domingo, 27 de enero de 2013

Y tú más…


Tras la eclosión del ‘caso Bárcenas’ y sus graves efectos sobre el partido del Gobierno, la reacción no se ha hecho esperar. El mismo diario que reveló sorprendentemente la existencia de cuentas en Suiza del tesorero del PP por valor de 22 millones de euros se ha sacado de la chistera un aparente escándalo en la Fundación del PSOE, cuantificado en 50.000 euros, que ha permitido igualar ante la opinión pública a los dos grandes partidos. Era de esperar. El amigo Pedro J. sacó a la luz pública las cuentas de Suiza para reafirmar su liderazgo y poder en la prensa escrita española, pero no podía dejar de compensar a los que tras largos años han sido sus socios políticos naturales: el PP. Y no lo ha hecho. Ahora la mayor parte de la población española piensa que son todos iguales y está confundida. Por tanto, objetivo cumplido por el diario conservador El Mundo, pero también por el PP.  

Todo indica –como ya valoré en otra entrada en este blog- que la trama Gürtel formaba parte del entramado financiero del PP. Es difícil entender que el tesorero del PP nombrado por Rajoy en 2008, pero desde mucho antes gerente de este partido, haya podido acumular hasta 22 millones de euros conocidos, con una dedicación exclusiva al partido, salvo que esta organización le haya servido de medio instrumental, como todo indica, para atesorar tan ingente fortuna y otras operaciones cuyo alcance son desconocidas. Bárcenas parece tener la llave de las puertas del infierno. El temor a que se abran sus puertas ha llevado al presidente del PP a desplegar una estrategia mediática y cerrar filas entre los suyos, pues, de lo contrario, las consecuencias pueden ser nefastas, ya no solo para el PP, sino también para los círculos más cercanos al poder e incluso para la confianza desplegada por el actual Gobierno.

El denominado ‘caso Mulas’ de la Fundación Ideas, o como se ha nombrado después, ‘caso Amy Martin’, no deja de ser un gran esperpento político. Un sobresueldo, posiblemente pactado con el gerente de la Fundación mediante la publicación de artículos, perfectamente legal, como lo hubiese sido el pacto de un salario superior que hubiese englobado el valor de 50.000 euros otorgado a los artículos. Nada ilegal, que le ha permitido a El Mundo generar un problema donde no existía y a la dirección de la Fundación Ideas reaccionar pensando más en minimizar el problema creado por el diario ante la población y diferenciarse del PP. Sin embargo, insisto, el problema de legalidad no existe. Otra cuestión es que el personal afecto a la Fundación Ideas viera esta práctica poco ortodoxa y discriminatoria para los propios trabajadores. O, si me permiten, absurda, en mi opinión. Lo que le ha permitido a Pedro J. montar todo este montaje con la contribución  de algún trabajador o ex trabajador de la fundación y el modus operando de la propia entidad.

Está visto que vivimos en un alarmante estado catatónico. Basta poner ante la opinión pública cualquier rumor o alguna noticia negativa de la denominada ‘clase política’ para que la población los abrace con saña e ira, sin llegar a poner en juego un solo elemento reflexivo. Da lo mismo ser de derechas que de izquierdas. Son muchos y muchas los que van con orejeras. Hoy, todo lo que es negativo vende. Sin entrar en razones. Y, a río revuelto, ganancia de pescadores. Esto es lo que está ocurriendo con el ‘caso Bárcenas’.

Durante estos días estamos viendo cómo el PP ha puesto el ventilador. Tras celebrar una reunión de su comité nacional y anunciar que revisará las cuentas, una vez más, por parte de su tesorera –que, por cierto, no se caracteriza por su diligencia y profesionalidad, como pueden dar fe quienes han trabajado con ella-, el poder mediático se ha lanzado mediante editoriales y artículos que manifiestan la bondad de la medida. Para soslayar la liturgia parlamentaria, el ‘ministro bufón’ acudió a la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas. Una comparecencia lamentable que no aportó nada, y que ha permitido, una vez más, amplificar en los medios de comunicación afines, tanto públicos como privados, el mensaje oficial del PP sobre el caso. Lo mismo ha ocurrido con el mensaje de Rajoy en Sudamérica: “no se volverá hablar del caso hasta que no se pronuncie la Justicia”. Anuncio de navegantes para los medios afines y militantes populares.

Mientras tanto, la prensa hablará del caso ‘Amy Martin’, en el que la señorita Zoe aprovechará para hablar y promocionar su libro; y en el que el PP habrá encontrado, gracias a su grandes voceros mediáticos, el antídoto para el mayor caso de corrupción política conocido; y donde una gran parte de la población española, incluida la izquierda, estará encantada de seguir siendo manipulada por los intereses y mentiras de la derecha. Así de crudo.           

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo. La falaacia del "todos son iguales" no se sostiene