Ahora que se acaban de cumplir 100 días de gobierno del PP al frente de España. Si ha habido una seña de identidad que caracterice su acción política en este tiempo ha sido la mentira. Llegó al poder tras persuadir a los españoles de que este país necesitaba un cambio que pasaba por hacer todo lo contrario de lo que estaba haciendo el gobierno socialista; y prometieron no subir impuestos, no reducir el poder adquisitivo de las pensiones, crear empleo… Ellos disponían del bálsamo de Fieragrás que necesitaba nuestro país. Después de 100 días de gobierno hemos comprobado que no solo no han hecho lo que prometieron, sino todo lo contrario. Un gran fiasco para el pueblo español.
Ya se sabe que “quien siembra vientos, recoge tempestades”. Esto ha ocurrido al gobierno del PP con la reforma laboral y los presupuestos del 2012. Quien dio pruebas evidentes de mala fe, buscando únicamente su interés desde 2008 hasta 2011 al margen de los intereses de España, es muy difícil que cuente con el reconocimiento y comprensión de una gran parte de los españoles que contemplan atónitos como lo que antes no valía y era un horror para la economía española, ahora es la única solución válida. Este último mes se ha puesto de manifiesto el malestar de los españoles con esas políticas. Las grandes concentraciones en la calle o el resultado de las elecciones andaluzas, donde en menos de tres meses el PP ha perdido más de 400.000 votos, así lo demuestran.
El PP pierde credibilidad a un ritmo de vértigo. Sus políticas no solo son contradictorias con lo que dijeron en su momento, sino que carecen de perspectiva. Las fuertes medidas de ajuste del gasto público que recogen los presupuestos de 2012 llegan tarde y de manera contradictoria. El gobierno popular ha pospuesto la aprobación de los PGE a la celebración de las elecciones andaluzas, anteponiendo los intereses de PP a los de nuestro país. Este hecho le ha supuesto una pérdida de credibilidad en los mercados europeos y entre nuestros socios de la UE. La prima de riesgo está otra vez por las nubes –volvemos a superar a Italia- y la sombra de la intervención ha vuelto a planear por la economía española.
Las medidas fiscales tomadas por el gobierno del PP en ningún caso contribuyen a reactivar la actividad económica y a crear empleo. El ministro de Economía ha reconocido que el número de parados crecerá en 2012 en 600.000 personas. Se ha puesto de manifiesto que no tiene un plan para crear empleo. Están más preocupados por diferenciarse de las actuaciones del PSOE en la etapa anterior que de conducir al país hacía la salida de la crisis. Las medidas de ajuste del presupuesto del 2012 han dado buena prueba de ello. E incluso se dan importantes contradicciones. Tanto Rajoy como Cospedal demonizaron al gobierno socialista ante el rumor de una posible amnistía fiscal. Hoy, con el PP, el rumor se ha hecho realidad. El dinero procedente de la prostitución, el tráfico de drogas o la especulación inmobiliaria puede estar a salvo de cualquier tipo de acción penal y administrativa al módico coste para los defraudadores de un 10 por ciento de su valor. Verlo para creerlo, pero realidad.
En el ámbito de los derechos sociales ha ocurrido lo mismo. El PP, con mayoría absoluta, está en condiciones de sacar pecho y perder el centro sociológico para defender a ultranza sus posiciones conservadoras. Así está ocurriendo con el aborto, la educación, la reforma laboral o la radio televisión pública… El concepto neoliberal en la acción de gobierno está más presente que nunca. La crisis es un buen pretexto para todo lo que signifique volver a la ortodoxia conservadora, a pesar de encontrase en la doctrina neoliberal el origen de la misma.
Rajoy se ha manifestado, como lo que se presumía, un líder gris. No da la cara. Sus intervenciones están llenas de tópicos. Y no es precisamente el perfil que puede contribuir a generar confianza en nuestra economía. Su proyecto político para nuestro país en estos 100 días de gobierno ha estado al dictado de la Unión Europea. Nuestra gran preocupación, en estos momentos, sigue siendo la intervención de las finanzas públicas, por el efecto demoledor que tendría sobre nuestra economía y sobre determinados colectivos sociales como los jóvenes y los parados. El PP siempre tendrá a su lado en la defensa de los intereses de España al PSOE, lo que los socialistas no tuvimos. Pero es también el momento de abandonar la mentira. La mentira no puede ser el principal baluarte de la acción política de los populares. Nuestro país necesita mirar al futuro y las elecciones andaluzas ya se han celebrado.
3 comentarios:
¡Madre! Y solo han pasado tres meses... Miedo me da pensar lo que queda...
Son unos mentirosos profesionales. Y qué decir de los cuñados aquí en Segovia: Escudero y Postigo; y el otro: Dramendrail, ahora bien colocado sin hacer nada. Todos son de la misma casta
Son todos iguales da igual el color. Saben utilizar su situacion para tener beneficios que no tienen porque ser economicos,verdad Sr Gordo?
Es para reflexionar que los politicos sean la tercera causa de preocupacion, deberian estar un poco preocupados.
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