La
luz y el consumo eléctrico se han convertido en una auténtica pesadilla para la
mayoría de las familias españolas. La luz subirá en octubre un 3,1 en octubre.
Pero desde principio de año ha subido cuatro veces con una subida acumulada en
lo que va de año de un 11 por ciento. Una subida desproporcionada que empobrece
aún más a los más pobres. ¡Como para no preocuparse!
Los
esfuerzos y promesas del ministro Soria se desvanecen día a día. Esta nueva
subida, al producirse en el coste de la energía y no suponer un incremento de
los peajes, no servirá para aliviar el déficit de tarifa, que en términos
acumulados supera los 26.000 millones de euros y que este año será de entre
2.500 y 3.000 millones de euros, según anunció del propio ministro.
Estas
subidas tienen su origen en el tipo de subasta que se realiza para fijar el
coste de la energía dentro de la
Tarifa del Último Recurso (TUR), que tiene un peso algo
inferior al 50 por ciento sobre la fijación de la tarifa. Una subasta que contribuye
a que suba la luz y con ello el margen de las empresas eléctricas.
El
Gobierno tiene que eliminar el sistema actual de subasta eléctrica. Se trata de
una "subastas trampa", cuyos resultados no son fiables y benefician
siempre a los mismos.
La
reforma del sector eléctrico que anunció el Gobierno es simplemente una batería
de cesiones a las grandes empresas energéticas. Uno de los elementos
fundamentales de la reforma debería haber sido el sistema de fijación de
precios, que debería sustituirse por otro procedimiento. Los resultados los
estamos viendo. En esta área, como en otros muchos, se está poniendo de manifiesto
la falta de un proyecto claro y eficaz en materia energética.
Las
promesas electorales del PP en esta materia se han quedado en agua de borrajas,
pero quien a final paga son los ciudadanos de buena fe, y quien llena las
alforjas son las empresas eléctricas con las que claramente se encuentra
alineado el Gobierno del PP.
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