El Congreso Extraordinario del PSOE representa un paso importante para
abordar un periodo de una importante complejidad para el PSOE, pero sobre todo
para España. Hoy más que nunca España necesita estabilidad política, y ello
requiere un equilibrio social y representativo en las instituciones entre
derecha e izquierda. Hoy la izquierda está muy segmentada, pero la derecha es
monolítica. Existe una izquierda con los pies en la tierra, la que representa
el PSOE, y otra utópica y antisistema; mientras que toda la derecha del PP
integra desde la extrema derecha hasta gran parte del centro sociológico. De
ahí la importancia de este congreso para el PSOE, al objeto de recuperar el
liderazgo sociológico y la esperanza de la izquierda.
EL PSOE necesita regenerarse internamente, como paso previo para
recuperar la confianza social. La regeneración requiere no solo el trabajo en
equipo, sino una nueva cultura de gestión que permita situar al ciudadano en el
centro de gravedad de su acción política y supere la cultura de enfrentamiento
y apoderamiento de sus líderes, para lo cual es necesario que los nuevos
integrantes de la Comisión Ejecutiva Federal –CEF- cuenten con un alto
desarrollo personal y político, y sean referentes sociales con alta
credibilidad, aparte de una fuerte adhesión al trabajo. Condición que es
necesaria pero no suficiente.
El PSOE tiene que tener penetración social. Ha de estar presente con
personalidad y poder decisorio en los graves y urgentes problemas que afectan a
la sociedad española. Hoy, gracias a la Conferencia Política celebrada el
pasado mes de noviembre, los socialistas disponemos de una línea programática
muy sólida para abordar los grandes retos de nuestro país. Sin embargo, no ha
tenido impacto social. La falta de credibilidad y confianza del partido han
contribuido a ello. Pero estos elementos son básicos para la acción política y
este el gran reto de este Congreso extraordinario.
Desde que los ciudadanos se echaron en brazos del PP para huir del “satánico” PSOE, tal y como nos
recordaba día a día el PP, y lo hicieron de forma rotunda y desproporcionada,
ofreciéndole una amplia mayoría absoluta, el PSOE ha ido tomando decisiones
importantes, pero sin encuadrarlas en una clara estrategia. Se ha movido por
espasmos tácticos de acción-reacción.
Este Congreso debe marcar una estrategia clara, contundente y firme de
su acción política. Para ello es necesario recuperar una estrategia de
comunicación y acercamiento a los medios de la que a todas luces ha carecido, a
la vez que destapar la estrategia de segmentación de la izquierda del PP a
través de sus grupos mediáticos, si es que hay alguno que no esté a su
servicio, incluida la radio y televisión pública.
España necesita un Partido Socialista fuerte y estable. Problemas como
el de Cataluña o la salida de la crisis
requieren la contribución decisiva del PSOE. A ello ha de contribuir el PSOE
con su buen hacer, sin duda; y en este congreso se han de sentar las bases. Pero
también el poder económico, bien representado por el PP, tiene que ser
consciente de que el futuro de España y los españoles es incompatible con la
desestabilización social.