“Compartir te
lleva más lejos” ha sido el último lema elegido por la Semana Europea de laMovilidad, celebrada esta última semana en la ciudad de Segovia y en múltiples
núcleos de población del viejo continente. Un evento que tiene por objeto
promover la movilidad sostenible a través de diferentes actividades de
sensibilización. La congestión de las ciudades y sus principales arterias de
acceso al tráfico rodado junto a la contaminación ambiental suelen constituir
dos de los principales problemas en los que se pone el punto de mira, y se
fomenta el uso de medios alternativos al automóvil. El problema se circunscribe
al medio urbano y sus zonas colindantes. Sin embargo, es el medio rural, y en
especial las personas que residen en los núcleos y zonas menos pobladas, el que
tiene un auténtico problema de movilidad para acceder a servicios básicos, como
la prestación de servicios sanitarios o educativos, o simplemente para hacer la
compra.
El crecimiento
demográfico asociado al nuevo modelo productivo y su distribución en el entorno
de las grandes ciudades hacen de la movilidad un derecho social irrenunciable
que hoy por hoy sólo puede garantizar de forma individual y equitativa mediante
el transporte público. La movilidad en el medio urbano y su zona periurbana
está garantizada, no así en la movilidad rural. Más de la mitad de la población
española vive hoy en el medio rural. Núcleos rurales dispersos en los que la
conectividad y acceso entre ellos, y con la cabeza comarcal o ciudad de
referencia, es muy complicada y costosa, a lo que se unen los problemas
asociados al alto envejecimiento de su población. Sólo el desplazamiento
periódico de los hijos -que por lo general viven fuera del núcleo rural de sus
padres- garantiza su movilidad y acceso a servicios básicos en otras
localidades; o bien la solidaridad de los vecinos más jóvenes. Pero esta
circunstancia no siempre se produce, y la contratación de otros medios privados
alternativos, cuando existen, no están al alcance de todos.
La movilidad rural
es un problema difícil de abordar. Los viejos servicios regulares de transporte
en autobús no dan respuesta a las necesidades de movilidad. Basta analizar el
mapa del transporte regular en autobús en la provincia de Segovia y sus
frecuencias para constatar que tiene un carácter testimonial y no da respuesta
real a las necesidades de conectividad. En gran parte de las rutas el autobús
va vacío y las frecuencias son escasas, o reducidas a la mínima expresión. Gran
parte de los desplazamientos a la ciudad se producen a primera hora de la
mañana y regresan en el mejor de los casos a mitad de tarde, y esto de lunes a
viernes. El fin de semana no hay servicio. El servicio a la demanda que la
Junta implantó en algunas rutas devino en un fracaso. El gasto en el transporte
regular es ineficiente a todas luces, y la población del medio rural contribuye
con sus impuestos a financiar en condiciones de igualdad los 300 millones de
euros con los que el Estado subvenciona el transporte en autobús en toda
España. Una situación de inequidad a todas luces para la población que vive y
mantiene los pequeños municipios y su entorno, contribuyendo así a la
sostenibilidad medioambiental y patrimonial.
Coincidiendo con
la Semana de la Movilidad, se ha celebrado en la Universidad Meléndez Pelayo en
Santander un seminario sobre Movilidad Sostenible, en el que he tenido la
oportunidad de ser ponente en una de las mesas, como vocal que soy de la
Comisión de Fomento en el Congreso de los Diputados. Tuve la oportunidad de
centrar el debate en el problema y soluciones a la movilidad rural. No se puede
seguir así. Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (TIC)
ofrecen una enorme potencialidad para organizar un servicio a la demanda que
puede y debe combinar distintos tipos de transporte individual y colectivo. Los
consorcios de transporte y la implicación activa de las tres administraciones
pueden y deben dar respuesta al problema de movilidad en el medio rural. El
gasto actual por viajero es ineficiente. Un nuevo modelo organizativo que
permita compartir recursos, buscar una dirección del transporte proactiva
orientada a dar respuesta a las necesidades individuales de movilidad agrupadas
por cluster y una financiación más
equitativa, que atienda las necesidades de núcleos inferiores a los 50.000
habitantes, es absolutamente necesario para avanzar en la solución al problema.
El medio rural
existe. El derecho a la movilidad de sus habitantes es un derecho social que
también les asiste. La Semana Europea de la Movilidad debiera contemplar en
próximas ediciones el mayor problema de movilidad que tenemos en nuestro país,
con independencia del apoyo a otras medidas de apoyo a la movilidad sostenible
en el ámbito urbano. Las Comunidades Autónomas son las que tienen competencias
en la materia, pero deben dejar de hacer el “don Tancredo” y tomar las riendas.
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