Los españoles han pasado en pocos meses del miedo a la angustia vital. No es para menos. El paro, nuestra principal preocupación, ha crecido en los tres primeros meses del año a un ritmo infernal. La tasa de paro se sitúa en el 24,4 por ciento, pero la tasa de paro juvenil alcanza en la Epa del primer trimestre de este año 2012 el 52,01 por ciento. Quien más quien menos ya no solo sufre el problema de sus hijos o familiares, sino que tiene miedo a perder el empleo.
La situación es muy compleja. Las medidas de ajuste que la Sra. Merkel está imponiendo a Europa no solo no nos van a sacar de la crisis, sino que nos van a llevar a cifras por encima de los seis millones de parados, gracias a la facilidad que ofrece la Reforma Laboral del PP. Los españoles cada vez son más pobres y la dispersión de la renta cada vez es mayor tanto social como territorialmente. El socialista Hollande se ha convertido en la esperanza de muchos españoles. Solo su victoria puede contribuir a flexibilizar el pacto fiscal y a poner en marcha medidas de reactivación de la economía que puedan crear algo de empleo y dar respuesta a quienes más lo necesitan.
A los datos del paro de la última Encuesta de Población Activa (Epa) le ha acompañado el anuncio del cambio de estrategia del Gobierno en su política económica. Después de muchas vacilaciones, el Ejecutivo ha decidido que subirá los impuestos indirectos, el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), entre otros, para reducir el déficit público hasta el objetivo final de estabilidad del 3 por ciento. Una medida que ha sido impuesta por Europa. El Gobierno del PP se resistía por ser esta una de las pocas medidas con las que el PP batía ante la opinión pública su carácter diferencial con respecto a los socialistas.
En los ya casi cuatro meses de gobierno popular quedan pocas propuestas de su programa por incumplir: dijeron que no iban a subir los impuestos; y los han subido tanto los directos –IRPF e IBI-, como subirán los indirectos; dijeron que no tocarían ni las pensiones, ni la sanidad ni la educación; y han bajado el poder adquisitivo neto de los pensionistas y han aprobado un recorte de 10.000 millones en la sanidad y en la educación. Lo que no dijeron es que no fueran a mentir, y siguen mintiendo.
Para los populares todas las medidas de ajuste son una consecuencia de los incumplimientos y mala gestión del gobierno socialista, incluido el cambio de modelo de radio televisión española. Rajoy, “el mudo”, sigue gobernando igual que hacía oposición: la culpa de todo es del PSOE. Hay quien todavía se lo sigue ‘comprando’. El incumplimiento del objetivo del 6 por ciento de déficit de este año – acabó en el 8,8 por ciento- tiene su origen en las comunidades autónomas –CCAA-, y en concreto en la sanidad y la educación. Da igual que el PP gobierne en la mayoría de las CCAA. Miente, que algo queda; más cuando la mentira se propaga por la mayoría de los medios afines y el asalto a la radio televisión pública ya está en marcha.
La mentira deteriora a nuestro Gobierno y mina su credibilidad, y, por tanto, la confianza en la economía española. Los mercados se resienten, aunque el presidente no lo entienda. Lo mismo que se resienten los españoles y el consumo.
El Gobierno está utilizando la mentira y el miedo como arma para salvar su responsabilidad política. Sus ministros han llegado a afirmar que durante la legislatura no se creará empleo y que la economía es posible que no remonte en los próximos cuatro años. Eso unido a las improvisaciones, bandazos continuos, claras muestras de impotencia del Gobierno y el oscurantismo y miedo del presidente, que le llevan a esconderse de la opinión pública y del parlamento, están generando un enorme angustia vital en los españoles.
No nos vamos de vacaciones; no compramos productos de primera necesidad; nos privamos de salir con los amigos y vivimos con la espada sobre el cuello. El PP no quiere seguir el ejemplo de Zapatero, que intentaba infundir optimismo al país para que no se resintiese la economía, y su optimismo antropológico devino en una pérdida absoluta de credibilidad, mas cuando no acompañaba la economía; pero el pesimismo del PP, para salvar sus muebles, nos lleva a la ruina y angustia absoluta. Digo yo que habrá un término medio. Los españoles nos lo merecemos.
1 comentario:
La derecha, al igual que en 1934, está haciendo un ajuste de cuentas. La crisis es el instrumento perfecto para el desarrollo de un puro programa neoliberal. El PP sigue la línea de los radicales norteamericanos republicanos del "Tea Party". ¡Qué no nos pase nada!
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