domingo, 27 de noviembre de 2011

Compromiso sin ambigüedad, con coherencia

Las pasadas elecciones generales han puesto de manifiesto dos formas de entender la política: una, la del PSOE, dando la cara y exponiendo de forma concreta, real y sincera el proyecto político y los compromisos para con sus ciudadanos; y otra, la del PP, escondiendo la cabeza y presentando un programa ambiguo, difuso y eludiendo cualquier tipo de compromiso.

El PP ha ganado ampliamente las elecciones, pero aún no conocemos en qué consistirá su programa de acción de gobierno. El mercado de deuda ha reaccionado al alza, ante tanta ambigüedad, y Alemania ha requerido, mediante telegrama dirigido al Sr. Rajoy, que especifique cuanto antes qué va hacer para atajar la crisis. Quienes conocen bien a Rajoy y han formado parte en algún momento de su equipo de trabajo dicen que la toma de decisiones no es precisamente el punto fuerte del futuro presidente del Gobierno de España. Confiemos en que alguien las tome en su nombre.

Lo poco que se ha conocido de lo que quieren hacer los populares ha puesto de manifiesto la incoherencia entre lo que dicen que van hacer, lo que han hecho y lo que todo apunta que han de hacer para cumplir los objetivos de déficit público. A pesar de haber dicho hasta la saciedad que no se doblegarían ante los líderes europeos, lo primero que ha hecho el futuro presidente ha sido irse a ver a Merkel. Ahora parece que ya sí somos socios de la eurozona, y no un país intervenido, como nos recordó Aznar en campaña.

El futuro gobierno conservador ha de recortar el gasto público cuatro veces más de lo que hizo Zapatero para cumplir los objetivos de estabilidad acordados en la eurozona. Será difícil, muy difícil, alcanzar este objetivo si como se ha prometido no se suben los impuestos, no se establece un copago de medicamentos y no se recortan la sanidad, la educación y las pensiones. ¡Vamos!, la cuadratura del círculo. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero todo indica que el PP ha contado una gran milonga a los españoles. Digo yo que, al menos, nos merecemos respeto.

En Segovia, más de lo mismo. En campaña no hemos conseguido saber si todos los proyectos de infraestructuras y equipamiento en marcha, alguno de ellos muy avanzados, los va a llevar a término el PP. No los han recogido en el programa; y yo, por más que se lo he preguntado a la cabeza de lista del Congreso en los diferentes debates, he obtenido siempre el silencio por respuesta. Pero, además, estamos asistiendo estos días a la ceremonia de la transformación y la incoherencia. Lo que era urgente e ineludible para el PP, ahora no lo es: el Palacio de Congresos ya no es imprescindible; el cierre y desdoblamiento de la variante SG-20 puede esperar; el CAT, mejor no hacerlo; sobre la eliminación del peaje de la A-61, preferible no decir nada…

La situación económica es la que es, aunque algunos empiecen a caer en la cuenta de que esto no se soluciona en un abrir y cerrar de ojos, con un gobierno el PP; pero los españoles, y también los segovianos, al menos nos merecemos un respeto: compromiso sin ambigüedades, y coherencia en los planteamientos.



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