Cuando apenas han transcurrido 50 días de la
investidura del presidente del Gobierno, la puesta en escena de algunos
ministros e incluso del propio Rajoy nos puede llevar a pensar que estamos en
capilla de un nuevo proceso electoral. La ministra de Empleo ha propuesto en la
Comisión de Empleo del Congreso un pacto para que la jornada laboral acabe a
las seis de la tarde. Un auténtico brindis
al sol, porque, a poco que se conozca la realidad económica y laboral de
nuestro país, se trata de un imposible, como muy bien es consciente la Sra.
Báñez.
No sé ustedes, pero yo que he tenido la suerte de
poder trabajar desde muy jovencito, en muchos de los trabajos desempeñados
sabía cuándo entraba pero no cuando salía. Mucho más si el trabajo era
precario. Esto le ocurre a una amplia mayoría de los españoles. Incluso con
convenio. Casi el 80 por ciento de los españoles prolongan sus horarios fuera
de la jornada laboral. Por tanto, permítanme que sea un tanto escéptico ante la
inconsistencia de la propuesta.
El Gobierno, y en especial los ministros del ámbito
económico, están empeñados en hacernos ver día a día con sus manifestaciones la
posición idílica en la que se encuentra España.
Nos dicen que hemos superado la crisis económica y que se está creando
empleo de calidad. La propuesta de la limitación horaria de la jornada de
trabajo se dirige a asentar esta idea en el subconsciente de los españoles.
Marketing político en estado puro.
La realidad es muy diferente. España tiene en el
momento actual 4,3 millones de ciudadanos sin trabajo y una tasa de paro del 19
por ciento. La estructura económica del país se sustenta en una base productiva
muy intensiva, en mano de obra que compite a base de salarios bajos y amplias
jornadas de trabajo. Cambiar el modelo productivo es necesario y urgente, pero
requiere tiempo. No nos podemos hacer trampas en el solitario. Y menos la
ministra responsable de Empleo, salvo que nos quiera engañar.
Para avanzar hacia la propuesta de la ministra es
necesario, en primer lugar, adaptar nuestro huso horario para provechar más el
tiempo solar. Y flexibilizar la jornada laboral limitando el tiempo máximo de
trabajo diario y horario obligado de presencia en el puesto de trabajo de forma
diaria respetando las horas anuales. En muchas empresas, en especial las más
grandes, esto es posible, pero se requiere un nuevo enfoque de la negociación
de la jornada en los convenios de empresa y sector.
Pero, en lugar de un brindis al sol, lo que realmente
necesitamos es que los trabajadores tengan un trabajo digno, con un salario
decente y no absolutamente precario. Este es el objetivo prioritario, y no
lanzar fuegos de artificio que sólo sirven para confundir y distorsionar la
realidad. En España lo prioritario sigue siendo crear empleo, y de
calidad.
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