El sábado, como otros muchos dirigentes del PSOE, tuve la oportunidad de escuchar a Alfredo en el acto de proclamación de su candidatura en Madrid. El sábado anterior los secretarios provinciales del partido tuvimos la oportunidad de departir con él en un encuentro en Ferraz. Ni en uno ni en otro acto me sorprendió: constaté que tiene las ideas claras y un proyecto de país, en un momento tan difícil como este, para seguir trabajando para salir de la crisis. Un socialdemócrata moderno, sensato y pragmático en un marco político y social muy complejo, donde la economía de mercado da a veces muestras de agotamiento.
Alfredo es el de siempre, Rubalcaba. Hombre sencillo, austero, sensato, resolutivo y sin estridencias. El mismo que en el año 94 participó en Segovia en una tertulia política organizada por la Asociación Cultural ‘Juan Bravo’ y que tuve la oportunidad de moderar. Ha tenido y sigue teniendo los pies en la tierra. Y, lo que es más importante, con la cabeza muy bien ordenada. Muchos de los errores de comunicación que hemos cometido en los últimos ocho años de Gobierno posiblemente no se hubiesen producido si Rubalcaba hubiese llevado la batuta. Y, en este caso, nuestras expectativas electorales en estos momentos podrían ser otras.
No lo tenemos fácil, y él tiene una papeleta muy complicada como líder. Una gran parte de la ciudadanía está agobiada ante los problemas que traduce la crisis: el desempleo juvenil, las bajas retribuciones laborales, la incertidumbre ante las expectativas personales… Por eso, muchos españoles quieren un cambio. Quieren comprobar si con una alternativa distinta al actual equipo de Gobierno socialista se produce el milagro de salir de la crisis de un día para otro. En esta clave se ha votado en las últimas elecciones autonómicas y locales. Este componente emocional choca radicalmente con la actitud y propuestas de una derecha echada al monte, que un día tras otro obstaculiza la acción de gobierno, lo que no contribuye a dar respuesta a los problemas que tienen los españoles. Donde el remedio puede ser mucho peor que la enfermedad.
Este es el gran reto de Alfredo. Convencer a los españoles de que en un momento de enorme dificultad como este toda turbulencia es mala. Y es que, como recuerda el refranero, “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. En el acto de proclamación en el Campo de las Naciones, Alfredo demostró que es un político orientado a dar respuesta a los problemas de país. Nada de palabras rimbombantes y huecas; nada de promesas, ni estridencias. Su discurso marcan las cuatro líneas de acción prioritarias que requiere la repuesta a los problemas que tiene España.
Los españoles a lo largo de los próximos meses tendrán la oportunidad de comparar a los líderes que han de pilotar la nave en los próximos años. La diferencia es notable por muy baja que sea la capacidad de percepción. Ahora lo que hace falta es que los españoles se dejen llevar por la cabeza y menos por el corazón. Creo que si hacemos eso todos saldremos ganando. Todos menos uno, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien una vez más podrá demostrar que es un hombre de retos y con vocación de servicio público.
Alfredo es el de siempre, Rubalcaba. Hombre sencillo, austero, sensato, resolutivo y sin estridencias. El mismo que en el año 94 participó en Segovia en una tertulia política organizada por la Asociación Cultural ‘Juan Bravo’ y que tuve la oportunidad de moderar. Ha tenido y sigue teniendo los pies en la tierra. Y, lo que es más importante, con la cabeza muy bien ordenada. Muchos de los errores de comunicación que hemos cometido en los últimos ocho años de Gobierno posiblemente no se hubiesen producido si Rubalcaba hubiese llevado la batuta. Y, en este caso, nuestras expectativas electorales en estos momentos podrían ser otras.
No lo tenemos fácil, y él tiene una papeleta muy complicada como líder. Una gran parte de la ciudadanía está agobiada ante los problemas que traduce la crisis: el desempleo juvenil, las bajas retribuciones laborales, la incertidumbre ante las expectativas personales… Por eso, muchos españoles quieren un cambio. Quieren comprobar si con una alternativa distinta al actual equipo de Gobierno socialista se produce el milagro de salir de la crisis de un día para otro. En esta clave se ha votado en las últimas elecciones autonómicas y locales. Este componente emocional choca radicalmente con la actitud y propuestas de una derecha echada al monte, que un día tras otro obstaculiza la acción de gobierno, lo que no contribuye a dar respuesta a los problemas que tienen los españoles. Donde el remedio puede ser mucho peor que la enfermedad.
Este es el gran reto de Alfredo. Convencer a los españoles de que en un momento de enorme dificultad como este toda turbulencia es mala. Y es que, como recuerda el refranero, “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. En el acto de proclamación en el Campo de las Naciones, Alfredo demostró que es un político orientado a dar respuesta a los problemas de país. Nada de palabras rimbombantes y huecas; nada de promesas, ni estridencias. Su discurso marcan las cuatro líneas de acción prioritarias que requiere la repuesta a los problemas que tiene España.
Los españoles a lo largo de los próximos meses tendrán la oportunidad de comparar a los líderes que han de pilotar la nave en los próximos años. La diferencia es notable por muy baja que sea la capacidad de percepción. Ahora lo que hace falta es que los españoles se dejen llevar por la cabeza y menos por el corazón. Creo que si hacemos eso todos saldremos ganando. Todos menos uno, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien una vez más podrá demostrar que es un hombre de retos y con vocación de servicio público.
2 comentarios:
Como pude ver el sabado, es un gran comunicador, natural, convincente. Mejor que Zapatero, y por supuesto a años luz de Rajoy que nunca dice nada. Es una amenaza para el PP,espero que los españoles lo sepan apreciar y le den en las urnas la oportunidad de demostrar la enorme talla politica que tiene RUBALCABA.
Suerte.
Un saludo.
Maria
Excelente el discurso del sábado. En las formas y en el fondo. Esa es la línea. Y con Rubalcaba al frente, el PP puede estar más que preocupado. Vaya talla política!
Marta
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