Pedro Sánchez, el nuevo líder del PSOE, encarna un
conjunto de valores que son los que necesita en estos momentos nuestro país y
la organización política a la que pertenece. Pedro es sensato, trabajador,
equilibrado emocionalmente, respetuoso, valiente, cosmopolita y cuenta a su vez con una
excelente formación económica y humanística. En definitiva, se trata de un
líder capacitado para afrontar el futuro de nuestro país en un momento de gran
turbulencia política y dificultad económica, que representa, además, a la nueva
generación de españoles.
Pedro Sánchez era un auténtico desconocido hace
apenas cuatro meses. Es diputado en esta legislatura y lo había sido en la
anterior, sin embargo su papel había sido muy discreto, y no por ello menos
brillante. Cuenta con un amplio bagaje político. Ha sido concejal del
Ayuntamiento de Madrid, ha trabajado como asesor en la UE y ha llevado a cabo
labores de coordinación en la última conferencia política. Además, en los
últimos años ha impartido clases de Estructura Económica en una universidad
madrileña. Sin duda, su tarjeta de presentación es excelente, a lo que se une
su puesta en escena amable y educada.
La campaña de Pedro Sánchez para la Secretaría General
del PSOE ha sido ejemplar. Fuimos muchos los que le animamos a ello allá por el
mes de noviembre, cuando se celebró la Conferencia Política. Él siempre
reaccionó con cautela. Tras celebrar su primer encuentro con militantes en Don
Benito, promovió su primera reunión formal para preparar su candidatura en el
mes de marzo de este año en un restaurante Orixe, de la Cava Baja de Madrid. Allí 11
personas allegadas le plasmamos cuál era nuestra visión del proceso y le
aportamos ideas. Pedro en todo momento fue receptivo y fue apuntando en su
cuaderno las aportaciones que se le realizaba.
Sánchez ha llegado a la Secretaria General del PSOE
gracias a su capacidad de trabajo y sobre todo a su equilibrio emocional. Él se
ha recorrido gran parte de las grandes ciudades y pueblos de España. Ha tenido
contacto directo con los militantes y esto ha tenido su recompensa. Ha obtenido
casi el 50 por ciento de los votos de los militantes socialistas con un margen
de 16.000 votos sobre el segundo más votado. Pero, sobre todo, ha sido
prudente. Él sabía que si la presidenta andaluza concurría lo tenía muy
difícil. Fue consciente de ello y supo esperar, sin manifestar en ningún
momento desesperación alguna. Ése es otro de los grandes componentes de su
éxito.
Pedro tiene, en el momento actual, una gran
responsabilidad. Es mucho lo que se espera de él; no solo en el partido, sino
también en España. Nuestro país necesita un cambio de rumbo y una nueva forma
de hacer política desde la izquierda. No puede fallar. Pero para eso es
necesario que el nuevo secretario general conciba un equipo de trabajo en la Dirección
del partido que aporte ideas y valor añadido. Este momento es de los
arribistas. De aquellos que se mueven como pez en el agua para hacerse sentir
imprescindibles y hacer la pelota. Por ello es más imprescindible que nunca
tirar de curriculum y verificar “hechos y acciones” concretas de los candidatos
para confeccionar la nueva ejecutiva. El equilibrio territorial es necesario
pero no puede ser el criterio más relevante para la selección de los nuevos
directivos.
Los valores que representa Pedro Sánchez se han de
trasladar también al partido, a nuestro partido. El esfuerzo, el principio de
mérito y capacidad para desempeñar responsabilidades, el respeto a los
compañeros dentro de la organización, y sobre todo en las manifestaciones
externas, así como el respeto y cariño por las siglas de un partido de 139 años
de historia que ha contribuido de manera decisiva a la cohesión social y al
bienestar de los españoles más desfavorecidos. Un partido del que nos podemos
sentir orgullosos y llevar la cabeza muy alta los que formamos parte de él.
Este es otro de los grandes retos de Pedro. Estoy seguro de que lo conseguirá.
Y para ello contará con el apoyo de la gran mayoría de los militantes
socialistas.
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