El presidente del Gobierno tenía razones muy consistentes para mantener la fecha electoral de marzo, coincidiendo con el fin de la legislatura. En primer lugar, hubiese permitido aprobar unos nuevos presupuestos para el 2012 para hacer frente a la crisis y ajustarse a los objetivos recogidos en el ‘Plan de Estabilidad’. Los presupuestos hubiesen contado con el apoyo del PNV y CC, que habían devenido en sus socios naturales de gobierno en esta última etapa. Sin embargo, el presupuesto tendrá que ser prorrogado; opción poco recomendable para el momento actual.
El momento actual es crucial. Es el momento de gobernar. Este Ejecutivo pasará a la historia como un gobierno reformista. Ha realizado y está acometiendo las mayores reformas que jamás haya acometido un gobierno en España. Reformas que va a permitir modernizar nuestra economía y mejorar su competitividad. El adelanto de las elecciones supone un freno a las reformas que se están abordando y que están tramitándose en estos momentos en las Cortes Generales.
Sin embargo, el PP se ha dedicado a dinamitar la gestión política del gobierno ante la crisis, y a generar desconfianza en los mercados, con un solo objetivo: practicar una política de tierra quemada para posibilitar la llegada de su líder carismático, el Sr. Rajoy, a La Moncloa, cuanto antes mejor; el país no importa, los españoles no importan. Lo importante para los populares es conseguir el poder, cueste lo que cueste.
Esta semana ha servido de botón de muestra. El Consejo de Política Fiscal y Financiera ha puesto de manifiesto la falta de compromiso de las comunidades autónomas gobernadas por el PP con los objetivos de déficit público y endeudamiento del Estado. Para ellos la única opción era la convocatoria de elecciones; los mercados han respondido con rapidez: la prima de riesgo se ha disparado por encima de los 310 puntos básicos. ¡Qué se podía esperar! El mensaje que se traduce es que España es un país poco serio. ¿Quién tiene la culpa de esta imagen y sus consecuencias? El Gobierno o quienes la pasión por el poder les ciega. Ante esta situación lo sensato era la convocatoria de las elecciones generales, como ha hecho el presidente del Gobierno.
¿Qué podemos esperar de respuesta a la crisis si gana el PP? Me temo que más de lo mismo. Basta escuchar las declaraciones del presidente de Xunta, Sr. Feijóo, tras la cumbre reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera para comprobar cómo se rezuma rencor y se vende humo. Este personaje, uno de los más carismáticos y representativos del PP, es el mismo que fue capaz presidiendo el Insalud de iniciar obras en centros sanitarios por valor de 16.000 millones de pesetas del año 99 sin haber sido adjudicadas; el mismo que presentó el proyecto del hospital de Majadahonda sobre una maqueta, sin que este estuviese aprobado, ni redactado; el mismo que contrató un gabinete de prensa externo para que lo promocionase, y sólo se dedicó a ello, sin prestar atención a los temas propios de su negociado.
Así es el PP. De momento han cumplido su objetivo. El 20-N hay que pararlos. ¡Por el bien de España y los españoles!
1 comentario:
¿Cómo nadie se puede fiar de quienes durante la mayor crisis que conocemos la mayoría de nosotros se ha dedicado a insultar, tratar de deslegitimizar y poner palos en las ruedas, en lugar de ayudar y plantear propuestas? ¿Cómo confiar en quienes han demostrado una total irresponsabilidad? ¿Para quienes los ciudadanos y sus problemas no tienen la menor importancia, porque solo tienen un objetivo: acabar con el Gobierno socialista y hacerse con el poder? Y, sinceramente, no creo que lo logren.
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