Polonia y España
son dos países periféricos de la Unión Europea, uno en la parte oriental de
Europa y otro en la meridional. Este factor geográfico les otorga rasgos
diferenciales comunes en sus relaciones e intereses políticos con los otros 26
miembros de la Unión. La periferia siempre imprime un carácter especial, tanto
en las transacciones comerciales como en la política de vecindad con los países
periféricos, de ahí que compartan intereses comunes y vengan celebrando, desde
hace tiempo, cumbres bilaterales parlamentarias y de Gobierno.
Esta última
semana se ha celebrado en Cracovia el ‘El V Foro Parlamentario Hispano-Polaco’,
en el cual he tenido el honor de participar. A final de este mes se celebrará
la ‘Cumbre de Gobierno’ entre ambos países. Polonia es un país desconocido para
la mayor parte de los españoles. Tiene una población de 38,5 millones de
habitantes y una renta per cápita de 13.000 dólares, lejos de los 30.000 de los
españoles. Su tasa de paro no llega al 6 por ciento. Y ha sido el único país de
la Unión Europea que no ha sufrido recesión durante la crisis. Es obligado
señalar el gran interés de las empresas españolas por el mercado polaco. En la
actualidad, hay 700 empresas españolas presentes en Polonia, muchas de ellas,
en sectores importantes como las infraestructuras, la energía y la banca.
Polonia tiene un gran potencial de crecimiento, en especial en
infraestructuras. Casi la mitad del
desarrollo y ampliación de las infraestructuras están siendo desarrolladas por
empresas españolas. De ahí nuestra necesidad de cooperar estrechamente y
prestarse apoyo mutuo en las diferentes áreas de interés.
Polonia es una
república parlamentaria con un presidente elegido por sufragio universal cada
cinco años y un parlamento compuesto de cámara baja (460 diputados) y de Senado
(100 senadores). En las pasadas elecciones del 25 de octubre de 2015, ganó por
mayoría absoluta el partido ‘Ley y Justicia’, situado en la derecha
nacionalista. Los otros cinco partidos que conforman el arco parlamentario son
de derechas y liberales. La izquierda no existe. Esta victoria ha sido la más
rotunda de la historia de la III República; nunca se había podido formar
gobierno en solitario. El nuevo Gobierno defiende un programa de
"patriotismo económico" que se traduce en proteger a las empresas
locales frente a los privilegios con las que ellos consideran hubiesen contado
las empresas extranjeras bajo los gobiernos anteriores. Son euroescépticos y
determinadas reformas como la del Tribunal Constitucional, los medios de
comunicación, los servicios secretos... les aleja de los principios y valores
que sustentan la Unión. Ante este escenario las relaciones bilaterales con los
estados aliados requieren un tacto especial, al que España no es ajena.
La Política de
Vecindad de la UE con sus países vecinos constituye uno de los núcleos
comunes de interés de Polonia con
España. Ambos son países periféricos. Marcan frontera exterior de Europa y se
ven sometidas a diferentes presiones migratorias, comerciales y militares. No
se puede descargar sobre los países que marcan la línea exterior de Europa la
responsabilidad exclusiva mantenimiento de las políticas europeas que inciden
en el entorno. Ese es un objetivo común para España y Polonia. De ahí la
necesidad de revisar a futuro la política europea de vecindad y dotarla de
medios suficientes para alcanzar su objetivos en un marco de cooperación
supranacional. A Polonia le preocupa enormemente la invasión rusa y adhesión de
la península de Crimea en Ucrania, y la inestabilidad de la frontera este de su
país vecino, para lo cual reclaman una mayor presencia de la OTAN en la zona y
una mayor cooperación en el marco europeo y con EEUU; Marruecos marca la
frontera sur de Europa. Es el punto de entrada del continente africano a
Europa. España tiene la responsabilidad directa de esta frontera. Los 15.400
millones de euros de la Política de Vecindad para el periodo 2014-2020 son
insuficientes para dar respuesta a los retos actuales. Ambos países han de
remar en la misma dirección.
España y Polonia
tienen prácticamente equilibrada la balanza comercial. El turismo ha ido en
creciente aumento. España es el segundo país preferido por los turistas
polacos. Pero nuestras áreas de interés se centran especialmente en el impulso
y participación de las empresas españolas en el desarrollo de las incipientes
infraestructuras terrestres. El impulso y financiación europea de las redes
transeuropeas de las que se benefician ambos países, la educación y la
proyección y enseñanza del español, junto con los problemas de transporte de
mercancías por carretera estarán en la próxima agenda política de la cumbre
entre los gobiernos de ambos países. El V Foro parlamentario encontró puntos de
acuerdo sobre estas cuestiones. La Alianza Hispano-Polaca es necesaria para la
defensa de sus intereses que tienen como factor común su posición periférica en
el marco territorial de la UE.
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