domingo, 14 de febrero de 2016

PP o PSOE



En el próximo proceso de investidura del presidente del Gobierno, Podemos tendrá que decidir entre apoyar directa o indirectamente al PSOE, con lo cual Pedro Sánchez alcanzaría la Presidencia del Gobierno; o bien demorar el proceso hasta la convocatoria de nuevas elecciones, a la vez que abrir nuevas expectativas de gobierno al PP.

La llave de la gobernabilidad la tiene, en estos momentos, Podemos. El PP no tiene ninguna opción de gobierno. No suma más apoyos que los suyos. Su forma de gobierno, sus políticas y su actitud de desprecio hacia el resto de las formaciones políticas lo hacen ahora merecedor de un aislamiento absoluto. A ello se une la corrupción congénita que arrastra el Partido Popular desde su refundación. Una situación que estos días se pone de manifiesto con mucha intensidad, y que le invalida socialmente para gobernar y presidir el futuro Gobierno de España en un futuro inmediato.

En este momento previo, el PSOE suscita el apoyo de gran parte de las fuerzas políticas a su programa de gobierno. Y lo que es más importante, ocupa la centralidad del mapa político, lo que le hace que sea la única fuerza política que es capaz de suscitar un acuerdo entre izquierda y derecha para lograr un proceso de investidura, y gobernar con pactos puntuales a izquierda y derecha.  C’s, IU y PNV están dispuestos a favorecer esa investidura. Para garantizar la mayoría simple en una segunda votación es necesario el apoyo de Podemos. La única fuerza que se define de izquierdas que no ha dado hasta el momento su apoyo expreso. 

La gobernabilidad requiere el concurso de tres de los grandes partidos. Descartado el PP, sólo es posible con la conjunción de intereses de PSOE, Podemos y C’s entorno a un programa de consenso entre ellos. No hay otra salida por más que se empeñe la que se denomina “nueva izquierda”. La única vía  alternativa sería un amplio acuerdo con los independentistas, pero en esa opción somos una inmensa mayoría de socialistas de verdad quienes no nos identificamos, y, como comentó Pedro Sánchez, el acuerdo no puede ser a cualquier precio. 

Podemos, hasta el momento, está más en la política mediática que en la política como herramienta de servicio público. Le preocupa más tomar la iniciativa mediática que el despliegue de un conjunto de acciones para dar respuesta a los grandes problemas de este país. Todos sus hitos desde el día 20D han sido de estruendo, para llamar la atención y poco más: el anuncio del derecho a decidir de Cataluña el 20D; el espectáculo “circense” en la constitución de la Cortes; la petición de la Vicepresidencia y los ministerios de poder institucional, que no social, en el encuentro con el jefe del Estado. Y ahora esperamos el próximo, que será la presentación de la contrapropuesta de programa de gobierno anunciada para esta próxima semana.  ¡Ojalá me equivoque!

Podemos no es consciente de la responsabilidad asumida y de la representación que ejerce de una amplia base social que votó de buena fe para motivar un cambio y regenerar la vida política española, al igual que hicieron con C’s. En un momento como éste, en que los nubarrones de la crisis aparecen de nuevos, y en el que amplias capas de la población lo están pasando mal, Podemos tiene que abandonar la vieja política y pensar más en los españoles que en ellos mismos. Un problema enorme cuando todo indica que la causa es su inmadurez política. Esa actitud nos conduce, sin duda, a nuevas elecciones. Ellos tienen la última palabra.    


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