Todo indica que
al cierre de 2017 el PIB alcanzará un máximo histórico en nuestra economía.
Superará por primera vez el PIB de 2008, cuando gobernaba Zapatero. Sin duda, es
una excelente noticia para todo español de bien que desee el bienestar y
progreso de todos los españoles, sean de Cataluña o Andalucía. Sin embargo, el
nivel de empleo es muy inferior: hoy hay dos millones de empleados menos que al
inicio de la crisis. Si en aquel momento el peso de los salarios en el PIB
estaba en torno al 50 por ciento, ahora está por debajo del 46. Han bajado los
salarios y han subido los beneficios empresariales, tal y como reconocen
organismos como el FMI, la OCDE o la Comisión Europea. Es necesario un nuevo
modelo salarial en España, un Pacto deRentas que permita la recuperación salarial, la dignificación de los sueldos y
acabar con la precariedad laboral.
El modelo
salarial está impidiendo que el progreso económico y social se extienda a la
mayoría de los ciudadanos. Sus efectos son perversos tanto a nivel social como
económico, ya que impide normalizar el consumo en los hogares. La brecha
salarial se manifiesta con especial fortaleza en jóvenes y mayores de 45 años,
así como en una discriminación salarial de las mujeres con respecto a los hombres.
La reforma laboral del PP ha debilitado la negociación colectiva y con ello la
retribución salarial; y ha precarizado el empleo. Los salarios de los jóvenes
han caído más de cinco puntos en términos reales y se ha dualizado el empleo.
Los trabajadores temporales ganan mucho menos que los fijos, y los salarios del
cuarenta por ciento de la población con menos ingresos han disminuido. Ante
esta situación ha aparecido la figura de
los trabajadores pobres, aquellos que aun trabajando se encuentran en
riesgo de pobreza. El modelo de crecimiento económico ha dañado la calidad de
vida de los trabajadores, con pocas expectativas halagüeñas para su futuro y el
de sus hijos.
Como consecuencia
del incremento del PIB en este periodo, y la disminución del número de ocupados,
el incremento de la productividad media por empleado se sitúa en 7.000 euros
por trabajador. La mejora de la productividad ha permitido incrementar las
exportaciones y mejorar el PIB, pero no se ha fundamentado en la mejora técnica
sino en el ajuste de plantillas y en la disminución de salarios. De ese
incremento medio de productividad por trabajador, sólo el 3,14 por ciento ha
ido a parar al salario de los trabajadores. Es necesario y urgente lograr una
recuperación salarial para reactivar el consumo y dar estabilidad al empleo
para que el gasto de las familias en bienes duraderos, cuya adquisición
requiere una amortización en un periodo muy largo, pueda producirse y con ello
impulsar el empleo. Hay margen para ello. En el futuro los incrementos
salariales se pueden situar perfectamente por encima de la inflación y por
debajo de los incremento de la productividad nominal. Es decir, en un promedio
entre el 2,5 y el 3 por ciento anual. El incremento de la productividad en la
actividad económica es imprescindible para que los salarios puedan crecer en el
futuro, pero el estancamiento de los salarios es un lastre para la generación
de bienestar en nuestro país.
El Pacto deRentas pasa también por incrementar gradualmente el Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) hasta alcanzar los 1.000 euros en 2020, de acuerdo con
las recomendaciones de la Carta Social Europea. Es necesario, a su vez, hacer
frente a otros desajustes, como la brecha salarial entre hombres y mujeres, que
hace que estas últimas cobren un 23 por ciento menos que los hombres de media;
eliminar las condiciones que discriminan a los jóvenes, revisando para ello el
contrato de relevo y el contrato en prácticas, así la regulación de la
prácticas laborales; acabar con la situación de esos trabajadores, que en la
práctica se imponen vínculos propios de un asalariado, pero prestan sus
servicios como autónomos; recuperar los catorce puntos de poder adquisitivo que
han perdido los empleados públicos desde que comenzó la crisis.
El Pacto deRentas es la mejor herramienta de cohesión social y de crecimiento sostenible
de la economía española a futuro. El incremento de la productividad y la mejora
de los salarios constituyen la mejor apuesta para mejorar el bienestar de los
españoles. La reforma laboral en la coyuntura actual constituye una rémora
importante para alcanzar ese objetivo. Es el momento de apostar por el futuro.