Rajoy, en representación del PP, y el concurso de la llamada ‘izquierda romántica’, con Llamazares al frente. Sin olvidar el apoyo incondicional de CCOO a través de Ignacio Fernández Toxo y algún que otro miembro relevante de la UGT. Motivo: las reformas del Gobierno socialista frente a la crisis.

España, al igual que los países del resto de Europa, está sufriendo los efectos de la crisis. En especial, en materia de empleo. Esta situación es la consecuencia de los fuertes problemas estructurales que acosan a la economía española desde el siglo XIX, aún pendientes de resolver, y del fuerte e inconsistente crecimiento experimentado en los últimos 15 años, soportado sobre la construcción, agravado ahora por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la recesión del consumo. Una situación delicada que requiere, en el marco de la zona euro y sin una autoridad económica, actuaciones urgentes para que no se hunda el barco.

Es la voz del mercado la que, en muchas ocasiones, mal que nos pese, ejerce la soberanía popular, y los gobiernos tienen que bandear la situación con medidas que pueden resultar muy gravosas e impopulares. La economía de mercado tiene sus pros y contras.

El Gobierno tiene un objetivo firme con el cumplimiento del déficit público en 2013 –un 3 por ciento máximo-. Para ello ha de efectuar un serio ajuste del gasto público, algo que está haciendo. Pero la economía española tiene pendientes grandes reformas estructurales. Ya se ha iniciado la reforma laboral y la reforma del sistema financiero. Pero son necesarias muchas más: pensiones, sector energético, Administración Pública, sanidad, educación…

El anuncio de la reforma del sistema de pensiones, con la ampliación de la edad de jubilación de 65 a 67 años, de forma flexible, y la ampliación del periodo de cálculo de la pensión de 15 a 20 años, ya ha provocado las primeras reacciones virulentas. El PP e IU se han posicionado con un discurso demagógico y partidista. En el Pacto de Toledo esta última semana han dicho ‘sí, pero no’. No les importa que el sistema se hunda en 15 o 20 años, con tal de desgastar al Gobierno; mientras que los sindicatos ya han anunciado una posible huelga general para principios del próximo año.

Nos encontramos en un momento delicado, mucho más cuando los ataques especulativos al euro nos incrementa día a día el coste de la deuda, lo que conlleva un mayor gasto que se ha de traducir en importantes recortes. De ahí la importancia de generar confianza en nuestra economía con el cumplimiento de los objetivos del Plan de Estabilidad. Lo contrario sería tanto como suicidarse. En este país todo el mundo parece haberse vuelto loco. Menos mal que aún contamos con la cordura del Gobierno. Lo malo de la pinza es que puede, a medio plazo, generar un pinzamiento en los españoles. ¡Qué país!










3 comentarios:

R Molpeceres dijo...

SOLO PIENSAN EN LA CAMPAÑA ELECTORAL, QUE DEJEN DE PONER PALOS EN LAS RUEDAS Y PARTICIPEN DEL GRAN ESFUERZO REALIZADO POR TODOS PARA SALIR DE LA CRISIS.QUE TRABAJEN CODO CON CODO Y QUE DEMUESTREN REALMENTE QUE LO QUE BUSCAN NO ES UN BUEN RESULTADO ELECTORAL,NOSOTROS DEMOSTRAMOS DIA TRAS DIA QUE NO SOLO NO NOS IMPORTAN LAS ENCUESTAS NI NUESTROS ''AMIGUETES''SINO LA LUZ AL FINAL DEL TUNEL DE LA CRISIS.
SALU2.

Anónimo dijo...

A cada entrada nueva del blog, en mi opinión, aumenta el grado humorístico...
Cada vez es mejor la broma que en el anterior ¡y aún queda más de un año!

¿Quién se apunta a la opinión de que antes de aumentar la edad de jubilación a los 67 años, TODOS nuestros políticos no tuviesen garantizada la pensión máxima por 2-3 legislaturas?

José García dijo...

Bueno. No creo que el tema tenga nada de humorístico, amigo anónimo. En cualquier caso, creo que medidas como la que comentas no va a ningún lado.
Lo realmente importante es saber a dónde nos dirigimos y con qué herramientas.
Y entonces hablamos.