¡Vaya revuelo que se ha montado con la llamada telefónica de PedroSánchez al programa vespertino ‘Sálvame’! No ha dejado indiferente a nadie. El
PP ha reaccionado furibundamente. Sus diputados y dirigentes han hecho
comentarios despectivos de Sánchez, incluso los que en alguna ocasión han
coqueteado con la telebasura. Lo mismo ha ocurrido con la prensa adicta a las
ayudas y favores gubernamentales. Pero también entre algunos socialistas no ha
caído bien la llamada.
La llamada del secretario general del PSOE fue una de autodefensa. El
conductor del programa en cuestión estaba con una de las muchas “pajas
mentales” a las que acostumbra con sus compañeros y compañeras de cuadrilla. En
este caso dando vueltas al 'Toro de la Vega’ de Tordesillas y masacrando a su
alcalde. Con la falta de consistencia y superficialidad que caracteriza al
programa, el presentador en cuestión no debía tener muy claras la posición de
Pedro Sánchez sobre el tema objeto de debate. Y, además, se permitió el lujo de
exhortar a no votar al PSOE. Pedro hizo lo que tenía que hacer: comunicar al
millón ochocientos mil espectadores cuál era su posición sobre el tema con una
llamada telefónica al presentador.
Pero el tema no terminó aquí. Por la noche estuvo en el ‘Hormiguero’
de Antena 3. Y se salió. Tres millones
de españoles descubrieron una persona sencilla, de nuestro tiempo, que dista
mucho del envaramiento de otros líderes políticos como Aznar, Rajoy o Felipe
González. En una tarde, muchos españoles habían descubierto que el PSOE ha
elegido para dirigirlo un tipo normal, un ciudadano más que tiene un modelo de
comunicación muy diferente y ha dejado en un abrir y cerrar de ojos obsoletos
al resto de los dirigentes políticos. De ahí la preocupación de muchos. Prueba
de ello, es que su aparición en este programa fue el gran tema de conversación
al día siguientes bares y oficinas. Me cuenta una persona muy cercana a mí, que
hasta los más “fachas” de su empresa le atribuían un gran don de gentes e
inteligencia, no sin poca preocupación, a la vez que le ponían, en contra de sus
deseos, en La Moncloa en la próxima legislatura.
Para terminar de rematarlo, al día siguiente, La 2 de TVE incluyó un tuit en su tuitter con ánimo aparente de mofa de Pedro Sánchez en relación con
su programación de tarde, pero que el propio Pedro contestó y con gran
habilidad le dio la vuelta. El resultado es que llegó a tener cerca de 3.000 retuits. Y su popularidad y aceptación
creció.
Sánchez está definiendo un nuevo estilo de comunicación y forma de
hacer política. Se acerca a los problemas, trata de tú a tú a las personas con
independencia de su ideología política, cumple su palabra y se mueve con
principios y actitudes propias de una persona con sensibilidad social y
realista. Prueba de ello es el formato de #AsambleasAbiertas que ha puesto en
marcha este último fin de semana en Zaragoza. Y, además, tiene credibilidad. No
me extraña que la derecha, incluida la mediática, le comience a tener miedo. Me
temo que han terminado los días de gracia. No lleva ni cien días pero a tenor
de lo visto esta semana podemos esperar cualquier cosa a partir de ahora. Su
demonización es inminente.
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