viernes, 15 de enero de 2010

Un tal Munilla

Con buen pie, como era de esperar, ha entrado el obispo de San Sebastián, un tal ‘Munilla’, que acaba de ser designado por el presidente de la Conferencia Episcopal, el ultraconservador, Rouco Varela, prelado de la diócesis de San Sebastián. Viene de Palencia, donde también era obispo, y donde dejó su impronta conservadora y trápala, como buen representante de esta institución que es la Iglesia católica, y que cada día está más alejada del mundo y de sus necesidades.

Para muestra un botón. El tal Munilla se ha atrevido a decir que “nuestra pobreza espiritual” es un “mal mayor” que la tragedia de Haití. Y esto el mismo día que un pueblo, como el haitiano, sufre el terror de una catástrofe que ha sembrado de cadáveres una amplia zona del territorio de Haití –unos 50.000 se calculan- y gran parte de su territorio ha quedado reducido a un gran erial lleno de escombros y muertos.

Sin duda, no es el mejor representante de la Iglesia, al menos eso esperamos. Sus manifestaciones están en la antítesis de lo que en apariencia pretendía ser el espíritu del cristianismo. Sin mucho miedo a equivocarnos podemos decir que ha desvariado, como debe ser habitual en él. Prueba de ello es que el 77 por ciento de los sacerdotes guipuzcoanos han mostrado su disconformidad con respecto a su nombramiento.

Munilla representa mejor que nadie la Iglesia de hoy. Esa Iglesia que tiene la impronta del Papa Woitilla y su sucesor, el teólogo alemán Reitsenger. Ambos están llevando a la Iglesia a un callejón sin salida, alejada de los problemas del mundo diario, con un fuerte envejecimiento se su clericatura y con cada vez menor adhesión de sus fieles y, en especial, de los más jóvenes. La Iglesia del siglo XXI o se transforma o muere. Tipos, como este tal Munilla no sólo carecen de sensibilidad, como ha puesto de manifiesto con sus declaraciones, sino que aportan poca inteligencia, mucha visceralidad y contribuyen día a día a desprestigiar a la Iglesia católica.

Su impotencia se pone de manifiesto cuando hablan de anticlericalismo e intentan imponer un determinado orden moral y de conducta, más propio de las épocas tribales. Pero además amenazan con la excomunión y otras cosas superfluas, como si eso fuese importante. Están en otra onda, que no es la del siglo XXI. Muchos años de vida para Munilla. Siempre contará con seguidores en el PP. Total, la diferencia es mínima, si no son a veces la misma cosa.




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