La voluntad expresada por ETA representa el triunfo del Estado de Derecho y la democracia sobre la barbarie y la extorsión. Es de justicia reconocer el importante papel que han desempeñado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el Ejército, en un segundo plano menos visible, en este proceso. Muchos de estos servidores públicos han perdido la vida en la defensa de la libertad, al igual que algunos políticos de diferentes formaciones. Es de justicia reconocer la contribución al proceso de Paz que ahora se vislumbra de los presidentes de Gobierno y, en especial, de los ministros del Interior de la democracia, quienes se han encontrado con la necesidad de tomar decisiones y gestionar situaciones muy difíciles; y a veces incomprendidas.
Hay que denostar y rechazar de plano que en este tiempo, en algún momento, se haya utilizado el terrorismo para erosionar al Gobierno y obtener ventaja política. Ahí está la hemeroteca repleta de torpezas políticas que han contribuido poco a consolidar e impulsar el proceso de Paz. Lo hecho, hecho está. Ahora hemos de mirar al futuro y aprender de los errores, y no nos debemos dejar llevar por el oportunismo del momento político. El triunfo ha de ser de todos; pero el fracaso también.
ETA ha venido a decir en su comunicado que la razón de su existencia es solicitar un diálogo con el Gobierno para resolver la situación de sus presos y clandestinos. ¡Más vale que hubiese anunciado su disolución! Pero ante esta situación, las formaciones políticas más representativas que salgan de las urnas el próximo día 20-N han de marcar una hoja de ruta sin fisuras y por consenso. La experiencia del IRA en Irlanda del Norte puede ser muy útil, y la Conferencia de San Sebastián adquiere hoy un papel muy relevante. No se ha de obviar su contenido y alcance si queremos avanzar hacia una situación que nos permita mira al futuro con esperanza.
El problema vasco deviene ahora en lo que nunca hubiera dejado de ser: un problema estrictamente político. La solución del problema ha de modularse en el tiempo, pero también la aplicación del Estado de Derecho. Solo en este marco y en la integración en una Europa de los pueblos, como recogía el Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa, sometido y aprobado por referéndum en España, y rechazado en otros países, puede estabilizarse y diluirse la causa del problema, que no hay que olvidar que cuenta con un amplio apoyo social en el País Vasco. Esta es la gran tarea política que requiere ante todo inteligencia y consenso.
Por último, aunque sea a instancia de parte que me corresponde como secretario general del PSOE en Segovia, permítanme un reconocimiento expreso en este proceso al optimismo antropológico del presidente del Gobierno, el señor Zapatero y a su equipo. Nunca olvidaré su imagen de abatimiento el día del atentado de la T4, y aún así continuó apostando por trabajar y luchar para conseguir el fin de ETA. Muchas gracias presidente, porque aunque este proceso no haya terminado, y nos queden muchos años por delante para ver su fin, estamos en el buen camino, con la esperanza puesta en el futuro para consolidar la paz, sin olvidar a las víctimas, nuestras víctimas.
1 comentario:
Hay que destacar el importante papel que ha jugado el Sr Rubalcaba. En la nueva etapa que se nos abre, jugara un importante papel los interlocutores, que deberán tener al menos igual talante al demostrado por el Sr Rubalcaba.
Animo y adelante.
Un saludo.
Maria
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